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Isotipo de la Asociación Belenista de Álava

Publicaciones 2019 – Asociación Belenista de Álava – Revista JaiotzAraba n.º 2

06 Dic 19
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Publicaciones 2019 – Asociación Belenista de Álava
Revista JaiotzAraba n.º 2

Paz y Bien, Querida Familia Belenista:

Isotipo de la Asociación Belenista de ÁlavaLa Asociación Belenista de Álava presenta el número 2 de su revista JaiotzAraba, correspondiente a 2019, que tiene el siguiente índice de contenidos y portada:

Editorial: ¡Vivamos el belén!
Para conocernos:

+ En la prehistoria de la Asociación Belenista de Álava, por José Luis Ramos Gómez
+ Elías Madruga Andrés, Trofeo Federación Española de Belenistas 2019
+ Nuestras asociaciones vecinas: Asociación Belenista de Gipuzkoa

Para recordar:

+ Un año cargado de vida:

XXXI Muestra Belenista y Ruta del Belén
Concurso Escolar y Familiar de Belenes
Celebración de la Anunciación
Asamblea anual
Cursos de Iniciación
Actividades de ocio
II Jornadas Belenistas de Vitoria-Gasteiz
Celebración de San Francisco
Participación en el Congreso Belenista Nacional de Mollina-Antequera
Elaboración de los diversos belenes para este año

Para practicar:

+ Iniciación al belenismo (II):

Materiales
El poliestireno en los belenes
Herramientas

+ Enredadera de hiedra, por Javier Canales López
+ Puerta señorial en cartón, por Juan Soriano Romero

Para conocer:

+ Breve historia del belén (II): Primeros belenes conocidos
+ Escenas del ciclo de Navidad (II): “La Visitación”, por Alfonso Ruiz de Arcaute
+ Navidad en el arte de la Diócesis de Vitoria: Retablo del Santuario de Nuestra Señora de Angosto en Villanañe, por Ricardo Garay Osma:

Ciclo de infancia de Cristo:

· Anunciación-Encarnación
· Visitación
· Presentación en el Templo

Ciclo de infancia de María:

· El abrazo de Santa Ana y San Joaquín ante la Puerta Dorada de Jerusalén
· Natividad de la Virgen
· Presentación en el Templo de la Virgen María

Para saber más

+ La Navidad en Álava (I), por Joaquín Jiménez Martínez (26/07/1921 – 09/08/2019)

Para reflexionar:

+ Feliz Navidad, por el P. Ángel Santesteban Senosiain (OCD)
+ Pregón de Navidad 2018: Et Verbum caro factum est et habitavit in nobis, por D. Javier Otaola Bajeneta (Iglesia de Santa María de los Ángeles de Vitoria-Gasteiz, 13/12/2018 – 20:00h)
+ El trabajo bien hecho. Un cuento más que apócrifo, por Vicente Luis García Corres

Para celebrar:

+ Una cena para compartir:

Caracoles a la alavesa
Intxaursalsa

+ Un canto de ronda del cantoral de Aita Donostia
+ Es Navidad, de Kontxi Martínez de Madina Díaz de Otálora
+ El belén de… Iñaki Cerrajería
+ Una sonrisa, por Iñaki Cerrajería

Para participar:

+ Ruta de Belenes 2019
+ Nuestros belenes y vuestros belenes
+ Programa de Navidad 2019
+ Nuestros belenes 2018:

Belén de El Carmen
Belén de Los Ángeles
Belenes en San Ildefonso
Muestra Belenista de El Carmen
Museo de los Faroles

+ La Asociación Belenista a tu servicio

Portada de la revista «JaiotzAraba n.º 2» (2019), de la Asociación Belenista de Álava

«JaiotzAraba n.º 2»
Director: Alfonso Ruiz de Arcaute Cantera
Editor: Asociación Belenista de Álava
Mes y año de edición: 12/2019
Descripción: 80 páginas, 24×17 cm – Encuadernación: rústica
ISBN 13 : N/D – Depósito Legal: VI-1.081/2019
Portada: Fragmento del belén de El Carmen 2018, obra de Pedro Pablo González Mecolay
(Figura principal de la fotografía modelada por Manuel Sánchez Raposo)
Autor de la fotografía: Íñigo Bastida Baños
Diseño y maquetación: Mikel Fidalgo
Impresión: Imprenta de la Diputación Foral de Álava

Publicaciones 2019 – Papa Francisco – Carta Apostólica «Admirabile signum», sobre el significado y el valor del Belén

01 Dic 19
Presidencia FEB
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Imagen de Cabecera en noticias de la Santa Sede

EL HERMOSO SIGNO DEL PESEBRE
Carta Apostólica «Admirabile Signum»
del Santo Padre Francisco
sobre el significado y el valor del Belén

Escudo papal de Francisco (Jorge Mario Bergoglio)

Escudo papal de
Francisco

1. El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración. La representación del acontecimiento del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría. El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él.

Con esta Carta quisiera alentar la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas… Es realmente un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada.

2. El origen del pesebre encuentra confirmación ante todo en algunos detalles evangélicos del nacimiento de Jesús en Belén. El evangelista Lucas dice sencillamente que María «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (2,7). Jesús fue colocado en un pesebre; palabra que procede del latín: praesepium.

El Hijo de Dios, viniendo a este mundo, encuentra sitio donde los animales van a comer. El heno se convierte en el primer lecho para Aquel que se revelará como «el pan bajado del cielo» (Jn 6,41). Un simbolismo que ya san Agustín, junto con otros Padres, había captado cuando escribía: «Puesto en el pesebre, se convirtió en alimento para nosotros» (Serm. 189,4). En realidad, el belén contiene diversos misterios de la vida de Jesús y nos los hace sentir cercanos a nuestra vida cotidiana.

Pero volvamos de nuevo al origen del belén tal como nosotros lo entendemos. Nos trasladamos con la mente a Greccio, en el valle Reatino; allí san Francisco se detuvo viniendo probablemente de Roma, donde el 29 de noviembre de 1223 había recibido del Papa Honorio III la confirmación de su Regla. Después de su viaje a Tierra Santa, aquellas grutas le recordaban de manera especial el paisaje de Belén. Y es posible que el Poverello quedase impresionado en Roma, por los mosaicos de la Basílica de Santa María la Mayor que representan el nacimiento de Jesús, justo al lado del lugar donde se conservaban, según una antigua tradición, las tablas del pesebre.

Las Fuentes Franciscanas narran en detalle lo que sucedió en Greccio. Quince días antes de la Navidad, Francisco llamó a un hombre del lugar, de nombre Juan, y le pidió que lo ayudara a cumplir un deseo: «Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno» (Tomás de Celano, Vida Primera, 84: Fuentes franciscanas, n. 468). Tan pronto como lo escuchó, ese hombre bueno y fiel fue rápidamente y preparó en el lugar señalado lo que el santo le había indicado. El 25 de diciembre, llegaron a Greccio muchos frailes de distintos lugares, como también hombres y mujeres de las granjas de la comarca, trayendo flores y antorchas para iluminar aquella noche santa. Cuando llegó Francisco, encontró el pesebre con el heno, el buey y el asno. Las personas que llegaron mostraron frente a la escena de la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado. Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía, mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión, en Greccio, no había figuras: el belén fue realizado y vivido por todos los presentes (cf. Tomás de Celano, Vida Primera, 85: Fuentes franciscanas, n. 469).

Así nace nuestra tradición: todos alrededor de la gruta y llenos de alegría, sin distancia alguna entre el acontecimiento que se cumple y cuantos participan en el misterio.

El primer biógrafo de san Francisco, Tomás de Celano, recuerda que esa noche, se añadió a la escena simple y conmovedora el don de una visión maravillosa: uno de los presentes vio acostado en el pesebre al mismo Niño Jesús. De aquel belén de la Navidad de 1223, «todos regresaron a sus casas colmados de alegría» (Tomás de Celano, Vida Primera, 86: Fuentes franciscanas, n. 470).

3. San Francisco realizó una gran obra de evangelización con la simplicidad de aquel signo. Su enseñanza ha penetrado en los corazones de los cristianos y permanece hasta nuestros días como un modo genuino de representar con sencillez la belleza de nuestra fe. Por otro lado, el mismo lugar donde se realizó el primer belén expresa y evoca estos sentimientos. Greccio se ha convertido en un refugio para el alma que se esconde en la roca para dejarse envolver en el silencio.

¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos conmueve? En primer lugar, porque manifiesta la ternura de Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a nuestra pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso para nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que nació de María es la fuente y protección de cada vida. En Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos perdona y nos levanta del pecado.

La preparación del pesebre en nuestras casas nos ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén. Naturalmente, los evangelios son siempre la fuente que permite conocer y meditar aquel acontecimiento; sin embargo, su representación en el belén nos ayuda a imaginar las escenas, estimula los afectos, invita a sentirnos implicados en la historia de la salvación, contemporáneos del acontecimiento que se hace vivo y actual en los más diversos contextos históricos y culturales.

De modo particular, el pesebre es desde su origen franciscano una invitación a “sentir”, a “tocar” la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación. Y así, es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados (cf. Mt 25,31-46).

4. Me gustaría ahora repasar los diversos signos del belén para comprender el significado que llevan consigo. En primer lugar, representamos el contexto del cielo estrellado en la oscuridad y el silencio de la noche. Lo hacemos así, no sólo por fidelidad a los relatos evangélicos, sino también por el significado que tiene. Pensemos en cuántas veces la noche envuelve nuestras vidas. Pues bien, incluso en esos instantes, Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las preguntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré? Para responder a estas preguntas, Dios se hizo hombre. Su cercanía trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento (cf. Lc 1,79).

Merecen también alguna mención los paisajes que forman parte del belén y que a menudo representan las ruinas de casas y palacios antiguos, que en algunos casos sustituyen a la gruta de Belén y se convierten en la estancia de la Sagrada Familia. Estas ruinas parecen estar inspiradas en la Leyenda Áurea del dominico Jacopo da Varazze (siglo XIII), donde se narra una creencia pagana según la cual el templo de la Paz en Roma se derrumbaría cuando una Virgen diera a luz. Esas ruinas son sobre todo el signo visible de la humanidad caída, de todo lo que está en ruinas, que está corrompido y deprimido. Este escenario dice que Jesús es la novedad en medio de un mundo viejo, y que ha venido a sanar y reconstruir, a devolverle a nuestra vida y al mundo su esplendor original.

5. ¡Cuánta emoción debería acompañarnos mientras colocamos en el belén las montañas, los riachuelos, las ovejas y los pastores! De esta manera recordamos, como lo habían anunciado los profetas, que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor.

«Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado» (Lc 2,15), así dicen los pastores después del anuncio hecho por los ángeles. Es una enseñanza muy hermosa que se muestra en la sencillez de la descripción. A diferencia de tanta gente que pretende hacer otras mil cosas, los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece. Son los más humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la encarnación. A Dios que viene a nuestro encuentro en el Niño Jesús, los pastores responden poniéndose en camino hacia Él, para un encuentro de amor y de agradable asombro. Este encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el que da vida precisamente a nuestra religión y constituye su singular belleza, y resplandece de una manera particular en el pesebre.

6. Tenemos la costumbre de poner en nuestros belenes muchas figuras simbólicas, sobre todo, las de mendigos y de gente que no conocen otra abundancia que la del corazón. Ellos también están cerca del Niño Jesús por derecho propio, sin que nadie pueda echarlos o alejarlos de una cuna tan improvisada que los pobres a su alrededor no desentonan en absoluto. De hecho, los pobres son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros.

Los pobres y los sencillos en el Nacimiento recuerdan que Dios se hace hombre para aquellos que más sienten la necesidad de su amor y piden su cercanía. Jesús, «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29), nació pobre, llevó una vida sencilla para enseñarnos a comprender lo esencial y a vivir de ello. Desde el belén emerge claramente el mensaje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad. El palacio de Herodes está al fondo, cerrado, sordo al anuncio de alegría. Al nacer en el pesebre, Dios mismo inicia la única revolución verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura. Desde el belén, Jesús proclama, con manso poder, la llamada a compartir con los últimos el camino hacia un mundo más humano y fraterno, donde nadie sea excluido ni marginado.

Con frecuencia a los niños -¡pero también a los adultos!- les encanta añadir otras figuras al belén que parecen no tener relación alguna con los relatos evangélicos. Y, sin embargo, esta imaginación pretende expresar que en este nuevo mundo inaugurado por Jesús hay espacio para todo lo que es humano y para toda criatura. Del pastor al herrero, del panadero a los músicos, de las mujeres que llevan jarras de agua a los niños que juegan…, todo esto representa la santidad cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina.

7. Poco a poco, el belén nos lleva a la gruta, donde encontramos las figuras de María y de José. María es una madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo. Su imagen hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado. Ante el anuncio del ángel, que le pedía que fuera la madre de Dios, María respondió con obediencia plena y total. Sus palabras: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), son para todos nosotros el testimonio del abandono en la fe a la voluntad de Dios. Con aquel “sí”, María se convertía en la madre del Hijo de Dios sin perder su virginidad, antes bien consagrándola gracias a Él. Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica (cf. Jn 2,5).

Junto a María, en una actitud de protección del Niño y de su madre, está san José. Por lo general, se representa con el bastón en la mano y, a veces, también sosteniendo una lámpara. San José juega un papel muy importante en la vida de Jesús y de María. Él es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia. Cuando Dios le advirtió de la amenaza de Herodes, no dudó en ponerse en camino y emigrar a Egipto (cf. Mt 2,13-15). Y una vez pasado el peligro, trajo a la familia de vuelta a Nazaret, donde fue el primer educador de Jesús niño y adolescente. José llevaba en su corazón el gran misterio que envolvía a Jesús y a María su esposa, y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica.

8. El corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, colocamos la imagen del Niño Jesús. Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros brazos. En la debilidad y en la fragilidad esconde su poder que todo lo crea y transforma. Parece imposible, pero es así: en Jesús, Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en el tender sus manos hacia todos.

El nacimiento de un niño suscita alegría y asombro, porque nos pone ante el gran misterio de la vida. Viendo brillar los ojos de los jóvenes esposos ante su hijo recién nacido, entendemos los sentimientos de María y José que, mirando al niño Jesús, percibían la presencia de Dios en sus vidas.

«La Vida se hizo visible» (1Jn 1,2); así el apóstol Juan resume el misterio de la encarnación. El belén nos hace ver, nos hace tocar este acontecimiento único y extraordinario que ha cambiado el curso de la historia, y a partir del cual también se ordena la numeración de los años, antes y después del nacimiento de Cristo.

El modo de actuar de Dios casi aturde, porque parece imposible que Él renuncie a su gloria para hacerse hombre como nosotros. Qué sorpresa ver a Dios que asume nuestros propios comportamientos: duerme, toma la leche de su madre, llora y juega como todos los niños. Como siempre, Dios desconcierta, es impredecible, continuamente va más allá de nuestros esquemas. Así, pues, el pesebre, mientras nos muestra a Dios tal y como ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida injertada en la de Dios; nos invita a ser discípulos suyos si queremos alcanzar el sentido último de la vida.

9. Cuando se acerca la fiesta de la Epifanía, se colocan en el Nacimiento las tres figuras de los Reyes Magos. Observando la estrella, aquellos sabios y ricos señores de Oriente se habían puesto en camino hacia Belén para conocer a Jesús y ofrecerle dones: oro, incienso y mirra. También estos regalos tienen un significado alegórico: el oro honra la realeza de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa humanidad que conocerá la muerte y la sepultura.

Contemplando esta escena en el belén, estamos llamados a reflexionar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser evangelizador. Cada uno de nosotros se hace portador de la Buena Noticia con los que encuentra, testimoniando con acciones concretas de misericordia la alegría de haber encontrado a Jesús y su amor.

Los Magos enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo. Son hombres ricos, sabios extranjeros, sedientos de lo infinito, que parten para un largo y peligroso viaje que los lleva hasta Belén (cf. Mt 2,1-12). Una gran alegría los invade ante el Niño Rey. No se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo. Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los poderosos y exaltando a los humildes. Y ciertamente, llegados a su país, habrán contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del Evangelio entre las gentes.

10. Ante el belén, la mente va espontáneamente a cuando uno era niño y se esperaba con impaciencia el tiempo para empezar a construirlo. Estos recuerdos nos llevan a tomar nuevamente conciencia del gran don que se nos ha dado al transmitirnos la fe; y al mismo tiempo nos hacen sentir el deber y la alegría de transmitir a los hijos y a los nietos la misma experiencia. No es importante cómo se prepara el pesebre, puede ser siempre igual o modificarse cada año; lo que cuenta es que este hable a nuestra vida. En cualquier lugar y de cualquier manera, el belén habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su condición.

Queridos hermanos y hermanas: El belén forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe. Comenzando desde la infancia y luego en cada etapa de la vida, nos educa a contemplar a Jesús, a sentir el amor de Dios por nosotros, a sentir y creer que Dios está con nosotros y que nosotros estamos con Él, todos hijos y hermanos gracias a aquel Niño Hijo de Dios y de la Virgen María. Y a sentir que en esto está la felicidad. Que en la escuela de san Francisco abramos el corazón a esta gracia sencilla, dejemos que del asombro nazca una oración humilde: nuestro “gracias” a Dios, que ha querido compartir todo con nosotros para no dejarnos nunca solos.

Papa Francisco
Dado en Greccio, en el Santuario del Pesebre,
1 de diciembre de 2019

Publicaciones 2019 – Belén nº 37 – Asociación de Belenistas de Madrid

14 Sep 19
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Belén n.º 37 – Asociación de Belenistas de Madrid

La Asociación de Belenistas de Madrid presenta el número 37 de su revista Belén, correspondiente a 2019, que rinde homenaje a santa Teresa de Jesús (1515-1582) abordando el estudio de la celebración de la Navidad en el Carmelo Descalzo de una forma multidisciplinar, con una lectura oblicua y nueva. Dicho número tiene el siguiente índice de contenidos y portada:

  • Saluda del presidente de la Asociación de Belenistas de Madrid, Eugeni Barandalla Corrons
  • Editorial: La Navidad Carmelita
  • Conocer:
    • ¡Oh, gran regocijo, que ya el hombre es Dios! La Navidad en el Carmelo Descalzo, por Ángel Peña Martín. Doctor en Historia del Arte. Asociación de Belenistas de Madrid
      • Tejidos espirituales. La vestición simbólica del Niño Jesús
      • Celda pobre y feliz. Retiros
      • En mi pecho te hospedé. Las Posadas
      • Por aquí pasé. El Niño perdido
      • Vertiendo está sangre. El Nombre de Jesús
      • Hoy la misma pureza se purifica. La Candelaria
      • Por el bien del Carmelo fue. A modo de conclusión
  • Analizar:
    • El Baúl de la Natividad del Museo de Arte Virreinal de Santa Teresa. Arequipa, Perú, por Franz Grupp Castelo, director del Museo
      • Arte y evangelización en el Perú virreinal
      • El Monasterio de Carmelitas Descalzas de San José y Santa Teresa de Arequipa
      • El Baúl de la Natividad del Monasterio de Santa Teresa
    • El Nacimiento del Museo Conventual de las Descalzas de Antequera, por Jesús Romero Benítez. Historiador del Arte
      • El diorama del Nacimiento
      • El Misterio de Caspicara y las figuras de barro
      • La restauración de las figuras
      • Conclusiones
  • Coleccionar:
    • Mundo Belén. Un acercamiento a la cultura navideña en el mundo, por el P. Francisco Javier Sancho Fermín, OCD. Universidad de la Mística (Ávila)
      • Historia y objetivos
      • Entrar en Mundo Belén
      • La colección de Mundo Belén
      • La riqueza étnica y cultural de los pueblos
      • El montaje de Mundo Belén
      • Los espacios y horarios de la exposición
  • Festejar:
    • La Navidad bajo los cielos azules de Quito, por la hermana Cecilia Magdalena de Jesús y de san José, OCD. Monasterio del Carmen de la Santísima Trinidad (Carmen Bajo) de Quito (Ecuador)
      • Primer domingo de Adviento
      • Segundo domingo de Adviento
      • Tercer y cuarto domingo de Adviento
      • 24 de diciembre
  • Cantar:
    • Santa Teresa de Jesús y la Navidad. Villancicos de pastores, nanas y premoniciones de la Pasión, por Esther Borrego Gutiérrez. Universidad Complutense de Madrid
  • Conservar:
    • Intervención de conservación y restauración de un Nacimiento (siglo XVIII) atribuido a Cristóbal Ramos del Convento de San José del Carmen vulgo Las Teresas de Sevilla, por Carlos Peñuela Jordán. Conservador. Restaurador de Bienes Culturales. Colegiado n.º 1466 / Miembro de ACRE n.º 266
  • Exponer:
    • El Divino Infante en el Carmelo, por Venancio Galán Cortés, director del Museo Carmelitas Granada. Licenciado en Historia del Arte
  • Aprender:
    • Diorama del V Centenario de Santa Teresa, 1515-2015, por Pedro Pablo González Mecolay. Asociación Belenista de Álava
  • Trabajar:
    • Recreación de la «arquitectura carmelitana», por Francisco Álvarez Sánchez. Asociación de Belenistas de Madrid
    • Construcción de una rueda para un carro de madera, por Jesús Antonio Caderot del Peso. Asociación de Belenistas de Madrid
  • Informar:
    • Gestación y nacimiento de la Asociación de Belenistas de Madrid, por José Manuel López Sotillo. Secretario General y Maestro Belenista de la Asociación de Belenistas de Madrid
      • Orígenes
      • Legalización y fines
      • Socios fundadoes
      • Elección de la 1.ª Junta Directiva
      • La Asociación ya está en marcha
    • Transformar el barro en maestría: la obra escultórica del doctor Pere Catá, por Jordi Montlló Bolart. Associació El Bou i la Mula
      • Algunos datos biográficos
      • Una obra de excepcional valor artístico
      • A modo de epílogo
    • El retablo ayacuchano declarado Patrimonio Cultural de Perú
    • Distinción al Mérito Civil para Juan Antonio Griñán Nicolás
    • Belenes en el Museo
    • Nacimientos americanos en Madrid
    • Cinco exposiciones sobre el Niño Jesús
    • El Bou i la Mula: dos décadas trabajando para la salvaguarda del belenismo como patrimonio integral
    • El Taller-Museo Santxotena de Artziniega (Álava): veinte años exponiendo belenes y fomentando el trabajo artesano
    • Angeli en Lerma (Burgos)
    • Eventos belenistas
  • Leer
  • Recordar:
    • Memoria de actividades, periodo 01.03.2018 – 28.02.2019, por José Manuel López Sotillo. Secretario General y Maestro Belenista de la Asociación de Belenistas de Madrid