Categoría: Asociación de Belenistas La Adoración de Arcos de la Frontera

¡Hay que ver cómo pasa el tiempo!, por Rafael Castro

20 Dic 98
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¡Hay que ver cómo pasa el tiempo!, por Rafael Castro

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 2 (1998) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

Es muy frecuente oír, sobre todo en personas de una cierta edad, la frase «¡hay que ver cómo pasa el tiempo!», y efectivamente el tiempo ha pasado, estamos de nuevo en Navidad y parece que fue ayer cuando esta revista vio la luz por primera vez el pasado año. Es época de ajetreo para los «tontos de Nacimiento». Me explico:

Hace algún tiempo, comentando con un conocido mi afición belenista, éste exclamó: «¡ah!, entonces tú también eres tonto de Nacimiento, ¿no?». Asentí sonriendo el chiste y de alguna manera ha quedado en mi mente el doble sentido de la frase.

Nunca mejor dicho aquello de : «mal de muchos consuelo de tontos», ya que somos tantos los tontos de Nacimiento, que lo que en principio pudiera parecer un insulto, pasa a ser una gran satisfacción. Es compartir esta bonita afición con personas (mujeres, niños y hombres) de edades dispares, profesiones diversas, distintas ideologías, etc., convertidos en estas fechas en verdaderas fuentes de creatividad, de minuciosos «artistas» del porexpán, la escayola y de tantos detalles que lleva implícito la creación de cualquier escena de un belén. Es rememorar cada año un aspecto religioso, lúdico, folklórico o tradicional, según el enfoque personal de cada uno, muy ligado a nuestra vida.

El único fin, totalmente altruista (afortunadamente no existen competitividad, premios, diplomas, ni medallitas), es mostrar y disfrutar con el pueblo en general el trabajo realizado, a veces durante meses, en ratos libres y días festivos (mezcla de gozo y sacrificio) una escena de un belén (diorama) o un belén «abierto». A partir de ahí, sólo esperas sentir en tu interior que algo vibra, viendo la mirada de un niño con ojos de asombro, a los mayores hacer comentarios señalándose unos a otros los detalles que van descubriendo. Saber que les gusta, y hasta entusiasma ver, una puerta vieja, una hoguera, los cambios de luces de un atardecer, el río corriendo moviendo una noria…, te sientes muy a gusto por ello porque… en el fondo somos vanidosos.

Si alguien quiere incrementar la lista, no hay límite de edad para ello, sólo tiene que proponérselo y, a partir de ahí, rodeado de un grupo de amigos, se va a iniciar y ayudar para que un «tonto» más ponga su Nacimiento.

Sean felices.

Rafael Castro

«El futuro de la Asociación está en manos de los jóvenes». Entrevista a Carmen Temblador

20 Dic 98
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«El futuro de la Asociación está en manos de los jóvenes». Entrevista a Carmen Temblador

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 2 (1998) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

Carmelita Temblador, como cariñosamente la llamamos todos los que la conocemos, es la presidenta de la Asociación de Belenistas «La Adoración», nació en Arcos de la Frontera hace 65 años y lleva al frente de la Asociación desde su fundación, preocupándose siempre de cuidar y mimar todos los actos que por estas fechas tan entrañables se organizan en Arcos de la Frontera.

Cómo recuerda la Navidad en su infancia? ¿Participaba el pueblo en esas fechas como lo hace ahora?

Recuerdo la Navidad con cariño y emoción, sobre todo unas Navidades con la familia Benot, que vivían la Navidad con entusiasmo y tenían un nacimiento precioso, yo no tenía nacimiento y todo el proceso del montaje lo vivía con ellos; para poder colaborar más directamente, mi padre, que trabajaba en el campo, me traía hierba y yo se la llevaba a ellos, y así ellos me dejaban colaborar muy directamente de tan entrañable momento.

Las Navidades de mi infancia eran muy bonitas, y la participación del pueblo era diferente a la de ahora, ni más ni menos, pero era más desde las propias casas, cada uno en la suya.

¿Cuándo comenzó su afición por las figuras de nacimiento, por los belenes? ¿Recuerda su primer Misterio?

Hace mucho tiempo, casi 24 años, yo tengo actualmente 65, y tenía 40 ó 41 años, y nunca había podido tener un misterio. El primero me lo regaló la Marquesa de Villareal, que era la dueña de un cortijo donde yo tenía mi escuela. Cuando ella vio mi afición al belén me regaló uno que era de su madre, aún lo conservo y me hizo muchísima ilusión. Ahora está instalado en un diorama de la Asociación.

Cuéntanos cómo surgió la Asociación de Belenistas de Arcos. Contactos previos, gestiones, etc.

Todo tiene su historia, yo tenía mucho contacto con la agencia de viajes Ecuador y allí sorteaban todos los años en una fiesta que se organizaba unos viajes, y a mí, por ser clienta, me llamaron para acudir a la fiesta. Tras unos altibajos me decidí a ir con la suerte de ser la agraciada con el viaje de ese año. El viaje era a Gijón, yo no sabía nada, sólo que quien lo organizaba era Vicente Prieto Bononato (presidente de la Asociación de Belenistas de Jerez), y este señor me comentó que a lo mejor ese viaje a mí no me gustaba pues era para acudir a un congreso belenista. Yo me puse loca de contenta y, claro, él se quedó admirado. Fue el primer congreso belenista que se organizaba y allí conocí a las diferentes asociaciones belenistas que existen en España.

Al llegar de vuelta a Arcos, contacté con Manuel Porro y le comenté lo que había vivido y nos pusimos manos a la obra para realizar este proyecto… y así realizamos la primera exposición de dioramas en Arcos, en una habitación de las Gradas de Santa María que nos cedió Juan Candil… y así hasta hoy.

¿Recuerda qué ubicaciones han tenido las exposiciones de dioramas y nacimientos?

Hemos cambiado cuatro veces de sede: la primera fue en Santa María, nos trasladamos a El Pósito, de allí nos fuimos a San Miguel y por último al Ayuntamiento Viejo. De los cuatro salones, el marco de San Miguel, para la exposición de los dioramas, es incomparable.

Recientemente, hemos perdido a un gran belenista y a un gran hombre: Víctor Marín Solano. ¿Qué nos puede decir de él?

Era una bellísima persona, nos ayudó muchísimo, siempre estaba disponible, fíjate, la primera cuenta corriente de los belenistas se puso a nombre de Manuel Porro y de él. Personalmente lo he sentido mucho, era alguien brillante, desinteresado…

Sabemos que usted ha viajado bastante, y que viajar es una de sus pasiones. ¿Ha tenido la ocasión de viajar a Tierra Santa? Si es así, ¿qué es lo que más le ha impresionado?

¡Sí!, he ido. Me impresionó la Iglesia de la Trinidad donde nació el Niño Jesús, todo allí es emocionante, nos escapábamos después de las rutas programadas con el guía, que era sacerdote, y nos explicaba todos los detalles maravillosos de aquella tierra.

La gruta de Belén, el Monte de los Olivos…, volvería, claro que sí, pero cuando se calme políticamente un poco la situación.

¿Qué opina del árbol de Navidad?

No me gusta nada, lo respeto como costumbre, pero personalmente no me gusta, aunque cada uno puede vivir la Navidad como quiera, pero para mí donde va un nacimiento no va nada.

¿Cuál va a ser la sede de la Asociación belenista? ¿Será la definitiva?

He de hablar del local que nos ha cedido el Ayuntamiento de Arcos, situado frente al Colegio de San Miguel, en el matadero: estoy, o mejor dicho, estamos toda la Asociación muy agradecidos al Ayuntamiento por ello, pues se han portado muy bien con nosotros; así podremos instalar allí nuestra sede de trabajos y contactos.

¿Cómo ve el futuro de esta Asociación?

En el futuro, si se sigue trabajando, si se motiva a la gente joven… Todo está en manos de la gente joven, en las mías cada vez menos, pero yo confío mucho en ellos.

¿Qué puede hacerse, según su opinión, para ampliar el número de socios?

Los socios han de ser voluntarios de verdad y no socios de cuotas, prefiero 30 socios de verdad y belenistas que a 100 que paguen mucho.

Imaginamos, ahora que se ha jubilado, que dedicará más tiempo a su labor belenista. ¿Qué le gustaría proyectar o hacer ahora que tiene ocasión?

Todo el tiempo que pueda dedicarle, me gustaría que los belenistas hagamos alguna labor social también, algo con niños y personas mayores, para lo que queremos ponernos de acuerdo con la Iglesia y no abandonar de mano este campo de trabajo, nuestra labor ante todo debe ser religiosa.

¿Qué opinión tiene del Belén Viviente, y de su organización?

Me gusta mucho y la organización reconozco que hace todo lo que puede, es una labor digna de admiración; prefiero pocas escenas y bien organizadas que muchas y mal estructuradas, de todas maneras es un trabajo excelente el que realizan, para el que siempre pueden contar con nuestra cooperación.

Dios en casa, por Vicente Prieto Bononato

20 Dic 98
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Dios en casa, por Vicente Prieto Bononato

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 2 (1998) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

Poco narra la Escritura
de cómo el parto sería,
qué cantó la angelería,
ni cuál fue la partitura.
Qué sonó desde la altura
cuando se abrieron los cielos,
y la Gloria vino al suelo
cayendo sobre un pesebre,
sin que una brizna se quiebre
de lo leve de su vuelo.

Cumpliendo lo revelado
asno y buey reconocieron
que el Niño que le pusieron
sobre el pesebre acostado
era el Mesías esperado,
varón de dolores pleno;
y calentaron el heno
-humilde trono de Dios-
embelesados los dos
con aquel lirio moreno.

Sé que llegaron pastores
que velaban cerca al raso,
cuando la luz del ocaso
se llenó de resplandores
y ángeles anunciadores
cantaron la buena nueva
de que en una humilde cueva
había nacido el Mesías:
Jesús, hijo de María,
nuevo Adán y nueva Eva.

Y magos desde el Oriente
que no sé si fueron tres,
ni si adoraron después
o antes de Los Inocentes.
Lo que sí tengo presente
llegado el tiempo de Adviento
es que la paz y contento
que a mi corazón abrasa,
la trae Dios a mi casa
cuando pongo el Nacimiento.

Vicente Prieto Bononato – Presidente de la Asociación de Belenistas de Jerez

¿Qué es la Navidad?, por Juan Roig Carretero

20 Dic 98
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¿Qué es la Navidad?, por Juan Roig Carretero

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 2 (1998) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

Dicen que llega la Navidad. Y yo me pregunto, ¿qué es Navidad?

Navidad, para una Niña, que aceptó la voluntad de Dios, fue la inmensa alegría de ver nacer de sus entrañas a todo un Dios, nuestro Niño Jesús que ponemos todos los años en el belén.

Navidad fue para unos magos un motivo de regocijo, al lograr ver el fruto de sus investigaciones y estudios.

Navidad fue para unos inocentes el motivo, que por avaricia y maldad un desaprensivo llamado Herodes, les cegara sus cortas vidas.

Navidad ha sido a lo largo de la historia un motivo de inspiración para pintores y escultores.

Navidad era no hace muchos años, un motivo de felicidad, unas fechas en las que las familias que a lo largo del año padecían estrecheces económicas, mínimas licencias culinarias o escasez de regalos (juguetes), olvidaran sus penurias, sus agobios y no sé, si por la paga de Navidad, se regalaran ropas, a los niños juguetes (tal vez la muñeca de trapo o el carrito de madera y los bueyes de cartón), se comía pavo, mantecados, turrón, se bebía anís y cognac, la familia montaba el belén en casa, belén de corcho, de serrín, de escorias de trenes, con figuras de pellizco, con casas de cartón de cajas de zapatos, etc. Se iluminaban las calles, pero se iluminaban de verdad, pues de tener una bombilla cada treinta metros pasaban a tener treinta cada uno.

Navidad era un alto en el camino, era un motivo de esperanza, se ansiaba que llegara Navidad, nos visitaban los parientes, esos que solo se veían de Navidad en Navidad. Será porque yo era niño, pero con qué ilusión y con qué alegría se esperaba y se recibía a la Navidad.

Navidad es hoy en día -sin embargo-, casi una cosa más, un día más: regalos, juguetes, exquisiteces culinarias, las tenemos a diario; yo diría que estamos hartos de recibirlos, de comprarlos, de saborearlas.

Derrochamos, tiramos más que lo que utilizamos, bebidas nunca nos faltan, viajar en cualquier época del año es bueno. Entonces hoy en día, en estos tiempos consumistas en los que vivimos, ¿qué es Navidad? Tal vez, si sólo la viéramos de una terrena, mundana Navidad, son unos días que van desde dos números rojos en nuestro almanaque: el 24 de diciembre y el 6 de enero.

Pero, si tenemos la suerte de elevar los ojos al cielo, si tenemos la enorme dicha de sentir la verdadera Navidad, Navidad sigue siendo un enorme período de alegría, una justificación y un motivo de darnos a los demás, para hacer el bien, pero bien con mayúsculas, sin saber a quién y sin esperar nada a cambio.

Navidad es una necesidad de dar a conocer con nuestra forma de ser, con nuestro actuar, que en Navidad nace Dios, nuestro Dios, nuestra Luz, el principio y el fin de nuestra vida.

En esta línea, Navidad es para los belenistas, y creo que estas páginas están dirigidas principalmente a ellos, a nosotros, el momento de pregonar con nuestros montajes, con nuestros dioramas, con nuestros belenes, la grandeza y la humildad de nuestro Dios, de inspirar y ser capaces con nuestros nacimientos de tocar el corazón de cada espectador anunciándole que Dios, nuestro Dios, ha nacido, que debemos y tenemos que hacer que Jesús, que ese Niño, nazca y florezca en nuestro interior, en nuestras vidas, porque, realmente, estamos en NAVIDAD.

Juan Roig Carretero – Presidente de la Federación Española de Belenistas

Publicaciones 1998 – Pesebre nº 2 – Asociación de Belenistas «La Adoración»

20 Dic 98
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Pesebre n.º 2 – Asociación de Belenistas «La Adoración»

La Asociación de Belenistas «La Adoración» presenta el número 2 de su revista Pesebre, correspondiente a 1998, que tiene el siguiente índice de contenidos y portada:

 

Recuerdos de una infancia, por Conchi Porro

20 Dic 97
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Recuerdos de una infancia, por Conchi Porro

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 1 (1997) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

Llegando estas fechas tan entrañables, me hago una pregunta… ¿Por qué este gusanillo en mi familia hacia el belén?… ¿A qué es debido?

Remontándome en el tiempo recuerdo por estas fechas el trasiego de cajas, bien guardadas y amarraditas con su cuerda blanca y su gran letrero (muy bien escrito y detallado), diciendo lo que contenían.

A continuación se presentaba el siguiente dilema… dónde se iba a poner este año. Sobre el mueble aparador o sobre la mesa del comedor. Daba igual un sitio que otro, al final siempre iba sobre la mesa del comedor.

Lo primero era buscar papel marrón de envolver para tapar la mesa y luego papel azul para el cielo, al mismo tiempo que del papel de plata del paquete de tabaco de mi padre recortábamos estrellas y una luna.

El sábado íbamos a la carpintería para recoger serrín para construir los caminos, recoger el corcho para las montañas y el polvo de talco para que existiera la nieve, pues según me decía mi madre en aquella época hacía mucho frío…

Por la noche cuando nos sentábamos en la candelita mi madre recortaba trozos de la tela para hacer las ropitas del Niño y ponerlas en el tendedero de la Virgen.

Después venía colocar la gruta, las casitas, el castillo de Hérodes y el mayor problema para mi padre, instalarle la luz en las casitas; cosa que siempre solucionaba mi madre, con sus tijeras y su esparadrapo, a la vez que nos reñía para que no nos subiéramos a la azotea a coger verdín y musgos, para la vegetación, y por último, desembalar todas las figuritas; por cierto, nunca me dejaban tocarlas, pues eran de barro y podía romperlas, más tarde nos compraron unas de plástico para que pudiéramos moverlas y tocarlas y esas no se partían.

Esas las movíamos (los Reyes Magos) cada día un poquito hacía el portal para que llegaran a su destino y el día señalado ponerlas a adorar al Niño.

Creo que mi pregunta queda solucionada con estos recuerdos.

Me agrada y enorgullece haber heredado la costumbre navideña de montar el belén, y de habérsela transmitido a mis hijos… Gracias Papá.

Conchi Porro

Técnicas de construcción de belenes, por Antonio Bernal González

20 Dic 97
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Técnicas de construcción de belenes, por Antonio Bernal González

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 1 (1997) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

Visitando, observando, y conversando con algunos de los excelentes belenistas jerezanos, he aprendido a perfeccionar muchas de las técnicas de construcción y acabado que, año tras año, vengo aplicando en los míos de Arcos.

En esta ocasión voy a explicar algo que descubrí a raiz de mi visita, la pasada Navidad, al belén de Antonio Peña Bernal en Picadueña Vieja.

Venía observando como Antonio daba a sus construcciones un acabado de pintura que me llamaba la atención de manera especial: rincones, recovecos, techos de vigas, piedras y baldosas de ladrillo viejo.

Lo que me contó y lo que yo he sido capaz de descubrir, utilizando esta técnica, constituye la base del contenido de este artículo.

Envejecimiento del pintado con «tierras»

Una vez construida y recubierta la edificación, con escayola o plaste (se consiguen excelentes resultados trabajando con paciencia el plaste pues permite acabados más minuciosos y delicados), se utiliza la conocida técnica del claro-oscuro, empezando por pintar de gris o caqui, que puede ser un color también muy apropiado para el fondo.

Después vamos aclarando con sucesivas manos de blanco un poco manchado de ocre o sencillamente con blanco.

Esperamos que la pintura esté totalmente seca, para lo cual es recomendable dejar el trabajo para el día siguiente.

Por último aplicamos el pintado con las «tierras».

Las llamadas «tierras», se venden como tales en droguerías y casas de pinturas y son unos polvos para disolver en agua. Los colores más usados, en nuestro caso, son: el ocre, verde y marrón (nogal).

Cómo trabajarla

La «tierra» se disuelve en agua dándole más o menos densidad según queramos que sea la intensidad de la mancha.

Se aplica sobre la superficie a tratar con una brocha o una esponja empapada en el líquido resultante, pasando de inmediato a limpiar con un trapo o esponja mojada en agua limpia y escurrida lo suficiente como para que limpie lo que deseemos y deje manchado lo que nos interese.

Esta operación se repite cuantas veces sea necesaria hasta conseguir el efecto deseado.

Mezclando el verde con algo de marrón se consigue el efecto de paredes manchadas por el paso del tiempo.

El marrón sólo (en mayor o menor intensidad), imita casi a la perfección, las manchas producidas por el chorreo de betunes y aceites aplicados a las maderas para su conservación.

Los tres colores trabajados con habilidad, son de una gran ayuda para dar realismo a piedras de tipo de areniscas, con tonalidades que van desde el amarillo suave, pasando por el amarillo verdoso al marrón más o menos oscuro.

Todo lo que cuento lo he aplicado, con cierto éxito, en el belén que esta Navidad se podrá contemplar en el edificio que las Hermanas Salesianas, tienen en la Calle Corredera.

Antonio Bernal González – Secretario de la Asociación de Belenistas «La Adoración»

Diez nociones básicas para mejorar su belén, por Rafael Castro Cotrino

20 Dic 97
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Diez nociones básicas para mejorar su belén, por Rafael Castro Cotrino

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 1 (1997) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

Aunque nuestra Asociación organiza cada año cursillos sobre técnicas de construcción de belenes, para aquellas personas que por cualquier razón no hayan tenido acceso a ellos, a continuación se enumeran una serie de recomendaciones para ayudarles en la construcción de los suyos:

En primer lugar tenemos que pensar en la ubicación del mismo, qué espacio y con qué figuras contamos. Para aquellos que no estén muy iniciados es recomendable que hagan un boceto.

El material más utilizado hoy en el belenismo es el porexpán (conocido vulgarmente como corcho blanco), por su poco peso, manejabilidad, fácil de cortar y precio asequible. Se puede pegar entre sí o con otros materiales, con cola blanca de carpintero o pegamento especial. Recomendable la cola blanca. Para mantener las uniones se emplean puntillas o palillos de diente. Una vez seca la cola, se cubre la construcción con escayola, se espera que seque bien y se pinta con pinturas al agua.

Cuidar desde el inicio la proporcionalidad: entre figuras, construcciones, utensilios, etc.

No cargar excesivamente una escena; poner una figura o un adorno de más puede arruinar el conjunto.

Si el belén es abierto, campo, montañas, ríos…, para conseguir efectos de lejanía o cercanía, tenga en cuenta que los colores cálidos: rojos, anaranjados, amarillos… acercan, y los colores fríos: azules, verdes, violetas, grises… alejan (por ejemplo, las montañas lejanas, irían en tonos azulados y violetas).

La luz debe ser suficiente para que se vea bien la escena que se quiere representar, adaptándola al momento del día de dicha escena.

Para la construcción de puertas, ventanas, celosías, etc., son muy buenas las cajas que vienen con las fresas. Si no es posible hacerse con éstas, existen en el mercado la madera de balsa, okumen o tablex.

Una hoguera siempre crea un efecto más humano y le da «Calor de hoguera» a la escena.

Para dar efecto de caída a las telas que se empleen cubriendo puertas, ventanas y vanos, se deben mojar en agua con cola y darle forma. Una vez secas quedarán rígidas, tomando la forma deseada.

Plantas naturales usadas como vegetación (utilizar siempre teniendo en cuenta las proporciones): pequeñas pitas (de las de pitón), otros pequeños cactus, muy socorrido para todo el tomillo, dependiendo del tamaño puede servir como árbol, enredadera, matojo, etc. Pequeñas ramas de arbustos para árboles sin hojas. El ramaje de los árboles se puede crear con carrasca, esparragueras y ambulagas. También se utiliza el romero. La hoja del pino para simular los juncos de un río. Con el musgo, que se puede coger en cualquier sitio de nuestra sierra, se puede crear, pinchado en un palito, lo más parecido a un pino.

Para terminar, esta receta belenista:

Coged estas nociones, un poco de paciencia, algo de voluntad, ponedles el entusiasmo de los niños, añadir que seais un poquito manitas, unos pastiños y un copita de anís, pedir que sigamos viviendo en Paz y mezclar todo enérgicamente. Dejar reposar, y cuando lo veais a punto, empezad a disfrutar de una Feliz Navidad. Es mi deseo.

Rafael Castro Cotrino

Recordando la Navidad, por Manuel Porro Martínez, belenista

20 Dic 97
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Recordando la Navidad, por Manuel Porro Martínez, belenista

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 1 (1997) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

De nuevo ya está en nuestros oídos y en nuestros corazones, esta dulce serena y grandiosa palabra, ¡Navidad!

Nos maravillamos nuevamente con esa Noche Santa, que no es otra que la Noche Buena, volverá a resplandecer la luz, que esa bendita noche brillará más que ninguna otra, porque ha nacido el Niño de Dios hecho hombre.

Sonarán las campanas, las panderetas, las castañuelas, las palmas, las zambombas, los Villancicos y volveremos a desearnos muchas felicidades, con besos, abrazos y cómo no, reconciliarnos con nosotros mismos, con nuestros familiares y amigos. Todos los años nos parecen nuevos esos sonidos, esos cánticos y esas felicitaciones que incluso llegamos a creernos y hasta prometemos que vamos a ser mejores.

De verdad lo vamos a cumplir a partir de este nuevo año; una medida muy eficaz sería instalar, cada uno en su casa, un belén, aunque sea solamente el Misterio de la Sagrada Familia; es bastante, no hace falta más, lo tengamos expuesto en esta Navidad para que lo miremos, le rezemos, le cantemos y le pidamos al Niño Dios. Creo que poniendo el corazón, sinceramente algo se habrá conseguido, porque no falta el pedir solamente por nosotros, sino también por nuestro prójimo.

El belenista debe provocar con su obra el sentido de llegar a ese corazón que según dicen todos tenemos, creando en su propia obra un vehículo de comunicación con el espectador. Creando un belén, se convierte en un medio para alcanzar un buen fin, así que cuando hablemos de la perfección de un belén, no debemos criticar la obra de una manera aislada, hay que profundizar en cómo el belenista ha plasmado sus sentimientos y nos ha hecho llegar su mensaje. Sería triste y vacío el hacer un belén en el que el único deseo fuera el llegar a una perfección entre la realidad y la obra. El espectador participa en el belén, en el sentido de ser necesaria su figura para completar la comunicación que supone la contemplación del belén.

Podríamos afirmar que la obra no está acabada si no hay quien la contemple. Y esa contemplación resume y da sentido, con el único deseo para el belenista de que su obra sea mirada con el corazón.

Manuel Porro Martínez – Belenista

Para los belenistas viejos y nuevos, por Víctor Marín Solano, «viejo belenista»

20 Dic 97
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Para los belenistas viejos y nuevos, por Víctor Marín Solano, «viejo belenista»

(Artículo publicado en la revista Pesebre n.º 1 (1997) de la Asociación de Belenistas «La Adoración»)

El domingo día nueve de noviembre pasado, recibí la simpática visita de unos jóvenes belenistas que, si por un lado me llenó de alegría, por otro me puso en situación de compromiso, pues venían pidiendo mi colaboración, para una revista, que la Asociación pretende lanzar para las vísperas de Navidad, y claro, el tiempo apremiaba pero consideraban que mi calidad de ser el más «viejo» de los mismos me obligaba a ello.

Y, ¿quién decía que no?, tengo material para llenar un libro, y decidí centrarme en algo que ya he dicho, y que, por reiterativo, como los anuncios, hacen más efecto.

¿Me creeríais si os digo que cuando estaba dedicado a construir algo para un belén era tal la concentración que ponía en ello que el alma la sentía enferma?

Tal como me sucedió cuando construí el famoso Templo Egipcio, (hoy propiedad de la Asociación), mi entrega fue total, hasta el agotamiento. Realmente sufrí por las dificultades encontradas, pero también disfruté a lo grande.

La mayoría de las personas sólo conocen su parte material, su aspecto externo, pero ignoran su esencia íntima, ese espíritu que de ello emana y que tan claramente lo percibe quien lo construye.

Por eso el belén es mucho más, tanto que huye de toda definición. Es un cúmulo de sensaciones sublimes, es una auténtica manifestación de fervor, un culto interior a estos sublimes misterios, un verdadero poema de religiosidad que llena el alma y la inunda de gozo espiritual. Es fragancia de gracia que llena la morada del cristiano.

¿No creéis que cuando el constructor de un belén o diorama, extasiado en su labor, aislado de todo otro pensamiento, no está más cerca de Dios, alabándolo tan intensamente, que sin palabras está dirigiéndole una verdadera oración?

Sin embargo, no todos piensan igual; hay quien, en su ignorancia, sostiene que el belén es cosa pueril, ingenua, sin ninguna trascendencia, permitiéndose mirarnos desdeñosamente con la sonrisa indulgente del que todo lo sabe, al ver a personas ya mayores dedicadas a tan noble tarea, que llenan el alma de ilusiones y entrega en un auténtico arrebato espiritual, que a ellos parece denigrante y aún deshonroso.

Pero nosotros, los belenistas, mirémoslos impasibles y despreciativamente desde lo alto de nuestro sublime pedestal y sigamos tranquilamente con tan loable afición.

Este embrujo que irradia de su hermosura es sólo un vehículo para plasmar un tema religioso, el de aquel momento y lugar en que nació el Niño Dios.

Por eso, aquel belén o diorama que fantaseado, plasmado e ilusionado en nuestra obra, es nuestro Belén; un paisaje que aún imaginado, creemos verdadero y para nosotros ha conseguido transmitir su sublime mensaje. El construir un belén no es un pasatiempo, es algo más profundo y transcendental.

Por ello, os invitamos a que pongáis vuestro belén, sencillo, elemental, pero que no falte en ninguna familia un algo de esta costumbre tan cristiana, como española.

Y…, sería mucho pedir que os olvidéis de esas zarandajas de cintas de colores, arboles de Noël, bolas de brillantes producto de extraña importación de paises no demasiado cristianos y, ¡quién sabe con qué fines!, que con su brillo y relumbrones y el afán de novelero pronto ganaron adeptos, pero que no tienen más belleza que sus destellos y fulgores, pero carecen de toda emoción espiritual, de ese atractivo que nos produce aquel niño abrigado por las pajas que lo envuelven y el aliento de los dos nobles animales bajo la tierna mirada de sus padres.

¡Qué abismo de uno al otro!

Ánimo amigos, haced un esfuerzo y manos a la obra y poned aunque solo sea aquel misterioso Misterio.

Víctor Marín Solano – «Viejo belenista»