En la tarde-noche de hoy, sábado 19 de diciembre de 2015, ante el numeroso público congregado en la Sala de Cámara del Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, en un acto amenizado por la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, D. Jaime Martínez González-Río, médico, reputado neumólogo y amante de la música y del deporte (Presidente de la Asociación de Amigos de la Ópera de Oviedo y Expresidente de la Federación de Rugby del Principado de Asturias y del Oviedo Rugby Club), ha pronunciado el siguiente Pregón de Navidad.
Jaime Martínez González-Río, pregonero de la Navidad 2015 en Oviedo (19/12/2015)
«Queridos amigos todos:
Inicialmente deseo expresar mi sincero agradecimiento a quienes tuvieron la idea, la ilusión y la determinación de fundar hace 26 años y lograrlo, a la vista está, que Oviedo tenga una asociación cultural y religiosa como esta, y es mi deseo, haciéndolo extensivo a todos los presidentes, directivos y socios, mencionar y recordar a una persona, D. José María Marcilla, a quien conocí por razones profesionales y a quien admiré profundamente. He hecho énfasis en el aspecto religioso, actualmente menospreciado e intentado ser sustituido por la «fiesta del solsticio de invierno» y me apoyo para ello en la reciente «frase del día» de mi amigo el artista Manolo Linares citando a Francis Bacon (1560-1626), hace 400 años, y que dice así: «El respeto de sí mismo es, después de la religión, el principal freno de los vicios». Creo que sigue vigente.
Cuando mi amiga y compañera Pepa, me comunicó vuestra intención de que fuese yo el pregonero mi primera reacción fue de sorpresa. ¿Por qué me eligieron?
Acudí, como se suele hacer en estos casos, a recordar qué era un pregón y, naturalmente, me fui al Diccionario de la RAE, y copio literalmente:
pregón: Del lat. praeconium. Tiene cuatro definiciones y de ellas me quedo con la primera, «Promulgación o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de algo que conviene que todos sepan«. Es lo que estoy haciendo ahora mismo.
La segunda, «Discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella» en este caso la Navidad. También lo suscribo.
Nada de la tercera, «Proclama o amonestación canónica de próximo matrimonio, en que se leen los nombres y circunstancias de quienes han de casarse«.
Y sí la cuarta: «Alabanza hecha en público de alguien o algo» y esta vez me referiré a nuestra Asociación.
Finaliza la RAE con la definición de pregón pascual: «Lección que se canta al comienzo de la vigilia pascual en la liturgia católica» y que, evidentemente y no se preocupen, no voy a cantar, lo dejo para el magnífico coro que completará este acto. En la revista «Navidad con Belén 2015» me presentan como amante de la música y es verdad, siendo para mí un honor compartirlo con la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo que preside mi amigo Francisco González-Buylla, a quienes disfruto en sus actuaciones en la Temporada de Zarzuela y anualmente durante el acto de entrega de los Premios Líricos Campoamor. Hoy nos disponemos a disfrutarlos aquí.
En fin, gracias por permitir dirigirme a ustedes. Intentaré referir brevemente algo de lo que he conocido de la Asociación; describiré mi cortísima experiencia, eso sí entrañable, con mis belenes cercanos; les contaré algunos datos que me han impresionado, y finalizaré describiéndoles qué significado tiene para mí el belén y la Navidad.
Volviendo a la primera pregunta que me hice, ¿por qué me eligieron?, quizás conocían que a mí, y a mi familia, nos gusta la Navidad más que el «solsticio de invierno». Que saludamos con un «Feliz Navidad» o «Merry Christmas» y no simplemente con «Felices Fiestas», ya que las consideramos incluidas en la Navidad.
Es verdad que en mi casa hay por tradición belén o, mejor dicho, belenes pequeñitos, pero también, y ¿por qué no?, árbol de Navidad, no abeto del solsticio de invierno, y, desde luego, llega Santa Claus, ¡pero también los Reyes Magos!
Una vez dicho este preámbulo y después del apurón que me llevé cuando, tras cuidadosa investigación, logré saber quiénes habían sido las ilustres personalidades que me han precedido en el pregón y leí con atención algunos de sus textos, me entró el pánico y, cómo no, siendo consciente de que eran personalidades con muchos más méritos que yo y cito como ejemplo, a los Sres. Arzobispos D. Carlos Osoro y D. Jesús Sanz Montes, a profesores como D. Emilio Alarcos, D. Carlos Conde, D. José María Martínez Cachero, Carmen Ruiz Tilve, escritores como Fernando Vizcaíno Casas o María Teresa Álvarez, periodistas como Isabel San Sebastián y Paloma Gómez Borrero, etc., y aunque debería citarlos a todos, por favor les ruego consulten el Boletín de la Asociación. Quiero señalar que el año pasado correspondió a mi colega el Dr. Luis Fernández-Vega, ayer nombrado «Ovetense del Año 2015» por lo que le felicito efusivamente, pero lo que no sé es si dos médicos seguidos será lo más adecuado.
Pues bien, lo que hoy van a escuchar es algo mucho más terrenal, que espero tengan la amabilidad de aceptarlo como lo que es, un pregón atípico, y, desde ya, les ruego sean benevolentes con mis palabras asegurándoles que están dictadas más que teniendo en cuenta aspectos culturales, artísticos o religiosos, por el impacto indudablemente positivo que la Navidad y el belén, que para mí son equivalentes, han hecho en mí y los recuerdos y sentimientos que a lo largo del tiempo los belenes que tuve la satisfacción de disfrutar en mi casa y visitar con mis padres, mi familia, hijas y ahora espero con mis niet@s, y que espero trasmitirles.
Volviendo a la responsabilidad de «quedar bien» y dejar claros mis sentimientos de Paz y Amor en el pregón de una asociación que ya ha celebrado 25 años de existencia, que ha organizado este año el Congreso Nacional de Belenistas 2015 con gran éxito, que son expertos en todo lo concerniente a la Navidad, me manifiesto totalmente identificado con la frase referida por D. Juan Antonio Martínez Camino en el pregón del año 2010, «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres, y mujeres, que ama el Señor» (Lc 2,14) refiriéndose a la Paz, y también con el Amor. ¿Cómo si no se explica que, durante la Primera Guerra Mundial, y solamente durante 24-48 horas, se parase el fuego de las armas el día de Navidad? Lamentable que 100 años más tarde sigamos con conflictos bélicos de todo orden y el espíritu vigente desde hace 2015 años que comenzó en el pueblecito de Belén, con una familia, y este dato se me antoja muy importante, Padre, Madre e Hijo quien, con su nacimiento, vida y muerte, 33 años después, ha venido para salvar al mundo. Y no lo hizo en un palacio u otro lugar lujoso, y no se hizo rico, y no hizo «violencia de ningún género», fue austero, expulsó a los supuestamente corruptos mercaderes del templo, no hizo guerras; al contrario, ofreció la otra mejilla, no fue intolerante, hizo el bien a su alrededor sin pedir ningún tipo de recompensa y murió por toda la humanidad. ¿Puede esta historia sentirse cuando se está delante de un Nacimiento, cualquiera que sea su tamaño y ornamentación? Natividad y Añadidos. Sí, y seguro que se disfruta mucho más si se ha ayudado a diseñarlo y construirlo. Oviedo, sus ciudadanos, creyentes o no, les deben de estar muy agradecidos a su labor.
Estamos a siete días del 25 de diciembre que fue fijado en el calendario cristiano como la fecha del nacimiento de Jesús y el primer calendario litúrgico con la celebración de Navidad fue en el año 320. Se escogió ese día por ser la fiesta romana del solsticio de invierno (Dies natalis solis invicti), cuando los días se alargan y, por ello, los padres de la Iglesia llamaban a Jesús «Sol de Justicia» y la liturgia ortodoxa lo representa como «Luz del Mundo», esa luz a la que se refería el año pasado el oftalmólogo Luis Fernández-Vega.
El belén de Navidad, también conocido como pesebre, es una de las tradiciones navideñas más arraigadas en España y, en gran parte gracias a la Asociación Belenista, en Oviedo. En la Nochebuena de 1223 en Asís, San Francisco montó el primero en una cueva cercana a la ermita de Greccio. Tiene, por tanto, origen italiano y no en vano San Francisco es considerado desde 1986 el «Patrón Universal del Belén». A su popularización contribuyó el que en 1465 se fundase en París la primera empresa fabricante de figuras del belén, y en España el primer taller belenista está fechado en 1471 en Alcorcón. Casi 500 años después se conserva la tradición y actualmente en nuestros talleres ovetenses se hacen magníficas representaciones, teniendo presencia anual en la Plaza de la Catedral y estos días, polémica incluida, en la Plaza del Pescado. ¡No dejéis de visitarla, es espectacular!
¿Cuál es el origen de los belenes? Desde la descripción sencilla que el Evangelio hace, explícita pero muy sobria del nacimiento de Jesús, «Mientras ellos estaban allí, se le cumplieron (a María) los días del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento«, se pasó a añadir paisajes, imágenes costumbristas, figuras de los tres Reyes Magos (por cierto, esto último desde que en el siglo V un decreto papal, citado en una homilía de San León Magno, fijó ese número, ya que anteriormente variaba entre 2 y 12); pues bien, evolucionó a los artísticamente muy desarrollados belenes napolitanos, españoles y latinoamericanos como los conocemos en la actualidad. Tengo para mí que una Natividad hecha en una corteza de árbol en Kenia de acuerdo con sus tradiciones es, dentro de su extrema sencillez, tan conmovedora como el Nacimiento de Monzón en Huesca con más de 10.000 figuras, los napolitanos del Palacio Real de Madrid, los Salzillos de Murcia, etc.
¿Cómo eran los primeros Nacimientos o belenes que recuerdo? En casa, traíamos las figuras desde el desván, figuras de barro pintado, río de papel de plata, musgo de El Fontán, serrín, castillo de Herodes, Reyes Magos que «andaban» un poco cada día, las primeras luces eléctricas y que estaban hasta el día de Reyes en que, sin verlo nosotros, desaparecían hasta el próximo año.
Fuera de casa el de mi primer Colegio de la Medalla Milagrosa, en las Hermanitas de los Pobres en la calle Pérez de la Sala y más lejos y maravilloso a nuestros ojos el que visitábamos en Lastres con mis padres, primos y tíos que era enorme, se movía, tenía agua en el río que movía una noria, las figuras eran bellísimas, ¡se hacía de noche y amanecía! Data de 1940, se debe a la labor de la familia Victorero Lucio y está instalado en la iglesia de Santa María de Sádaba. Consta de unas 400 figuras y 80 palacios y casas y se mantiene gracias al esfuerzo de la asociación «Austera». Gracias por lograr que otros niños actuales puedan contar dentro de 60 años que lo han visto y disfrutado como yo. Alguna vez visitamos, ya un poco mayores, el del Asilo de Pala de Siero, el instalado en el Sanatorio Marítimo de Gijón y, cómo no, el de Covadonga.
Belenes entrañables e inolvidables eran los que siempre, las enfermeras y auxiliares se encargaban año tras año, de ponerlo con sus luces en el Servicio de Neumología del HUCA y en el Instituto Nacional de Silicosis, muy emocionante con carbón, castillete de entrada al pozo, etc… Asimismo, en Pediatría, sobre todo en Oncología Pediátrica, con la visita al belén de los Reyes Magos, siempre ha sido emocionante.
Estos últimos años fue obligada la visita al de la Asociación en la Plaza de la Catedral, con sus figuras de tamaño natural y los dioramas que ahora he disfrutado en su asentamiento de la Plaza del Pescado, como me he referido anteriormente. El último que he descubierto, y por cierto muy bien hecho, es el belén de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo.
A día de hoy en mi casa y gracias a la labor de Susie, mi esposa, tenemos tres: pequeño tradicional, mejicano criollo y africano muy simple. Todos ellos entrañables y el ejemplo que les traigo, adquirido en Kenia, que por su sencillez es mi favorito.
Relacionando Navidad y música tuve ocasión hace un mes de comentar con el barítono asturiano David Menéndez este tema y, sin pretender ser exhaustivos, me citó un grupo de Oratorios que parcial o totalmente se refieren a la Navidad, como el «Oratorio de Navidad» BWV248, de Johann Sebastian Bach; el «Oratorio de Noël, Op. 12 de Camille Saint-Saëns o «La infancia de Cristo» de Louis-Hector Berlioz. Punto y aparte es «El Mesías» de Georg Friedrich Haendel, cita anual en Oviedo por estas fechas y que tuve la satisfacción de disfrutar ayer en este mismo Auditorio o «Une Cantate de Noël» de Arthur Honegger. En cuanto a ópera, y por su proximidad temporal, ya que se pondrá el próximo mes en el Teatro Campoamor, recordar que el primer y segundo acto de «La bohème» de Giacomo Puccini transcurre el día de Navidad, y el tercer acto de «Werther» (de Jules Massenet, basada en la novela de Goethe) en la Nochebuena. Más actual, la ópera de Gian Carlo Menotti «Amahl and the Night Visitors» es exponente de que el tema navideño tiene actualidad en la ópera.
Finalmente, ¿qué significa para mí el belén y la Navidad?: familia reunida, hogar, ternura, tradición y religiosidad. También solidaridad, respeto, pensar en los que no tienen, por razones muy diversas, la oportunidad de disfrutarlos y tener muy presentes a los ausentes.
Agradezco muy sinceramente la oportunidad que me habéis dado, al tener que preparar este modestísimo pregón. Sinceramente he aprendido mucho y os admiro. Yo, aunque no participo en las labores de la Asociación y encuentro la disculpa de la falta de tiempo, conocéis que tenéis mi apoyo, humilde como asociado y grande en sentimiento. No me gusta comprometerme a trabajar con vosotros y no poder cumplirlo. De todas formas, si en algún momento creéis que puedo ayudar en algo, no dudéis de solicitármelo.
Finalizo con el sincero deseo de que reinen la Alegría, Amor, Luz, Solidaridad y Paz en todo el mundo a través del espíritu de la Navidad.
¡Feliz Navidad 2015!
Muchas gracias.»
Jaime Martínez González-Río – Oviedo, 19 de diciembre de 2015