Nuestro arte belenista,
por Vicente Prieto Bononato
Artículo publicado en la revista Pastorela n.º 9 (12/1995)
de la Asociación de Belenistas de Callosa de Segura
Siempre ha sido la Natividad uno de los motivos más repetidos en las bellas artes a lo largo de aquellos siglos en los que la Iglesia fue el gran promotor y mecenas de la cultura. Desde la pintura a la escultura, pasando por el teatro, la poesía y la música; el misterio de la venida al mundo del Redentor, pobre y humilde en un establo de la aldea de Belén ha sido constante inspirador de innumerables y bellísimas representaciones artísticas.
Mucho han cambiado los tiempos y no poco las maneras de la Iglesia, siempre atenta al devenir de la historia. Pero aunque el mensaje permanece inmutable para los hombres de buena voluntad, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que los motivos religiosos han desaparecido prácticamente del arte y la cultura occidental de este siglo que nos termina.
¿Por qué no pensar que acaso sea el belenismo y sus distintas manifestaciones piadosas el último reducto de esta tradición artística?
Desde mi punto de vista, los belenistas somos depositarios y continuadores de una extensa y riquísima tradición de siglos de piadosa y evangelizadora representación del Misterio Navideño que cada año revivimos en nuestros belenes, nacimientos o pesebres.
¿No son nuestros belenes, verdaderos «teatrillos navideños» donde las figuras, nuestras humildes esculturas navideñas viven y dialogan alrededor del comienzo de la obra redentora?
¿No rebosa «poesía religiosa» la mística adoración que reyes y pastores rinden a nuestro Dios-Niño en el escenario de nuestros belenes?
¿Cabe dudar acaso que un belén cuidadosamente terminado es todo un tratado de composición, perspectiva, luz y color, que en nada se aparta ni desmerece de la mejor pintura religiosa?
El aire pastoril y bucólico de los villancicos que inundan nuestro belén, ¿no constituye la mejor y más lozana manifestación de música popular navideña?
Y por último, y como verdadero timbre de gloria de nuestra bendita «manía belenista», ¿no son un año y otro nuestros belenes la más elocuente homilía y la más eficaz catequesis plástica de la entrañable y ejemplarizadora venida al mundo de todo un Dios -nuestro Dios- hecho niño por salvarnos, en el vientre de una madre Virgen por obra del Espíritu?
No es nuestra dedicación al belenismo tan sólo un hobby, un entretenimiento vano e infantil, unas manualidades especializadas. Nuestro arte belenista es ARTE EVANGELIZADOR, así, escrito con mayúsculas, por el que no sólo no tenemos porqué avergonzarnos ni ocultarlo con la consabida excusa ante el mundo Yo pongo el belén para los niños…
No, afirmemos con orgullo que el belén, el que nosotros sentimos y tal como lo sentimos, es de adultos y para adultos que sepan y quieran entender su rica tradición artística y su valioso mensaje salvador, que nos esforzamos por renovar cada año en nuestras casas y en nuestros corazones.
Vicente Prieto Bononato
Presidente de la Federación Española de Belenistas
y de la Asociación de Belenistas de Jerez