Navidad que nos da la vida
Artículo publicado en el boletín Ánfora n.º 24 de la Asociación Complutense de Belenistas
Queridos belenistas:
Las fechas de Navidad se acercan. Es tiempo de prepararnos interiormente y adentrarnos un paso más en el conocimiento profundo del gran misterio de nuestro Dios. ¡Cómo es nuestro Dios! ¡Cómo es nuestro Padre! Él, que ha puesto a nuestros pies la creación entera, que nos regala la vida segundo a segundo, que se arriesga a darnos la libertad de corresponderle; aún no tiene bastante. Nos lo regala todo, se ofrece Él mismo.
El Hijo de Dios, omnipotente y todopoderoso, se abaja, se humilla. Dios es ahora el niño Jesús, el hijo de una mujer sencilla y un pobre carpintero, que nace en terreno de rechazados; los pastores son sus primeros testigos. Dios se hace necesitado. Dios me necesita. ¿Es eso cierto? Siendo como soy, tan pecador, ¿qué interés puede tener Dios en mi?
Dios busca nuestra pobreza. “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores” (Lc 5, 32). ¿Y no es nuestro pecado nuestra mayor pobreza? ¿No será éste el interés de Dios? ¡Dios me ama! Y con un amor absolutamente interesado, hasta el extremo de ofrecerse por mí. Este es el poder de Dios, el Amor infinito. El amor que debilita, que deja al amante a merced del amado. Dios está en manos de los hombres, en mis manos. El amor de Dios nos salva porque nos entrega su vida hasta las últimas consecuencias. Dios nos levanta, nos salva por el poder de su amor.
Pero, ¿cómo llegar a aceptar esta inmensidad? Que sea María, la mujer sencilla y humilde, la llena de gracia, quien nos muestre el camino y nos abra los ojos y el corazón para poder contemplar este misterio infinito que vosotros, queridos belenistas, vais a plasmar con vuestro arte.
+ Juan Antonio Reig Pla
Obispo Complutense
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