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Santa Sede – Papa Francisco – Homilía de la Santa Misa de Nochebuena y Natividad del Señor 24/12/2017

25 Dic 17
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Santa Sede – Papa Francisco
Homilía de la Santa Misa de Nochebuena y Natividad del Señor
24 de diciembre de 2017

Escudo papal de Francisco (Jorge Mario Bergoglio)

Escudo papal de
Francisco

Basílica de San Pedro – Domingo 24 de diciembre de 2017

«María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre porque no había lugar para ellos en el albergue» (Lc 2,7). De esta manera, simple pero clara, Lucas nos lleva al corazón de esta noche santa: María dio a luz, María nos dio la Luz. Un relato sencillo para sumergirnos en el acontecimiento que cambia para siempre nuestra historia. Todo, en esa noche, se volvía fuente de esperanza.

Vayamos unos versículos atrás. Por decreto del emperador, María y José se vieron obligados a marchar. Tuvieron que dejar su gente, su casa, su tierra y ponerse en camino para ser censados. Una travesía nada cómoda ni fácil para una joven pareja en situación de dar a luz: estaban obligados a dejar su tierra. En su corazón iban llenos de esperanza y de futuro por el niño que vendría; sus pasos en cambio iban cargados de las incertidumbres y peligros propios de aquellos que tienen que dejar su hogar.

Y luego se tuvieron que enfrentar quizás a lo más difícil: llegar a Belén y experimentar que era una tierra que no los esperaba, una tierra en la que para ellos no había lugar.

Y precisamente allí, en esa desafiante realidad, María nos regaló al Emmanuel. El Hijo de Dios tuvo que nacer en un establo porque los suyos no tenían espacio para él. «Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11). Y allí…, en medio de la oscuridad de una ciudad, que no tiene ni espacio ni lugar para el forastero que viene de lejos, en medio de la oscuridad de una ciudad en pleno movimiento y que en este caso pareciera que quiere construirse de espaldas a los otros, precisamente allí se enciende la chispa revolucionaria de la ternura de Dios. En Belén se generó una pequeña abertura para aquellos que han perdido su tierra, su patria, sus sueños; incluso para aquellos que han sucumbido a la asfixia que produce una vida encerrada.

En los pasos de José y María se esconden tantos pasos. Vemos las huellas de familias enteras que hoy se ven obligadas a marchar. Vemos las huellas de millones de personas que no eligen irse sino que son obligados a separarse de los suyos, que son expulsados de su tierra. En muchos de los casos esa marcha está cargada de esperanza, cargada de futuro; en muchos otros, esa marcha tiene solo un nombre: sobrevivencia. Sobrevivir a los Herodes de turno que para imponer su poder y acrecentar sus riquezas no tienen ningún problema en cobrar sangre inocente.

María y José, los que no tenían lugar, son los primeros en abrazar a aquel que viene a darnos carta de ciudadanía a todos. Aquel que en su pobreza y pequeñez denuncia y manifiesta que el verdadero poder y la auténtica libertad es la que cubre y socorre la fragilidad del más débil.

Esa noche, el que no tenía lugar para nacer es anunciado a aquellos que no tenían lugar en las mesas ni en las calles de la ciudad. Los pastores son los primeros destinatarios de esta buena noticia. Por su oficio, eran hombres y mujeres que tenían que vivir al margen de la sociedad. Las condiciones de vida que llevaban, los lugares en los cuales eran obligados a estar, les impedían practicar todas las prescripciones rituales de purificación religiosa y, por tanto, eran considerados impuros. Su piel, sus vestimentas, su olor, su manera de hablar, su origen los delataba. Todo en ellos generaba desconfianza. Hombres y mujeres de los cuales había que alejarse, a los cuales temer; se los consideraba paganos entre los creyentes, pecadores entre los justos, extranjeros entre los ciudadanos. A ellos (paganos, pecadores y extranjeros) el ángel les dice: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lc 2,10-11).

Esa es la alegría que esta noche estamos invitados a compartir, a celebrar y a anunciar. La alegría con la que a nosotros, paganos, pecadores y extranjeros Dios nos abrazó en su infinita misericordia y nos impulsa a hacer lo mismo.

La fe de esa noche nos mueve a reconocer a Dios presente en todas las situaciones en las que lo creíamos ausente. Él está en el visitante indiscreto, tantas veces irreconocible, que camina por nuestras ciudades, en nuestros barrios, viajando en nuestros metros, golpeando nuestras puertas.

Y esa misma fe nos impulsa a dar espacio a una nueva imaginación social, a no tener miedo a ensayar nuevas formas de relación donde nadie tenga que sentir que en esta tierra no tiene lugar. Navidad es tiempo para transformar la fuerza del miedo en fuerza de la caridad, en fuerza para una nueva imaginación de la caridad. La caridad que no se conforma ni naturaliza la injusticia sino que se anima, en medio de tensiones y conflictos, a ser «casa del pan», tierra de hospitalidad. Nos lo recordaba san Juan Pablo II: «¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!» (Homilía en la Misa de inicio de Pontificado, 22 octubre 1978)

En el niño de Belén, Dios sale a nuestro encuentro para hacernos protagonistas de la vida que nos rodea. Se ofrece para que lo tomemos en brazos, para que lo alcemos y abracemos. Para que en él no tengamos miedo de tomar en brazos, alzar y abrazar al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al preso (cf. Mt 25,35-36). «¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!». En este niño, Dios nos invita a hacernos cargo de la esperanza. Nos invita a hacernos centinelas de tantos que han sucumbido bajo el peso de esa desolación que nace al encontrar tantas puertas cerradas. En este Niño, Dios nos hace protagonistas de su hospitalidad.

Conmovidos por la alegría del don, pequeño Niño de Belén, te pedimos que tu llanto despierte nuestra indiferencia, abra nuestros ojos ante el que sufre. Que tu ternura despierte nuestra sensibilidad y nos mueva a sabernos invitados a reconocerte en todos aquellos que llegan a nuestras ciudades, a nuestras historias, a nuestras vidas. Que tu ternura revolucionaria nos convenza a sentirnos invitados, a hacernos cargo de la esperanza y de la ternura de nuestros pueblos.

Firma del Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio)

© Dicastero per la Comunicazione – Libreria Editrice Vaticana

Isotipo de la Asociación Cultural Belenistas de Cuéllar

Publicaciones 2017 – Asociación Cultural Belenistas de Cuéllar – Revista Nació en Belén n.º 1

23 Dic 17
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Publicaciones 2017 – Asociación Cultural Belenistas de Cuéllar
Revista Nació en Belén n.º 1

Paz y Bien, Querida Familia Belenista:

Imagotipo de la Asociación Cultural Belenistas de CuéllarLa Asociación Cultural Belenistas de Cuéllar presenta el número 1 de su nueva revista Nació en Belén, correspondiente a 2017, que tiene el siguiente índice de contenidos y portada:

¿Sabías que…?
Saluda de Emilio Calvo Callejo, Presidente de la Asociación Cultural Belenistas de Cuéllar
Saluda de Íñigo Bastida Baños, Presidente de la Federación Española de Belenistas
San Francisco de Asís y el primer “nacimiento” o “pesebre” de Navidad
Cómo nace nuestra Asociación
Pregón de Navidad 2017, por Luis Santana, barítono (para la inauguración de nuestros belenes)
El belén del Marqués de Lozoya, por Ángel Peña Martín, Doctor en Historia del Arte
I Encuentro Nacional de Belenistas en Cuéllar
El “Niño Jesús” va al cole…
I Curso de Belenismo en Cuéllar. Lola Temprado y Lidia Moya
Cómo hacer un belén en casa

+ Introducción
+ Escenografía
+ Conclusión

Cómo se hicieron este año los ábsides para el Belén Monumental de Santa Clara mediante imágenes
Taller iglesia de San Andrés paso a paso
Taller de belenistas de Cuéllar: así trabajamos, así disfrutamos del belén. Haciendo tejas
Agradecimientos y empresas colaboradoras

Portada de la revista «Nació en Belén n.º 1» (2017), de la Asociación Cultural Belenistas de Cuéllar

«Nació en Belén n.º 1»
Editor: Asociación Cultural Belenistas de Cuéllar
Mes y año de edición: 12/2017
Descripción: 20 páginas, 21×15 cm – Encuadernación: rústica
ISBN 13 : N/D – Depósito Legal: N/D

Isotipo de la Asociación de Belenistas «San Andrés» de Villava

Agenda 2017 – Asociación de Belenistas «San Andrés» de Villava – Pregón de Navidad a cargo de D. Tomás Azparren Aristizábal

20 Dic 17
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Agenda 2017 – Asociación de Belenistas «San Andrés» de Villava
Pregón de Navidad a cargo de D. Tomás Azparren Aristizábal

Isotipo de la Asociación de Belenistas “San Andrés” de VillavaLa Asociación de Belenistas «San Andrés» de Villava se complace en invitaros al Pregón de Navidad que tendrá lugar en la Parroquia de San Andrés (ver ubicación), el próximo sábado 23 de diciembre de 2017 a las 19:30h.

El pregonero será D. Tomás Azparren Aristizábal, asesor religioso de la asociación.

Previamente a la lectura del pregón, a las 19:00h, habrá una ronda de villancicos que arrancará en la puerta del Ayuntamiento e irá recorriendo las calles de Villava-Atarrabia, terminando en la propia Parroquia de San Andrés.

A continuación de la lectura del Pregón se realizará la inauguración y bendición del Belén Monumental de la Parroquia y de la exposición de dioramas del atrio.

El acto terminará hacia las 20:00h con un concierto de la Coral San Andrés de Villava.

Esperando contar con vuestra presencia, por la que nos sentiremos muy honrados, os saludamos cordialmente.

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Texto del Pregón de Navidad 2017 de la Asociación Belenista de Álava, a cargo de D. Jesús Prieto Mendaza

20 Dic 17
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Texto del Pregón de Navidad 2017
de la Asociación Belenista de Álava,
a cargo de D. Jesús Prieto Mendaza

Isotipo de la Asociación Belenista de ÁlavaEn la tarde-noche de ayer, martes 19 de diciembre de 2017, ante el numeroso público que llenó la Iglesia de los P.P. Carmelitas de Vitoria-Gasteiz, en un acto amenizado por el Coro Erkametza (Elburgo), D. Jesús Prieto Mendaza, licenciado en Antropología Social y Doctor en Estudios Internacionales e Interculturales por la Universidad de Deusto, en la que colabora como profesor, pronunció el siguiente Pregón de Navidad.


Jesús Prieto Mendaza, pregonero de la Navidad 2017 en Vitoria-Gasteiz (19/12/2017)

Jesús Prieto Mendaza,
pregonero de la Navidad 2017
en Vitoria-Gasteiz (19/12/2017)

La Navidad como expresión cultural

«Desde que el hombre es hombre ha buscado adaptar sus ciclos festivos a los ciclos de la vida, fundamentalmente por su dependencia durante siglos de la agricultura y la ganadería. Así la naturaleza, y es esta una perspectiva fundamentalmente ecologista, marcaba los ritmos del tiempo de labor y del tiempo mágico, del tiempo sanador, es decir del tiempo festivo. Uno de esos ciclos es el que coincide en todo el hemisferio norte con el solsticio de invierno, con el parón de la naturaleza, de la vida. Es este un tiempo de poca luz, de oscuridad, de recogimiento doméstico y familiar. Precisamente por todo ello se celebra el momento en que comienzan a ganar peso la luz y el calor, por lo tanto, el acercamiento paulatino al despertar de la naturaleza con la esperada primavera. De ahí que los romanos celebraran el Natalis Solis Invicti, Nacimiento del Sol Invicto, festividad asociada al nacimiento del dios Apolo.

Pero con la cristianización, las fiestas paganas se readaptan y en el imaginario cristiano se decide recordar el nacimiento de Jesucristo, allí en Belén, un 25 de diciembre hace 2017 años. Desde entonces la «Natividad», este tiempo desde adviento hasta la festividad de los Reyes Magos se celebra entre nosotros con toda una serie de rituales, profanos y religiosos, que coinciden en algo característico de toda fiesta: su magia. Y es que la magia impregna la festividad de la Navidad.

Invito a la concurrencia a recordar: por favor piensen en las Navidades de su infancia, en las de su juventud, en las de su actual madurez pensando en la ilusión de hijos o, quizás ya, nietos. Reconocerán que en todas ellas la ilusión, la alegría, la reunión o el misterio, es decir la magia, por la llegada de Dios y de los Magos de Oriente están presentes.

Bien, pues uno de esos rituales navideños es en nuestro entorno cultural el belén o nacimiento. Se suele ubicar su nacimiento, valga la redundancia, en el siglo XIII y su autoría se atribuye a San Francisco de Asís que en la Navidad de 1223 realizó un belén viviente en una gruta de Greccio. Es pues el Nacimiento una de las tradiciones más hermosas de nuestra Navidad.

A pesar de la introducción de elementos llegados del norte de Europa, como son el abeto de Navidad y Santa Claus, o recreaciones propias como es el cuento de Olentzero, el belén es sin duda el elemento ritual que más se aproxima a la esencia de la Navidad. Les pido de nuevo que recuerden su infancia, que actualicen su memoria navideña, que vivan el presente también. ¿Acaso no hay un Nacimiento en esas imágenes?

Las modas lo invaden todo, nuestras formas de consumo, de ocio, de cultura. Pero en los últimos tiempos parece generalizarse una moda, más cimentada en las ocurrencias de algunos que en la documentación, que hace de la demolición de todo lo anterior una profesión de fe y progresía. Las tradiciones, costumbres o raíces que nos conforman como sociedad, entre ellas la tradición belenista, son cuestionadas, y eso en principio no está mal, desde un espíritu autodestructor muy alejado de esa crítica constructiva que hace avanzar a todo grupo humano. Así, los sustentos antropológicos que han definido nuestra identidad (múltiple y diversa, ciertamente, pero identidad, al fin y al cabo) hasta nuestros días, son sometidos a una sistemática acción de demolición para ser anulados, en algunos casos, o sustituidos, en otro, por rituales que tienen que ver más con el esperpento que con el devenir diacrónico de nuestra historia. Esta moda está penetrando absolutamente todos los aspectos de eso que Durkheim denominaba «conciencia colectiva» y en esta época le toca también a una de nuestras festividades más importante: la Navidad.

Así, determinados sectores ideológicos están recuperando la idea de las «Saturnales» romanas, para buscar el reencuentro con las celebraciones paganas del solsticio de invierno, frente a nuestras «Navidades cristianas». De esta forma se está generalizando el uso de expresiones como «felices saturnales» o «felices fiestas de solsticio de invierno». Determinados ayuntamientos han celebrado la fiesta de las «magas de la Navidad», pues se considera una forma laica y republicana de festejar este tiempo festivo invernal frente a las Navidades tradicionales, que son consideradas una fiesta retrógrada. La ciudadanía es libre de hacer con su vida lo que sea, no seré yo quien diga lo contrario, pero tratándose de personajes que se deben a la cosa pública y con el ánimo de documentar con seriedad su propuesta imagino que se habrán encontrado infinidad de tesis doctorales realizadas sobre el tema en numerosas universidades del mundo y bibliografía abundante al respecto de importantes eruditos, sociólogos, etnógrafos y estudiosos de los rituales festivos. ¿O no?

Ya el pasado año una importante ciudad española promovió unas Navidades más «laicas», con propuestas como la celebración del solsticio de invierno y la fiesta de la luz, o la campaña «no somos rosas ni azules»; otra no menos importante capital también apostó porque no hubiera belenes en las calles, pues otras comunidades religiosas podrían verlo como una ofensa; incluso una ciudad a la que acuden anualmente miles de peregrinos decidió suprimir el belén navideño de su mundialmente conocida plaza para sustituirlo por unos abetos; o el caso de una hermosa villa mediterránea que también eliminó la proyección de motivos navideños en la fachada de la casa consistorial, para sustituirlos por figuras más laicas. La lista sería interminable si añadimos la negativa de ludotecas, colegios, residencias y organismos que sustituyen villancicos, nacimientos y zambombas por hip hop, castillos de Playmobil o degustaciones de cuscús, pensando de esta forma ser mucho más progresistas. Creo sinceramente que nunca nadie dio tan pobres argumentos como los que esta especie de «laicidad Disney», tan alejada de la de otras sociedades de nuestro entorno europeo, está aportando.

Las manifestaciones culturales de origen religioso de nuestra actual sociedad, evidentemente secularizada, no tienen por qué ser vistas como una práctica de fe, sí lo serán para quienes se consideran creyentes, pero para otros muchos son simples rasgos de nuestra tradición cultural, forman parte de nuestro patrimonio material e inmaterial. Basta que se den ustedes una vuelta por sociedades mucho más laicas, y desde hace mucho más tiempo, que la nuestra para comprobar lo que estoy diciendo. En Francia qué decir de la Navidad en los pueblos de Alsacia como Colmar o Kaysersberg, en París, en Estrasburgo, en todas sus ciudades la fiesta mayor del año se celebra alrededor del Marché de Nöel. En Alemania el momento más importante del año, tanto de reunión familiar como de socialización amical, se realiza en torno al Christmas Market, recuerdo con especial agrado el Weihnachtsmarkt de Friburgo y el vino caliente, glühwein, tomado allí en compañía de inolvidables amigos. Podríamos seguir por los distintos mercados de Bruselas, especialmente el ubicado en la Grand Place, o Brujas, con su famoso Kerstmarkt Brugen, en todos ellos se puede disfrutar de villancicos y música religiosa mientras se degusta una estupenda bière de nöel viendo pasar a los Reyes Magos junto al típico Sinterklaas o Papá Nöel belga.

Acudir a visitar los belenes y escuchar música en las iglesias iluminadas durante estas fechas, poner abetos o nacimientos en las comunidades de vecinos, oficinas, colegios y hospitales, no es visto como una liturgia religiosa sino como un práctica cultural que indudablemente ha llegado hasta nuestros días desprovista de la sacralización de antaño; pero no por ello se cuestiona su presencia en los espacios públicos y mucho menos su eliminación. Ya lo dijo la inigualable Erma Bombeck: «No hay nada más triste en este mundo que levantarse la mañana de Navidad y no ser un niño».

¡Cuidado! A este paso no solamente nos podemos cargar la misma esencia de la Navidad, también nos podríamos cargar su magia, y sin ese tiempo mágico, necesario, cualquier ritual festivo pierde su razón de ser como revitalizador y sanador de su tejido social para seguir siendo tiempo de cotidianidad. Por eso deseo subrayar la importante labor que hacéis desde las asociaciones belenistas, vuestro trabajo es fundamental para mantener viva la llama de la Navidad, ese profundo mensaje que debiera marcar el camino de nuestras actuales sociedades de bienestar y que tan desdibujado está quedando, en definitiva el mensaje que nos dio quien está representado allí en un humilde pesebre de cualquier «belén»: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Ese es el verdadero mensaje de la Navidad y dura 365 días.»

Jesús Prieto Mendaza
Vitoria-Gasteiz, 19 de diciembre de 2017

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D. Jesús Prieto Mendaza pronunciará el Pregón de Navidad 2017 de la Asociación Belenista de Álava

12 Dic 17
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D. Jesús Prieto Mendaza
pronunciará el Pregón de Navidad 2017
de la Asociación Belenista de Álava

Imagotipo de la Asociación Belenista de ÁlavaPaz y Bien, Querida Familia Belenista:

La Asociación Belenista de Álava se complace en invitaros al XXX Pregón de Navidad que tendrá lugar en la Iglesia del Carmen (ver ubicación), el próximo martes 19 de diciembre de 2017 a las 20:15h.

El pregonero será D. Jesús Prieto Mendaza, antropólogo y profesor colaborador de la Universidad de Deusto.

El acto terminará con un concierto a cargo de la Coral Erkametza, de Elburgo (Álava), dirigido por D.ª Elisabet Curcho.

Esperando contar con vuestra presencia, por la que nos sentiremos muy honrados, os saludamos cordialmente.

Cartel del XXX Pregón de Navidad, organizado por la Asociación Belenista de Álava y pronunciado por D. Jesús Prieto Mendaza el 19 de diciembre de 2017 en la Iglesia de los PP. Carmelitas Descalzos de Vitoria-Gasteiz

Imagotipo de la Asociación de Belenistas de La Rioja

Agenda 2017 – Asociación de Belenistas de La Rioja – Pregón de Navidad a cargo de D. Carlos Manuel Escribano Subías

02 Dic 17
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Agenda 2017 – Asociación de Belenistas de La Rioja
Pregón de Navidad a cargo de D. Carlos Manuel Escribano Subías

Imagotipo de la Asociación de Belenistas de La RiojaPaz y Bien, Querida Familia Belenista:

La Asociación de Belenistas de La Rioja se complace en invitaros al Pregón de Navidad que tendrá lugar en el Auditorio Municipal de Logroño (ver ubicación), el próximo sábado 9 de diciembre de 2017 a las 20:00h.

El pregonero será D. Carlos Manuel Escribano Subías, Obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño.

El acto estará amenizado por la Escolanía de La Rioja.

La entrada será libre previa entrega solidaria de productos alimenticios no perecederos o productos de aseo personal. Todo lo recaudado se destinará a la Cocina Económica de Logroño.

Esperando contar con vuestra presencia, por la que nos sentiremos muy honrados, os saludamos cordialmente.

Cartel Pregón de Navidad 2017 de la Asociación de Belenistas de La Rioja

Logo de la Asociación de Belenistas de Alicante

Texto del Pregón de Navidad 2017 – Asociación de Belenistas de Alicante – D. Juan Giner Pastor

01 Dic 17
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En la tarde-noche de hoy, viernes 1 de diciembre de 2017, ante el numeroso público congregado en el Aula de Cultura de la Fundación Caja Mediteráneo de Alicante, en un acto amenizado por el Orfeón Nuevo Amanecer, del Patronato “Cristo de la Paz” de San Juan de Alicante, dirigido por D. José Antonio Ruiz Sánchez, D. Juan Giner Pastor, Catedrático, Maestro Mayor Belenista, Trofeo e Insignia de Oro de la Federación Española de Belenistas y Premio de la UN-FOE-PRAE (Universalis Foederatio Praesepistica), ha pronunciado el siguiente Pregón de Navidad.


“Buenas tardes, señoras y señores. O mejor, buenas tardes amigas y amigos. Porque si estáis aquí esta tarde es, no lo dudo, por amistad con la Asociación de Belenistas de Alicante, organizadora de este Pregón de la Navidad 2017. A las autoridades presentes, a los representantes de la Fundación Caja Mediterráneo y a la Junta de Gobierno de la asociación, especialmente, al presidente, deseándole una pronta recuperación.

Cuando ya a primeros de año el querido amigo D. Alejandro Cánovas Lillo, presidente de la Asociación de Belenistas de Alicante, me propuso ser el Pregonero de la Navidad 2017, según acuerdo tomado unánimemente por su Junta de Gobierno, le dije que el primer pregón que nuestra asociación había organizado en 1969 lo pronunció quien ahora os habla. Pero, como ello no se consideró inconveniente y, además, puesto que en la lista de pregoneros de la Navidad que la Asociación de Belenistas de Alicante ha tenido, hubo anteriormente quienes repitieron el ser pregoneros, acepté emocionado esta distinción. Sí, emocionado, porque después de la Resurrección de Jesús, base de nuestra fe, Navidad es la fiesta más dichosa del cristianismo, y pregonar la Navidad de Cristo indudablemente es una alegría emocionante, sabiendo que el cristianismo es la única religión que se fundamenta en el Amor.

Como belenista, pregonar la Navidad es hablar con el corazón de entrañables sentimientos. Pregonar la Navidad, para quien ama el belén desde que tengo memoria, es evocar afectos y vivencias inefables en la niñez con mi familia, de los primeros belenes que hice, de todos los premios conseguidos, de tantas anécdotas acumuladas, de aquellos amigos belenistas que ya no están. Pregonar la Navidad hoy es para mí, asimismo, un motivo extraordinario para recordar que le he dedicado a la Asociación de Belenistas de Alicante gran parte de la vida, pues pertenezco a nuestra asociación desde que se fundó en 1959, y, como ha dicho el vicepresidente, en ella he ocupado diferentes cargos y recibido preciadas distinciones.

Pero todo ello no es nada ante la dicha inmensa que supone hacer el belén. Porque hacer el belén es dichosa tarea… Un jubiloso empeño que aúna ingenio y arte para crear ambientes, paisajes, escenarios que cobijen la historia más encantadora y sencilla.

Hacer el belén es representar el sublime momento en el que Dios nace en un establo y todos los demás relatos evangélicos que completan el tiempo de la infancia de Cristo, como María meditaba en su corazón:

En Nazaret María meditaba
los acontecimientos de su vida:
la Anunciación del Ángel, la partida
hacia Ay-Karin, donde Isabel estaba.

La llegada a Belén cuando esperaba
que ya naciera su Hijo y la subida
hasta el establo donde, bendecida,
fue la Gloria de Dios quien la colmaba.

Y cuando unos viajeros misteriosos
llegaron desde Oriente tras la estrella
para adorar al niño jubilosos.

Y la huida hasta Egipto por aquella
matanza que, con celos tenebrosos,
Herodes decretó en cruel querella.

Ahora a Nazaret ha regresado
junto a José y al niño bien amado.

Cuando los belenistas pensamos las escenas de nuestros belenes, imaginando con ilusión bendita campos y montes, poblados y viviendas, desiertos, ríos, lagos, palacios o cabañas, encontramos un íntimo sosiego que tan raro es ya en esta tecnificada época de prisas, de agobios, porque el belén es una expresión de paz y amor, de la Paz y el Amor de Cristo nacido en Belén. Y para ser auténticamente belenistas hay que vivir plenamente este excelso legado cuyo cumplimiento nos es tan imperiosamente necesario, ahora que la corrupción, la violencia o el escándalo se han convertido en asuntos cotidianos. Por ello, muchos belenistas quisiéramos que nuestros trabajos fuesen una auténtica oración hecha de imágenes que plasman el glorioso portento del Nacimiento de Jesús, utilizando todo un caudal de destrezas artísticas, artesanas y técnicas: diseño, perspectiva, modelado, talla, pintura, luminotecnia… Además, como intentamos alojar ese mensaje de paz que transmitimos en la más hermosa realización plástica, hemos de estudiar los ambientes bíblicos históricos, o los escenarios costumbristas populares y, como consecuencia, también aprendemos de la naturaleza, mediante su contemplación, aquella realidad que estamos procurando mostrar, aquellos paisajes que hemos gozado viéndolos o pensándolos y que, materializándolos a través de nuestros belenes, queremos que siempre deleiten a los demás, conmoviendo y llenado de optimismo los corazones.

Y algo fundamental, hacer el belén nos debería comprometer a dar testimonio activo del mensaje imperecedero que el belén atesora, pues será una incoherencia hacer belenes y no poner en práctica todo cuanto el belén supone: sencillez, concordia, bondad. Es incongruente hacer belenes y estar al mismo tiempo enemistados con otras personas de nuestro entorno, con otros belenistas. Busquemos primero con buena voluntad la reconciliación y luego pongámonos a desarrollar nuestra vocación belenista. Seguro que el belén que entonces realicemos será auténtico reflejo de la gran alegría que manifestaba el mensaje angélico a los pastores.

El heno en el pesebre resplandece,
entre el asno y el buey brilla un lucero,
un Niño, Luz de Luz, que amor sincero
a quienes son humildes les ofrece.

Su Madre, Virgen pura, entre sus brazos
lo arrulla con cariñosa dulzura
junto al esposo que a los dos procura
la firme castidad de sus abrazos.

Entran en el establo los pastores
deseosos de adorar a su Mesías,
como el ángel les dijo en la majada.

Y allí sienten colmados sus mayores
anhelos, cumplidas sus alegrías
que del Señor relumbra la alborada

e ilumina de paz y de esperanza
a los que ponen en Él su confianza.

Por eso, en una época, por desgracia, cada vez menos dispuesta a la labor creativa y desinteresada, la actividad belenista merece alguna reflexión. Porque ser belenista no es sólo tener la habilidad, la técnica, la capacidad artística para representar plásticamente los misterios de la Natividad del Señor. Ser belenista es, además, poner el corazón y el alma al servicio de los ideales de perfección que el Nacimiento de Jesús en Belén significa. Ser belenista es dedicar tiempo y entusiasmo en proseguir una tarea de evangelización plástica, cuyas raíces tienen varios siglos de tradición, haciendo de tu vida una proyección real del mensaje plasmado en el belén. Y ser belenista es también ser humilde como lo fue nuestro patrón San Francisco de Asís. Los belenistas trabajamos con materiales sencillos y perecederos: barro, corcho, escayola, papel, esforzándonos para transformarlos en imágenes que sean testimonio de la verdad auténtica, del amor sincero, de la humildad evangélica. Intentamos oponer a las imágenes cotidianas de fanatismo, de desasosiego, de incertidumbre o de rutina insatisfecha, el mundo sencillo y entrañable de la Sagrada Familia, de la niñez de Cristo. Imitamos el ejemplo iniciado la Nochebuena del año 1223 en Greccio por San Francisco, que comprendió lo cautivador del ambiente de la primera Navidad y lo materializó como ejemplo y como meta. La primera Navidad es el momento en el que Dios, que tan lejano nos parece en su esencia eterna e incomprensible, precisamente por ello quiso ser cercano, presente, visible, y, habiéndose hecho hombre en el seno virginal de Santa María, nace en el establo de una cueva de Belén y se manifiesta como la Palabra divina. Para muchos la historia cambió entonces, porque Dios ya estaba con nosotros, junto a nosotros. Era de Dios, y nos libera de la esclavitud del pecado y de la muerte.

No lloréis nunca más, que no haya duelo.
Desterrad la maldad, las impudicias.
Que la piedad anule las sevicias.
Que ya nadie se arrastre por el suelo.

Que donde hubo dolor haya consuelo
y el mundo todo sepa las albricias
que hoy resuenan como dulces caricias
en quienes te buscamos con anhelo.

Pues de Dios en Belén nace la Vida
encarnada en un niño glorioso
que nos devuelve la bondad perdida

y nos abre el camino venturoso
por donde el alma, libre y redimida,
encontrará un futuro victorioso

Sin embargo, ¿cómo no tener en cuenta el desenfreno materialista que atenaza y desvirtúa la Navidad actual? Que algunos intentan convertir en un despropósito de consumismo voraz, transformando los muchos valores de fe, de emoción, de afecto, de raíces populares que la Navidad entraña, que la Navidad compendia y que la Navidad transmite, en unas fiestas desquiciadas y grotescas, sin ningún sentido auténtico. Unas fiestas que no son alegres para las víctimas del paro, de la injusticia, de tantos abusos que continuamente se padecen. Y, precisamente por ello, los cristianos tenemos la inmensa responsabilidad de insistir en la entraña de la alegría navideña, con el comportamiento vital a que nos compromete la fe que profesamos.

Y los belenistas hemos de manifestar ante todos y, especialmente ante los niños, porque de ellos es el futuro, que junto al belén no puede haber ideologías ni partidismos. El belén nos une, porque nos habla directamente al corazón de familia, de ternura, de niñez. Que son las enseñanzas que se compendian en un belén, haciéndonos evocar también a los seres más queridos: los padres, los hermanos, los abuelos. El belén es una escuela de buenos sentimientos, un mensaje de sosiego y bondad para los limpios de corazón, capaces de encontrar la dicha en las pequeñas cosas que ofrece la vida.

¡Bendito seas, Señor! Recién nacido
te adoro en el Portal y soy sincero
al decirte lo mucho que te quiero
sabiendo que a salvarme Tú has venido.

Igual que los pastores he podido
contemplarte, besarte, y así espero
que sea tu luz el resplandor certero
para guiarme seguro y redimido.

Porque soy belenista mi alegría
es hacer Navidad a cada instante,
pregonar tu verdad día tras día.

Y el gozo ante el belén será constate,
pues es allí que en brazos de María
a todos nos sonríe el Santo Infante.

Pero, ¿los belenistas no haríamos mejor en dedicar nuestro tiempo, nuestra ilusión y nuestro dinero en otras finalidades doctrinales, catequéticas o asistenciales?

Desde luego que si cada uno hace lo que puede y lo que sabe, poniendo en ello todo su cariño, y lo hace pensando en la dicha que proporciona a los demás, como hacen los auténticos belenistas, indudablemente ello ya es oportuno. Además, mientras hay quienes se ponen del lado de tantas manifestaciones negativas y violentas que están dirigiendo a nuestro mundo por vías cercanas a la autodestrucción, otra parte de nuestra sociedad prefieren los aspectos más positivos: la comprensión, el respeto, la fraternidad. Que son los valores trascendentales que los belenistas debemos destacar en los belenes. Unos valores para la vida que nos comprometen a intentar cumplir responsablemente con nuestras obligaciones ciudadanas y éticas. Así, el belén simboliza nuestro mejor ánimo, el que nos impulsa a mejorar día a día, porque siempre habrá objetivos que alcanzar más allá de la meta, si somos capaces de avanzar teniendo constantemente presente a Cristo, entre la maraña de escándalos, de abusos, de rencores, de fanatismos que lo ocultan, o, peor, que pervierten su enseñanza redentora.

Los belenistas hemos de esforzarnos para que, frente al clímax de tantos ceños hoscos, de tantas actitudes agresivas, de tantos corazones deshumanizados, se mantengan las esencias de la Navidad, como conmemoración de que Dios ha nacido para la redención de todo el género humano, al que le traía el evangelio de la misericordia, la honradez, la esperanza, la justicia y la verdad. Virtudes que habremos de dignificar hasta el extremo para que nuestra vocación belenista nos haga meditar, recapacitar, pues el siglo XXI nos exige una firme voluntad de superación. Y únicamente si nos desprendemos de nuestra vanidad y de nuestro egoísmo seremos dignos de entrar en el establo de Belén donde Jesús nació para enseñarnos que solo el Amor puede traer la verdadera Paz al mundo.

Bulle Belén de vida y esperanza
que un niño, Dios de Dios, allí ha nacido
y en su venida al mundo se ha cumplido
la salvación que a todos nos alcanza.

Entrar en el establo da confianza
al ver cómo el pecado ha sucumbido
ante el glorioso amor que ha florecido
testimoniando la divina alianza.

Goza mi corazón con la alegría
de saber que el Mesías se ha humanado.
¡Qué claridad dichosa tiene el día!

¡Qué bendición de paz nos ha llegado!
¡Qué momento feliz, cuánta armonía
entre el cielo y la tierra se ha instalado!

Ciertamente las fiestas navideñas que ahora pregono son las celebraciones más universales y trascienden incluso a culturas no cristianas. Sin embargo, solo los evangelistas Mateo y Lucas nos dejaron escritas unas líneas, no muchas, sobre ello. Ni Marcos, ni Juan, ni Pablo nos hablan de los acontecimientos del nacimiento de Jesús. Si el año 354 el papa Liborio estableció que la Navidad fue exactamente el 25 de diciembre, es porque las paganas celebraciones solsticiales que festejaban al “Sol invicto” se transformaron en la solemnidad del nacimiento de Cristo, el nuevo sol de los cristianos. Y aunque nadie especifica la fecha exacta del nacimiento del Señor, sí que es factible aproximarse con cierta precisión a ella, según los datos que aparecen en el Evangelio de Mateo: durante el imperio de Augusto, en vida de Herodes I El Grande, que reinó del año 37 al 4 antes de Cristo, y siendo Quirino gobernador de Siria. Estos detalles han suscitado múltiples estudios para determinar la fecha del nacimiento del Señor, y los más fiables permiten aventurar que vino al mundo entre siete y cuatro años antes de lo que dicta nuestro calendario.

Resplandece de amor la madrugada
y la dicha rubrica el gran portento
de Dios que se hace hombre, dulce contento,
bendiciones de paz en la mirada.

La Humanidad se muestra alborotada,
que ya ha ocurrido el sacro Nacimiento
del niño que en tan feliz momento
es la Bondad por tantos esperada.

Un establo en Belén es escenario
donde el orden del mundo se renueva,
en culmen de portento extraordinario.

Y allí María, que en sus brazos lleva
el bendito esplendor de aquel Sagrario,
los corazones hacia el cielo eleva.

Pero, ¿por qué de los cuatro evangelistas, solamente Mateo y Lucas escriben sobre la infancia de Jesús? ¿Acaso Marcos y Juan no conocían la vida completa del Maestro de tal modo que cada uno difiere en su manera de comenzar la historia del Señor? ¿O creyeron que algunos episodios no merecían ser incluidos en sus evangelios? Para contestar a estas preguntas debemos tener en cuenta que la existencia de Cristo era tan misteriosa, tan inconcebible, tan fuera de toda lógica, que llevó muchos años convencerse de que ese Jesús a quien habían visto y tocado, era nada menos que Dios mismo que los había visitado en la tierra. La persona de Jesús no fue entendida enseguida sino gradualmente por los primeros cristianos. Y esto influyó en la manera de empezar a escribir sobre Él.

Así, en los comienzos del cristianismo, la resurrección de Jesús fue el único dato de su vida que se consideró digno de mencionarse, pues los primeros cristianos predicaban que en la resurrección Jesús alcanzó la gloria de ser el Hijo de Dios. Por lo tanto, cuando quisieron pasar por escrito algo de la vida de Jesús, lo único que les pareció importante fueron los detalles de su muerte y resurrección. De tal manera que lo primero que se escribió sobre Jesús fue lo último.

Posteriormente, cuando los cristianos reflexionaron más sobre la identidad de Jesús y entendieron que era Hijo de Dios ya durante su ministerio, consideraron también importante recopilar toda la información sobre su vida pública, sus dichos y sus milagros. Entonces un escritor al que llamamos Marcos, decidió juntarlo a los relatos pasionistas y así nació el primer evangelio, que en griego significa “la buena noticia”.

Tiempo después la cristología siguió progresando. Se comprendió que Jesús era Hijo de Dios desde su misma concepción y los cristianos, que amaban y seguían fervientemente a Jesús, querían saber más todavía sobre su vida: quiénes fueron sus antepasados, en dónde había nacido, dónde se había criado… En esa búsqueda de información fueron apareciendo nuevos detalles que narraban los hechos de la infancia del Señor y estos informes también pasaron a ser importantes y pudieron ser añadidos como “evangelios” en los escritos posteriores de Mateo y Lucas, que tan valiosos son para los belenistas.

Finalmente, con la iluminación del Espíritu Santo, se supo de la preexistencia de Jesús como Hijo de Dios desde antes de su nacimiento, que Jesús nunca había “empezado” a ser Hijo de Dios, sino que lo fue desde toda la eternidad, que “preexistía” desde antes de la creación del mundo. Y entonces Juan, al escribir su evangelio, antes de relatar como los otros tres evangelistas la vida pública del Maestro, comenzada con su bautismo en el Jordán, se fue más atrás todavía y añadió, a manera de prólogo, un hermoso himno que cantaban los cristianos en sus reuniones litúrgicas y que empieza así: “En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”.

Los primeros cristianos fueron descubriendo a Jesús poco a poco, con esfuerzo, reflexión, oración y con la inspiración del Espíritu Santo, que es fuente de Verdad y Vida para los bautizados.

En Belén relumbra la mañana
y estallan de emoción los corazones.
Hay gozo en el Portal, hay mil razones
para sentir la dicha tan cercana.

El paisaje se ve por la ventana
florecido de gloria y de ilusiones
mientras que el sol derrama bendiciones,
que son brillos de vida que él emana.

Y esta luz, esta dicha, la armonía
que en la naturaleza se percibe
son reflejo de la santa alegría,

de tanto amor que de muchos recibe
el niño Dios, hijo de María,
que en un pesebre entre pajas se exhibe.

Actualmente, para algunos investigadores admitir que Jesús nació en Belén es una cuestión problemática. Porque en todas las Escrituras sólo Mateo y Lucas afirman en dos capítulos del Nuevo Testamento que Jesús nació en Belén de Judea, la ciudad de David, una población de enorme importancia para la tradición mesiánica judía. El otro lugar en discusión es Nazaret, una insignificante aldea agrícola de Galilea, pero en definitiva el complemento que siempre acompaña a Jesús… de Nazaret. Así lo llaman los evangelistas, el “nazareno”.

Considero que ambas coincidencias son admisibles: según las circunstancias del empadronamiento que nos describe Lucas, Jesús nació en Belén, dentro de un establo ya que no había lugar en la posada; y su madre lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Que no es dogma de fe, pero sí una creencia tan firme y arraigada que el nacimiento del Salvador no se puede comprender de otra manera. Si el Niño hubiese nacido en Nazaret, el pueblo de María y José, ¿cómo iba a nacer en un establo, en vez de en su casa?

Y enumera Mateo que en Belén ocurrió la visita de los Magos, esos misteriosos personajes llegados desde Oriente para postrarse ante el Gran Poder de la divinidad, representada en un Niño.

Tres magos de la Persia, tres viajeros
guiados por una estrella en su camino,
ya llegan al final de su destino,
ya del Rey del Amor son prisioneros.

Ellos saben de augurios y luceros,
pero aquel celestial signo divino
les renueva por entero su sino,
los hace del Mesías mensajeros.

Marca en Belén el astro reluciente
a un Niño con su Madre que lo acuna,
en un hogar que huele a pan caliente.

Y no hay nada mejor, mayor fortuna
para aquellos tres sabios del Oriente
que saber que Él es Dios sin duda alguna.

Después, como describe también Mateo, José y María con el niño tuvieron que huir a Egipto, para escapar de la maldad de Herodes. Más tarde, muerto el rey infame, regresaron a Nazaret, su pueblo, donde Jesús vivió privadamente casi 30 años. ¿Cuántos, habiendo nacido en una localidad, son considerados en realidad como del lugar donde han residido casi toda su vida?

De esos 30 años de la vida de Jesús que los Evangelios silencian, lo único que conocemos es un episodio narrado por Lucas que le sucedió a los 12 años, cuando se perdió en Jerusalén durante una fiesta de Pascua, y cómo José y María lo hallaron en el Templo escuchando a los maestros y haciéndoles preguntas que asombraban a quienes lo oían por su inteligencia. Añadiendo que volvió con ellos a Nazaret, obedeciéndoles en todo y creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.

Según esto, Jesús no se movió de Nazaret durante treinta años. Y allí, en su círculo familiar, experimentó su madurez humana, intelectual y psicológica, viviendo de una manera tan ordinaria y normal como lo hacían los demás judíos de su tiempo en los poblados de Galilea. Y cuando le llegó el momento de aparecer en público para recorrer las ciudades y pueblos de Palestina curando enfermos, resucitando muertos, enseñando parábolas y predicando el Reino de Dios con su mensaje de salvación, nunca se arrepintió de los años ocultos y silenciosos transcurridos en su pueblo, en su casa y con su gente; de su trabajo en el taller y de sus reuniones con los amigos. Nunca consideró ese periodo como perdido, porque aquel ambiente de apacible vida cotidiana es modelo en que inspirarse para lograr la serenidad familiar que hoy tanto falta.

El cotidiano afán de la jornada
despliega en Nazaret monotonías
de trabajo, de penas, de alegrías,
de besos de partida o de llegada.

Hay silencio de juventud callada
que contempla cómo pasan los días
uno tras otro iguales, sin porfías
ni estridencias que hagan aquí morada.

La Sagrada Familia nazarena
es en su lar modelo de ternura,
de renovada plenitud serena.

Bendito hogar, remanso de dulzura
donde el amor cada minuto llena
de esta Familia que es de Dios ventura.

Sea la rúbrica de este Pregón proclamar que la Navidad de Cristo es una persistente invitación a la reflexión personal, al sereno repaso de nuestra propia vida, subrayando que, aun en tiempo de tantas crisis, la Navidad ha de ser una fiesta radiante, con la alegría que depara, por lo menos, tener el corazón limpio y la conciencia en paz, porque la felicidad no depende de la riqueza ni del poder, la felicidad brota íntima profundamente de nuestra tranquilidad de espíritu, de nuestra conformidad responsable y sincera ante los designios de la voluntad divina que nos ha creado a su imagen y semejanza, para mostrarnos que la auténtica realidad de una vida plena solo es el Amor.

Con este sentimiento expreso mis mejores deseos para la Navidad 2017 que ya se acerca, que ya nos ofrece la bienaventuranza del inicio de la Redención y nos compromete a ser instrumentos de la misma, esforzándonos hasta el límite para ser testigos del Señor, que vino históricamente con su nacimiento en Belén y volverá en plenitud gloriosa al final de los tiempos. Además, aunque nos cueste entenderlo, Él permanece aquí también ahora y habita entre nosotros. Pues la presencia de Jesús está en la inocencia de los niños, en la decrepitud de los ancianos, en la demacrada faz de los enfermos, en el sufrimiento de las víctimas de desdichas, odios, injusticias, catástrofes y guerras, en la debilidad de los desamparados, en la entrega de los benéficos, en la sencillez de los humildes, en la bondad de todos los seráficos.

Ojalá que, con nuestro comportamiento personal y nuestros belenes, llenemos de dichoso significado el recuerdo de la venida histórica de Jesús que celebramos en Navidad. Y que, como los primeros cristianos, nos esforcemos para saber quién es y qué quiere de nosotros este Jesús que continúa vivo de una manera misteriosa, pues Él lo dijo claramente: “Yo estaré con vosotros hasta el final de los siglos”.

Muchas gracias por tan amable atención.”

Juan Giner Pastor – Alicante, 1 de diciembre de 2017

 

Sección Cartel "Se Armó el Belén" - Sony Pictures España

Recursos para jugar con vuestros hijos y nietos a construir un belén de la película «Se armó el belén», de Sony Pictures España

30 Nov 17
Presidencia FEB

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En la web en inglés de la película «Se armo el belén» (titulada originalmente «The Star, the story of the first Christmas») de Sony Pictures España, podemos encontrar varios recursos para jugar con nuestros hijos y nietos a construir un belén recortable, además de otros juegos, entre otros colorear dibujos, buscar salidas a laberintos o conectar puntos para realizar dibujos.

La web original es http://www.thestarmovie.com/site/, y en concreto podéis encontrar los juegos arriba citados en este link http://www.thestarmovie.com/thestaractivities/, aunque para facilitaros las cosas bajo estas líneas podréis encontrar los recortables.

¡¡¡No tenéis excusa para no hacer un belén esta Navidad!!!

Y recordad que la película «Se armó el belén» se estrena en cines el próximo viernes 15 de diciembre de 2017 en toda España.

Aquí tenéis el recortable del belén:

Y un precioso póster de María y José (Jesús aún no ha nacido…):

Sección Cartel "Se Armó el Belén" - Sony Pictures España

Bases Generales del Concurso Escolar Nacional de Belenes «Se armó el belén» (2017), en colaboración con Sony Pictures España

30 Nov 17
Presidencia FEB

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La Federación Española de Belenistas y Sony Pictures España, con motivo del estreno en cines el próximo 15 de diciembre de 2017 de la película «SE ARMÓ EL BELÉN», y con la finalidad de promover y sensibilizar a los niños y niñas sobre la Navidad y el sentido y tradición de los Nacimientos, convocan este Concurso Escolar de Belenes «Se armó el belén», iniciativa  que se presenta con dos categorías, cada una con su correspondiente galardón: una al Mejor Belén de Colegio y otra al Mejor Belén de la Clase, dirigida a los cursos desde 1º a 6º de Primaria y de 1º a 3º de ESO.

Para inscribiros podéis hacerlo, cumpliendo los requisitos de las normas del concurso, que reproducimos a continuación, a través de las asociaciones belenistas locales asociadas a la Federación Española de Belenistas, y también escribiendo al email contacto.feb.belenistas@gmail.com. Cualquier duda que tengáis sobre las propias bases, igualmente podéis escribirnos al mismo email.

Las bases por las que se rige el concurso son las siguientes (en formato PDF):

Sección Cartel "Se Armó el Belén" - Sony Pictures España

El 15 de diciembre de 2017 se estrena en cines «Se armó el belén», de Sony Pictures España

30 Nov 17
Presidencia FEB

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Os anunciamos una gran noticia:

El próximo viernes 15 de diciembre se estrena en los cines de España la película de animación «Se armó el belén», de Sony Pictures. La Federación Española de Belenistas y sus entidades asociadas quieren sumarse a la promoción de la misma, y deseamos que sea todo un éxito. Acercaros a verla y disfrutarla.

Bajo estas líneas os adjuntamos el trailer y el cartel de la película.

Cartel "Se Armó el Belén" - Sony Pictures España