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Portada de la revista ¡Aleluya! n.º 10 - Asociación Belenista de Valladolid (2015)

Elementos simbólicos de nuestros belenes, por Juan Carlos Sánchez Gómez

27 Nov 15
Presidencia FEB
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Elementos simbólicos de nuestros belenes

Artículo publicado en la revista ¡Aleluya! nº 10 (2015) de la Asociación Belenista de Valladolid

Imagotipo de la Asociación Belenista de ValladolidMuchos de los elementos protagonistas de la Navidad aparecen en los evangelios canónicos o sinópticos; y también gran parte de ellos en los evangelios apócrifos y otros están basados en leyendas medievales.

Toma relevancia, en el siglo III, el acontecimiento de la natividad del Niño Jesús a partir de los datos que se tienen de los textos bíblicos, y en el siglo VII se comenzará a celebrar con el esplendor e importancia litúrgica con que se conmemora en la iglesia actual.

Son muchos los elementos simbólicos del “Belén”, y este artículo destacará algunos de los elementos que contribuyen a su configuración, dando significado a cada uno de ellos. Tal es el menester, que habiendo personajes, lugares, escenas, animales y objetos en el “Belén”, en esta ocasión paso a explicar el grupo de los objetos, quedando pendientes los otros elementos de los ya citados.

Imagen 1: el pesebre

Imagen 1: El pesebre

El pesebre en donde recuestan al Niño Jesús inmediatamente después de su nacimiento es una cuna improvisada (ver Imagen 1). En todas las representaciones artísticas el Niño Jesús está entre María y José, que tuvieron que resguardarse en una de las cuevas destinadas a animales. De ahí que el Niño aparezca en un pesebre de piedra o de madera recostado entre pajas y protegido por el calor emitido por los animales.

Representa la fragilidad de la humanidad del Mesías como verdadero Dios y verdadero hombre, e igualmente simboliza la sencillez y la humildad con que nace el Mesías.

Expresión plástica con la que se nos está catequizando para no desear acumular bienes innecesarios, y vivir con lo imprescindible, para que no desarrolle la humanidad la codicia y la envidia. También nos insta a pensar, parafraseando a Santa Teresa de Jesús, que “quien a Dios tiene, nada le falta: solo Dios basta”.

En algunas representaciones medievales, en las escenas de la natividad de Jesús el pesebre fue sustituido, en ocasiones, por una especie de altar. En algunas de estas obras, en vez de situarse la escena en un establo, se sugiere una iglesia, con lo cual se realza su trascendencia. El pesebre en que (Jesús) reposa -dice la “Glosa Ordinaria”- es el mismo altar del sacrificio.

Imagen 2: la aureola, resplandor o corona

Imagen 2: La aureola,
resplandor o corona

La aureola, resplandor o corona generalmente aparecen remarcando las cabezas de los personajes sagrados (ver Imagen 2). Aunque a veces pueden estar combinadas entre ambas, pero lo más usual es que sólo se utilice un tipo de ellas. Estos elementos representan la diferencia entre la humanidad y la divinidad.

La aureola o nimbo es un halo de luz colocado sobre la cabeza de la Virgen, san José o el Niño Jesús.

El resplandor es un conjunto de rayos de luz que rodean la cabeza de las figuras sagradas.

La corona remarca la realeza divina de los personajes representados. Puede ser una corona real sencilla; una corona real con imperiales; o una corona real con imperiales y resplandor.

Imagen 3: la vara o bastón y los lirios

Imagen 3:
La vara o bastón y los lirios

La vara o bastón (ver Imagen 3) está asociado al mando y siempre se ha interpretado como uno de los símbolos del poder. La vara de mando (cetro) es en realidad un bastón delgado, corto, que ha perdido su utilidad práctica, quedándose limitado a sus funciones honoríficas o conjuratorias.

La vara asume su valor de signo de elección divina en los relatos apócrifos sobre la selección de José para esposo de María. En dichos relatos una paloma blanca descendió sobre la cabeza de José y de la vara (bastón) seca que sostenía entre sus manos florecieron unos lirios (ver Imagen 3). Este acto simboliza el deseo de Dios de que entre los doce pretendientes presentes en el Templo para ser elegidos como esposo de María, fuera José el seleccionado {Protoevangelio de Santiago, VIII-IX; Libro sobre la Natividad de María, VIII).

Por otro lado, la vara aparece en las representaciones clásicas del belén tradicional, como alusión al elemento de todo viajero. La indumentaria del viajero incluía la vara, el sombrero de ala ancha y una especie de bolso de viaje. Esto se ha mantenido en algunas figuras de la Sagrada Familia, sobre todo en las de vestir.

El lirio simboliza la pureza y la inocencia y a lo místico. Desde la Edad Media es uno de los símbolos marianos aplicado a la Virgen. Su color blanco y la extrema suavidad de su tacto corroboran estas acepciones. También se asocia a las representaciones de diferentes santos que destacaron por su castidad. En ocasiones la vara de san José se encuentra remarcada con esta flor en alusión al respeto de José hacia María con la cual no mantuvo contacto camal y a su milagroso matrimonio.

Imagen 4: oro, incienso y mirra

Imagen 4: Oro, incienso y mirra

El oro, incienso y mirra (ver Imagen 4) son los presentes ofrecidos por los Reyes Magos, los cuales fueron los segundos destinatarios de la revelación del nacimiento de Cristo:

  • El oro hace alusión a la realeza del Niño Jesús que es agasajado con el tributo de un metal precioso que era una de las típicas ofrendas tributadas a los reyes, emperadores o a los dioses.
  • El incienso hace alusión a la divinidad de quien recibe dicho tributo, reservado en el mundo antiguo a los dioses o a ser quemado en los palacios. Reúne el incienso varios simbolismos convergentes: el humo, el perfume y las resinas incorruptibles con que se prepara. Así, el incienso se hace imagen visible de la oración, que, brotada de un corazón puro, se eleva hasta la divinidad, dejando un rastro oloroso. Ello lo convierte en atributo sacerdotal, lo cual explica que fuese uno de los regalos de los Magos a Jesús.
  • La mirra es exponente de la humanidad de Jesús, al ser empleada por los médicos de la antigüedad para curar heridas. También este presente entregado al Emmanuel hace referencia a su futuro martirio en la cruz, al ser la mirra uno de los elementos utilizados para el embalsamamiento con ungüentos aromáticos.

Juan Carlos Sánchez Gómez

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