Queridos belenistas, con esta son cuatro las oportunidades en que me habéis permitido saludaros y daros la bienvenida a un Congreso Nacional.
Para cumplir, pues, con la tradición, bienvenidos a esta amable tierra que nos acoge con sus mejores galas. Sé que todas las autoridades provinciales y locales han colaborado para hacemos pasar unos días inolvidables.
Comentamos muchas veces que nuestros Congresos decaen e, incluso, trabajamos para cambiarlos, para darles otra sal, otros alicientes, pero creo que no es así, y no es porque esté en contra de esos cambios. Toda mejora, toda innovación, es un empuje importante para los mismos y, por tanto, para el belenismo.
Pero, ¿los congresos se apagan? ¿Parece que no tienen la vida que tenían antes?, o ¿será que los que nos apagamos somos nosotros porque la partida de nacimiento se nos está poniendo amarilla, como decía el gitano, o porque de tanto asistir a los mismos ya nos conocemos su contenido y no nos llama la atención, como el cántaro que se acostumbra a ir a la fuente hasta que se rompe?
Belenistas aquí reunidos, venidos prácticamente de todas las provincias españolas, ¿no encontráis atractivos los congresos? No quiero presumir de optimista, pero vosotros, todos y cada uno de los presentes, me estáis diciendo que sí. En caso contrario, no os hubierais desplazado cientos de kilómetros para encontrarnos aquí hoy.
Si a un congreso venimos a ver muchos belenes, muchos dioramas, es posible que en la asociación de turno no los haya. Si venimos a ver muchos monumentos e iglesias antiguas, es posible que la ciudad haya sido fundada en el siglo pasado. Si venimos a comer con gula es posible que la moderación y el buen gusto de este pueblo no nos lo permita. Si lo que venimos es a poner faltas y a protestar por todo, mejor sería que nos hubiésemos quedado en casa.
Sé que todos y cada uno hemos venido a esta maravillosa tierra de Castellón, con buena voluntad, para pasar unos días de convivencia y unión entre amigos, para ver belenes, para adquirir conocimientos, para alejarnos de nuestros problemas, para oír hablar de belenes, de belenismo, de amor y esperanza, que nos permita regresar a nuestras ciudades con una inyección de moral y de optimismo, que nos haga superar los problemas de nuestro entorno, las enfermedades de nuestros próximos, los inconvenientes diarios de nuestra vida…
Venimos a ampliar nuestro círculo de amistades belenistas, a fortalecer las realizadas el año anterior, a tomar ideas y, si es posible, sin que se entere nadie, a comprar algunas figurillas y complementos para el próximo montaje.
Mi deseo es que vuestras esperanzas e ilusiones se cumplan y que, cuando se termine y tengamos que decirnos hasta pronto, nos vayamos con el buen sabor de boca de haber pasado unos días estupendos, satisfechos porque todos hemos colaborado en el éxito de este XL Congreso Nacional.
Juan Roig Carretero – Presidente de Federación Española de Belenistas
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