Se atribuye a San Francisco de Asís la idea de promocionar la confección de las escenas del nacimiento del Señor, los conocidos belenes que catequizan nuestras Iglesias, casas y pueblos en los días de Navidad. Constituye una tradición, antigua, loable, hermosa y muy útil para ayudarnos a penetrar en el sentido verdadero y profundo de la Navidad. En una sociedad que conscientemente decide alejarse de la luz y el calor de Dios, la composición entrañable de los belenes nos muestra el corazón amoroso de Jesucristo en la sencillez y humildad de un pesebre.
La secularización de la que actualmente se ve sometida la Navidad, tiende a olvidar a su verdadero protagonista, que es Hijo de Dios que nace en Belén, y a que tomen un protagonismo desmedido elementos periféricos e incluso contrarios al espíritu propio de la Navidad: los gastos desmedidos, el despilfarro, un simple periodo de vacaciones sin ningún sentido trascendente, etc.
La contemplación del belén navideño nos trae a la memoria imágenes puras y entrañables de nuestra infancia, de nuestros padres, abuelos y familiares, el sabor a hogar cristiano y oración esperanzada en la Nochebuena, la conciencia de que hemos recibido el don de la fe en el seno de una tradición bimilenaria que expresa lo más genuino y hermoso del corazón humano y a lo que todos, aunque sea de modo inconsciente, aspiramos alcanzar. Dios se ha inclinado y acercado a nosotros haciéndose Niño para levantarnos a la altura vertiginosa de poder y llegar a ser hijos de Dios y acceder a la contemplación amorosa del Misterio de Dios. Los belenes constituyen una ayuda eficaz para no perder el verdadero sentido de la Navidad y recuperar y conservar su espíritu genuino.
Felicito a la Asociación de Belenistas por el esfuerzo constante en fomentar entre nosotros la confección de los belenes navideños. Constituye una hermosa catequesis popular y familiar el que en cada hogar los padres junto con los hijos y abuelos se comprometan y colaboren en la preparación del belén durante el tiempo de Adviento y, ante él, puedan durante la Navidad contemplar el amor de Dios, orar y cantar con el corazón inundado de alegría, paz y esperanza. Es también un hermoso signo de auténtico espíritu navideño la preparación del belén en las parroquias, asociaciones y municipios de nuestra Diócesis.
Pido al Señor la bendición abundante sobre todos vosotros. Vuestro quehacer constituye una forma peculiar y eficaz de apostolado que estoy seguro el Señor bendecirá con frutos abundantes.
Mario Iceta Gavicagogeascoa – Obispo auxiliar de Bilbao
Deja un comentario