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Santa Sede – Papa Francisco – Homilía de la Santa Misa de Nochebuena y Natividad del Señor 24/12/2013

25 Dic 13
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Santa Sede – Papa Francisco
Homilía de la Santa Misa de Nochebuena y Natividad del Señor
24 de diciembre de 2013

Escudo papal de Francisco (Jorge Mario Bergoglio)

Escudo papal de
Francisco

Basílica de San Pedro – Martes 24 de diciembre de 2013

1. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9,1).

Esta profecía de Isaías no deja de conmovernos, especialmente cuando la escuchamos en la Liturgia de la Noche de Navidad. No se trata sólo de algo emotivo, sentimental; nos conmueve porque dice la realidad de lo que somos: somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor –y también dentro de nosotros– hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver.

Caminar. Este verbo nos hace pensar en el curso de la historia, en el largo camino de la historia de la salvación, comenzando por Abrahán, nuestro padre en la fe, a quien el Señor llamó un día a salir de su pueblo para ir a la tierra que Él le indicaría. Desde entonces, nuestra identidad como creyentes es la de peregrinos hacia la tierra prometida. El Señor acompaña siempre esta historia. Él permanece siempre fiel a su alianza y a sus promesas. Porque es fiel, «Dios es luz sin tiniebla alguna» (1 Jn 1,5). Por parte del pueblo, en cambio, se alternan momentos de luz y de tiniebla, de fidelidad y de infidelidad, de obediencia y de rebelión, momentos de pueblo peregrino y momentos de pueblo errante.

También en nuestra historia personal se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras. Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera. «Quien aborrece a su hermano –escribe el apóstol San Juan– está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos» (1 Jn 2,11). Pueblo en camino, sobre todo pueblo peregrino que no quiere ser un pueblo errante.

2. En esta noche, como un haz de luz clarísima, resuena el anuncio del Apóstol: «Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (Tt 2,11).

La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. No es solamente un maestro de sabiduría, no es un ideal al que tendemos y del que nos sabemos por fuerza distantes, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros.

3. Los pastores fueron los primeros que vieron esta “tienda”, que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Es condición del peregrino velar, y ellos estaban en vela. Con ellos nos quedamos ante el Niño, nos quedamos en silencio. Con ellos damos gracias al Señor por habernos dado a Jesús, y con ellos, desde dentro de nuestro corazón, alabamos su fidelidad: Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros. Tú eres inmenso, y te has hecho pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres omnipotente, y te has hecho débil.

Que en esta Noche compartamos la alegría del Evangelio: Dios nos ama, nos ama tanto que nos ha dado a su Hijo como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas. El Señor nos dice una vez más: “No teman” (Lc 2,10). Como dijeron los ángeles a los pastores: “No teman”. Y también yo les repito a todos: “No teman”. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es la misericordia. Nuestro Padre nos perdona siempre. Y Él es nuestra paz. Amén.

Firma del Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio)

© Dicastero per la Comunicazione – Libreria Editrice Vaticana

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Texto del Pregón de Navidad 2013 – Asociación Belenista de Oviedo – Fr. Jesús Sanz Montes OFM

13 Dic 13
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En la tarde-noche de hoy, viernes 13 de diciembre de 2013, ante el numeroso público congregado en la Sala de Cámara del Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, en un acto amenizado por la Coral Polifónica de Llanera, Fr. Jesús Sanz Montes OFM, Arzobispo de Oviedo, ha pronunciado el siguiente Pregón de Navidad.


Fr. Jesús Sanz Montes OFM, pregonero de la Navidad 2013 en Oviedo (13/12/2013)

Fr. Jesús Sanz Montes OFM, pregonero de la Navidad 2013 en Oviedo (13/12/2013)

«Siempre me sitúo con respeto ante eso de pregonar. Por supuesto que agradezco sinceramente la amable invitación de ser el pregonero de la Navidad de este año 2013, pero no es sencillo venir como alguacil de una Buena Noticia con la que está cayendo. Porque no se trata de un clásico «pasen y vean, compren de ganga que está en oferta»… y así colocarles lo que no necesitan y que luego Vds. me pagarán en incómodos plazos durante toda la vida. Ni tampoco se trata de contar cuatro cosejas para llenar de consejas el tiempo que les sustraigo. Menos todavía venir a alarmarles con titulares malagüeros de los que lamentablemente estamos tan sobrados y demasiadas veces nos arrugan la esperanza. Que ya lo he dicho alguna vez, me refiero a lo que al respecto dice el Espasa: pregonero es el «que publica o divulga una cosa que se ignoraba», es decir, «el que en alta voz da los pregones, publica y hace notorio lo que se quiere hacer saber a todos». Y es aquí en donde entra la cautela: depende lo que nos quiera contar el pregonero, así hará festivo o nefasto nuestro escuchar. Por eso, digamos antes de nada qué tipo de pregonero es el que aquí nos proponemos ejercer en esta noche.

No vengo para pregonar una verdad que pudiera tener tan solo mi medida, ni una belleza que solo contase con la firma de mi torpe ingenio, ni una bondad que sin más coincidiese con mi escasa virtud. La grandeza del pregón que quiero comunicar consiste en que, aunque lo canten mis labios, no me tiene a mí como autor, sino que me obliga a ser también oyente de una historia pregonada que coincide con la historia del mismo Dios. Ser pregonero de una Verdad, de una Belleza y una Bondad, que también se me dan a mí como gracia y como don, constituyéndome simplemente en su humilde vocero, es decir, en su portavoz.

Y como se dice en mi Madrid natal, que a las ocho de la tarde o das tú una conferencia o en caso contrario te la dan, no quisiera que este breve rato que pasaremos juntos sea reducido al toma y daca de un hablar por hablar. Ojalá que lo pregonado encuentre hueco, y que sirva, y que encienda la luz de la que trata la historia que casi como una canción de cuna o un cuento, les quisiera aquí y a esta hora contar con motivo del pregón de Navidad de este año 2013 aquí en nuestra Muy noble y muy leal – Benemérita – Invicta – Heroica – Buena… querida ciudad de Oviedo.

Vamos, pues, al pregón, que para eso nos han traído.

No era Oviedo, pero llegando estas fechas aquella ciudad tiritaba de frío. Las gentes iban y venían de aquí para allá. Cada uno embozado en su abrigo y bufanda al uso gustaban de la prisa como gastaban el desenfado, porque en el ambiente se olfateaba ya un aire de fiesta, como una magia esperada cada año. Sí, un ambiente festivo que pusiera guirlandas y bolas de color, luces y estrellas en medio de un no sé qué cuestarriba e inhóspito que te imponía su negrura con tantos momentos grises que terminaban siendo grises oscuros. Pero todo parecía conspirar como pidiendo tregua, como si fueran con banderas blancas que anunciasen una paz momentánea entre tanta desazón guerrera.

La lista siempre era ingrata, pero motivos para el hastío algunos decían que habían: los años que no tienen vueltas y nos hacen a todos un año más viejos; la enfermedad que te postra con las goteras de un achaque pasajero o de una dolencia fatal que te acorrala en el miedo; el paro de quien ha perdido su trabajo en la peor edad y el paro de quien en la flor de la vida no lo ha estrenado todavía; la soledad que te sobrecoge al sentirte incomprendido, arrinconado, rodeado de olvido ingrato; la decepción que tiene siglas cuando te defraudan los que creíste que de tantos modos te podían salvar, defender y representar; la falta de salida a los callejones tapiados por la insolidaridad en donde no brota nada verde porque allí nada pinta. Uf, uf, uf, cuánta losa que sin descanso te quita el aire que respiras y da la impresión de que te ahogas abrumado por la imposibilidad de los ensueños y la terquedad de tantas pesadillas. Sí, se entiende algo de aquella prisa de cuantos iban y venían asomados a las luces y coloreados por el tinte de una fiesta convenida. Pero entonces…, entonces me sucedió algo inaudito e inesperado.

Resulta que volví a pasar junto al escaparate de todos los días. Siempre me detenía a mirar curiosón, porque alguien allí ponía una nota de novedad de tiempo en tiempo, rompiendo así la monotonía de aquella plaza vivaracha que acababa siendo siempre igual. En aquella vitrina se iban asomando cosas y cosas, haciéndonos su guiño para reclamar nuestra atención con el paso de los meses. Pero hete aquí lo que de pronto reclamó toda mi atención. No tanto lo que en aquellas fechas se exhibía, sino alguien que miraba con una mirada especial, tanto, tanto, que hacía ridícula mi furtiva curiosidad.

Aquel día me fijé en una niña pequeña que apenas levantaba unos seis años de edad. Tenía sus ojitos todo fijos en lo que había tras el vidrio. Y su diminuta nariz, se había hecho todavía más plana y chatilla al pegarla contra el frío cristal. No sé qué me llamó más la atención, si lo que había en aquel escaparate o la parábola de asombro lleno de un inocente estupor que aquella pequeña me mostraba. Pensaba que verdaderamente necesitamos recuperar la capacidad de asombro, y volver a revestirnos de esa admiración que libera para bien el niño que todos llevamos dentro. Pero habría que remover la inercia de repetir sin más las cosas, deberíamos simielgar -como decimos por aquí en Asturias- la rutina para evitar que la fatiga de la cansina repetición termine por aburrir hasta nuestra esperanza. Porque corremos siempre el riesgo de caer en la vorágine cíclica de estar sin más dando vueltas a las cosas en la noria del hastío, llegando siempre tarde donde nunca pasa
nada, como decía el poeta.

Aquella tarde, el escaparate mejor tenía forma de mirada de niña y aquellos sus ojos fueron los que me movieron y conmovieron como nunca antes me había sucedido. Me detuve y le dije a la chiquilla:

– «¿Te gusta? ¿Qué es lo que te gusta de todo cuanto ves?».

Tras unos instantes de silencio que a mí se me hicieron interminables, su primera respuesta fue una infantil indiferencia: o sea, que no me hizo ni caso, que no despegó siquiera un milímetro su nariz de aquella pared transparente, y percibía que me hubiera querido decir si es que hubiera roto a hablar:

– «Oiga, señor, ¿me quiere dejar mirar en paz?»

Pero ni siquiera eso tan solo me dijo. Yo comprendía que, si no era una respuesta justa, sí al menos estaba ajustada a mi adulta impertinencia, algo así como si yo fuera -y creo que efectivamente lo fui- un inoportuno intruso que se empeñaba en distraer lo que tan ensimismada había robado del todo la atención de la pequeña, acaso tratando de descifrar la maravilla que se escondía tras el cristal aquel.

– «¡Pero, bueno!» -repuso una mujer joven que luego supe que era su mamá, acompañada por un niño mayor que la chiquilla, su hermano- «¿Así se contesta?»

Y como queriendo salvar la situación -evidentemente «mi» situación, no la de la niña-, terció el chaval para decirme algo como quien busca un aliado frente a la hermanita con la que intuía que tenía sus diferencias:

– «Es que mi hermana nunca había visto un nacimiento, y llevamos aquí un buen rato sin que la podamos arrancar -aseveró el crío-. Al principio hacía preguntas, pero luego le ha bastado con mirar».

Entonces dije yo:

– «Eso es que ella ya entiende todo, que reconoce a todos los personajes, y que, sobre todo, sabe bien la historia que se cuenta en este escaparate».

– «No señor, -finalmente intervino ella- yo no entiendo mucho, pero me he fijado en el portalito, en la mamá que tiene en sus brazos a su bebé, y que ese bebé era Dios. Me lo había contado mi abuela muchas veces, pero nunca lo había visto así en un Nacimiento de verdad».

Sin duda que era certero lo que aquella carita pegada al cristal había logrado individuar dentro de aquel fantástico Nacimiento tan prolijo de detalles, con tanta precisión artística y ambiental de la época. Una mamá con su bebé en brazos, y que aquel bebé era nada menos que Dios.

– «¿Quieres que te cuente la historia de aquella noche?», le dije a la niña.

Y los dos hermanos respondieron a coro un sí grande que arrancó de la madre un guiño de complicidad. Y comencé a relatarles lo que su buena abuela muchas veces les habría contado junto al fuego de la chimenea en largas tardes de invierno. Ellos me escuchaban embelesados como si quisieran comprobar cuánto sabía su anciana abuela, o qué detalles le faltaba a ella por contar.

Bueno, pues… Érase una vez que se era, que ocurrió hace cosa de dos mil años ya. Las crónicas de la época nos lo dibujan en una noche, al abrigo de una gruta que recogía los ganados en unas majadas cercanas a un pueblecito muy pequeño que se llamaba Belén en la región de Judea. Aparentemente no había cita previa, sino tan solo el cumplimiento del tiempo de Dios que desde hacía siglos venía avisando que iba a nacer aquel especialísimo bebé, que era su Hijo querido, y que nos lo enviaba como el Mesías para nuestra salvación. Era joven aquella mujer, primeriza mamá. Tenía en sus brazos a su recién nacido, al que amamantaba, al que acariciaba, al que decía ternuras mientras miraba sus ojitos de luna. ¿Qué canción le cantaba María a aquel pequeño de sus entrañas? Aquel a quien estrechaba contra su pecho, era Dios, nada menos que Dios.

¿Cómo nos podríamos imaginar la llegada de Dios a nuestra vida? Quizás como una imponente rueda de prensa en la que se comunicasen con detalle los pormenores más curiosos. O, tal vez, como una gran parada de fuerzas multinacionales donde exhibiesen con tronío y alharaca todo su poder. Para otros, acaso, tan solemne advenimiento debería llegar en medio del «glamour» de una escenografía del famoseo bien cuidada, de esas que no alumbran la oscuridad de nadie, pero que deslumbran la vanidad de tantos.

Tal vez, desde nuestra mejor buena voluntad, no se nos habría ocurrido mejor método para vender bien las verdades de Dios y acrecentar su eterno prestigio. Martín Descalzo escribió magistralmente que «los hombres, siempre aburridos y seriotes, se habían imaginado al Mesías anunciado de todos modos menos en forma de bebé… Esto tenía más aspecto de broma que de otra cosa. ¡No era serio! Y sin embargo aquel bebé, que iba a comenzar a llorar de un momento a otro, era Dios, era la plenitud de Dios. Y se había hecho enteramente hombre. El mundo que esperaba de sus labios la gran revelación recibió como primera palabra una sonrisa y el estallido de una pompa en sus labios rosados (J.L. Martín Descalzo, Vida y misterio de Jesús de Nazaret [Sígueme. Salamanca 1990]123). Por eso casi nadie se enteró. Pero no por ello Él dejó de venir. No por ello dejó de suceder aquel milagro. Era noche buena como pocas, una noche buena como ninguna. Y sucedió aquello que los sencillos esperaban porque Dios lo había prometido y en aquella hora cumplió para siempre. Dios hecho hombre, hecho historia nuestra capaz de brindar por nuestros gozos y sollozar con nuestro penar. Y para decirnos lo eterno, quiso aprender nuestra lengua a fin de balbucirnos un amor que no caduca, una paz que no claudica, una fidelidad que no traiciona. Verbum caro factum est. La Palabra se hizo carne. Dios se humanó para hacernos a nosotros verdaderamente hijos suyos y hacer posible la hermandad.

Y entonces, comenzó el desfile de aquellos improvisados adoradores con zurrones de pastor. Ellos se asomarían a la gruta con pudor, como queriendo mirar sin que les sorprendiese la mirada de aquella madre y su pequeño recién nacido, y la de un hombre fuerte y bueno que luego supieron que se llamaba José. Pero acabaron los pudores, y los empujones nerviosos con un «pasa tú primero»; y uno tras otro, aquellos pastores se fueron colando de rondón en aquel primer belén viviente de la historia. Arriba, sobre ellos, los mensajeros de antes cantaban como ángeles y seguían entonando sus tonadas de alegría y algazara, invitando festivos a dar gloria a Dios y a desear la paz a la entera humanidad.

Luego llegaron otros. Parecían sabios distraídos, magos de algún reino, que se dejaron conducir por una estrella amiga que había encendido todas sus preguntas y que les quiso conducir a la respuesta que más se correspondía con lo que les ardía en el corazón. Y aquellos sabios magos, sabios majos de verdad, fueron poniendo ante Jesús -que es como se llamaba el crío-, todo cuanto sabían y todo cuanto tenían: sus oros, sus inciensos y sus mirras.

A pocos kilómetros aparentemente todo seguía igual, sin que nada ni nadie hubiera percibido la novedad más novedosa de toda la historia jamás contada y jamás ocurrida. Pero aquello aconteció, tuvo lugar cuando un silencio todo lo envolvía y la noche estaba a la mitad de su carrera, hace ahora dos mil años, en Belén de Judá.

Los cristianos hacemos memoria de esa noche bendita, que por esa razón la llamamos nochebuena.

– «¿Y qué pasó después?», -dijeron los dos niños llenos de curiosidad.

Luego pasó que… aquello no quedó allí, que el milagro de aquella noche bendita fue poco a poco alcanzando todas las noches que vinieron después. Y así hasta nuestros días, hasta esta noche fría. Porque aquel niño que era Dios y que estaba en los brazos de su joven mamá, no vino sólo para aquellos pastores y aquellos magos de oriente, sino para toda la humanidad.

¿Que qué ocurrió después de aquella noche y como consecuencia de ella?

Sucedió que en medio de tantos apagones de las cosas que soñamos como más hermosas, Dios encendió en su Hijo una Luz que viene a iluminar esos sueños de lo mejor, encontrándoles su camino para que no terminen en triste pesadilla.

Sucedió que en medio de nuestras contiendas de todos los desencuentros, Dios quiso levantar su tienda de encuentro en donde experimentar su acogida de paz: la acogida propia de Quien no se escandaliza de nosotros, de Quien no se harta ni se fuga de nuestra pobreza y pequeñez.

Sucedió que en medio de nuestros despistes y extravíos, Dios ha encendido también para nosotros una estrella que nos guía discreta hacia la meta que dibujó Él mismo pensando en nuestra felicidad.

Aquellos dos niños volvieron a mirar el belén de su escaparate, y pegaron nuevamente su pequeña nariz al cristal. Los ojillos se les encendían porque aquella maravillosa escenografía de un belén contaba una historia de la que también ellos formaban parte. Porque esta fue la intuición de la historia de los nacimientos y belenes que diera comienzo el bueno de San Francisco de Asís cuando quiso montar el belén aquella nochebuena de Greccio de 1223. Sí, todos formamos parte de esa historia, y antes o después, cada uno con su circunstancia y su momento estamos dentro del escaparate de la vida en donde Dios sigue naciendo como bebé para crecer con nosotros, tengamos la edad que tengamos.

Las bajas temperaturas hacían que sus pequeñas narices se pusieran coloradas, asomadas como estaban encima de su bien apretada bufanda azul. Los ojillos de aquellos chavalines se esforzaban en no perder ripio de cuanto avistaban en el vaivén de ese ambiente casi mágico cada vez que llegaban los días previos de Navidad. Era una puesta de largo anual, que se esperaba viendo las hojas del calendario caer, como caen de los árboles frondosos las suyas al adentrarse firme el otoño. Aquellas hojas sencillas, hojas hermanas, que nos brindaron otrora el mejor oxígeno con su clorofila, o la sombra reparadora en el acoso del sol de estío, ahora nos alfombraban los caminos poniendo música a nuestros pasos con su rítmico clás-clás. Todo era un paisaje conocido que llenaba de luz y de inocencia los días más especiales del año.

Ah, que me olvidaba, tampoco faltaba ese olor inconfundible que la anciana castañera iba regalando desde su rincón en los soportales de la plaza, según removía con la vieja espumadera el chisporroteo en su bidón con agujeros que hacía brincar las castañas que se abrían para gritarnos su calidez e invitarnos a su sabor dulce y sin igual en un amagüestu navideño.

Sí, todo se concitaba en una especie de fiesta esperada con la ilusión de lo verdadero: los escaparates, los árboles iluminados, los motivos colganderos en las calles principales, el ambiente de regalo reestrenado y de perdón sincero. Todo era, como decía el gran poeta Rilke, una conspiración… pero en este caso una conspiración buena, una conspiración bendita.

Los sones de las pastorelas, con sus estrofas más tiernas para el Niño Dios, su Madre bendita y el discreto San José, o los villancicos con sus versos más ingeniosos de una picaresca graciosa e inocente, también ponían su nota -nunca mejor dicho- en esa fiesta orquestada de un nacimiento viviente.

Queridos amigos: aquí y ahora estamos nosotros, testigos de esa noche dos mil años después. Y lo somos en medio de nuestros apagones, de nuestros fríos y nuestro estrés. No sólo vino Dios entonces, sino que viene ahora y después, para poner su luz que nadie puede apagar, su ternura cálida como la gracia, y su paz que llena de sereno sosiego nuestra agenda y nuestra alma.

Esta noche, ya a las puertas de la Navidad, quisiéramos seguir peregrinando hacia eso mejor de nosotros mismos de mil modos intuido y presentido, eso mejor que coincide con el destino último para el que fuimos creados. Zambulléndonos en la música que es hija de este tiempo bendito en que recordamos a Aquel que ya vino en Belén, a Aquel que volverá en Gloria al final de los tiempos, y a Aquel que se nos allega si acertamos a esperarle por los caminos que Él frecuenta.

La gélida noche, símbolo de tantos otros fríos que puedan anidar en nosotros y entre nosotros, deseamos que sea transformada por la cálida certeza de que todas nuestras preguntas han sido respondidas como nunca y para siempre en ese Dios nacido en nosotros y entre nosotros. En esto la música se hace dulce y delicado cómplice para abrirnos al estupor de la belleza, a la alegría serena, a la paz ensoñada. Dejemos también que la música navideña nos ponga en camino y nos convierta en romeros de un Dios que nos abraza con su acostumbrada cortesía.

Queridos amigos, entrañables hermanos, termino diciendo que estaba entrada ya la noche cuando a la mitad de su carrera un silencio todo lo envolvía. Y se sentía el frío del relente que hacía tiritero guardar a buen recaudo el aprisco de unas pobres ovejas, pero entonces algo inaudito sucedió. Aquellos pastores que estaban en tantas periferias nadie contaba con ellos. Pero llegó Dios, que sabía sus nombres, que conocía sus desvelos y vendaba sus heridas, ese Dios que se había hecho pequeño infante, fue a ellos a quienes primero mandó aviso de buena nueva con un anuncio de ángel. Es el gesto que el buen Dios no deja de repetir instante tras instante, en cada tiempo y lugar, con todos nosotros que estamos en las majadas de otros lares. Él sale al encuentro de nuestras soledades, pone luz en nuestra oscuridad, hace cálido el latir de nuestro corazón y en medio de nuestras trifulcas nos regala el don de la paz ese que hace posible todas las paces.

Es Navidad, amigos. Muchas felicidades, hermanos. Y mi deseo de un año próspero cuando llame a la puerta de nuestra calenda el 2014 que deseamos para todos bendito y mejor. Que Dios y nuestra Santina os bendigan y siempre os guarden.»

+ Fr. Jesús Sanz Montes, OFM – Oviedo, 13 de diciembre de 2013

Hemeroteca de la Federación Española de Belenistas y sus entidades

Hemeroteca 2013 – Asociación de Belenistas de Jerez – El último belén de Pepe Guerra

09 Dic 13
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Hemeroteca 2013 – Asociación de Belenistas de Jerez
El último belén de Pepe Guerra

Artículo original publicado el 09/12/2013 en el Diario de Jerez – © Juan P. Simó

Maestro de belenistas, cuelga las figuras y pinturas después de 65 años consecutivos dedicados al belenismo Un rosario de recuerdos de una vida entregada al arte

© Diario de Jerez, 09/12/2013

¿Dónde demonios poner a este artista empedernido? Restaurador de importantes tallas, maestro de belenistas, escaparatista, decorador, con afición por el teatro… Yo le hubiera dicho hace muchísimos años que se asegurase las manos. Pero bueno, José Guerra Carretero, Pepe Guerra, ya ha alcanzado los ochenta y un años y ahora, tranquilito, recuerda y hace balance desde un sillón de su estudio como diciendo aquello de que ‘me quiten lo bailao’. La memoria de Pepe es envidiable. Por eso, hilvana con habilidad el salto de una conversación a otra, de una copa a otra, como en el vino. Pero lo hace con una soltura que pasma. Por tanto, que hable y que se responda. Que hable por esa boca el artista.

Pregunta (P.): ¿Cómo eran esas antiguas Navidades?

Respuesta (R.): La Navidad era más bonita. Tenía una gracia que no tiene ahora. Algo pícara, ingenua… ese jovencito que andaba detrás de la niña, a la que seguía por las zambombas, que se miraban y sonrojaban… Otra época, pero yo me quedo con la antigua. Tan diferente… Además, se exigía menos: A mí me dejaban los Reyes todos los años un rompecabezas de taquitos y unos lápices para pintar y yo era el más feliz del mundo un año entero. A las niñas les traían una muñeca y hasta que no sirvieran no les traían otra.. ¡Ahí tienen las niñas veinticuatro muñecas! En casa del abuelo hacíamos la zambomba. Ahora no se ha recuperado la zambomba. Eso no es verdad: se ha inventado. La antigua se hacía dentro de las casas. No era una zambomba callejera, donde se cuela todo el mundo.

Las zambombas se hacían en los patios de vecinos y en algunas calles, como la de Palma o Merced.  Pero allí estaba todo el mundo. Y era improvisada. Ni había cantaores ni cuadros flamencos. Una vecina tenía una botella de aguardiente y se tomaba una copa, el otro sacaba unos pestiños, el otro… Lo que hubiera. Yo creo que la zambomba es hoy un espectáculo.  Ha perdido esa cosita pícara de la juventud.

P.: De el Valle a Jerez

R.: Nací antes de la guerra, pero gracias a Dios, nosotros no pasamos hambre. Mi familia vino a Jerez desde San José del Valle. Se instalaron en la calle Justicia número 5, donde nacimos los cuatro hermanos: Vicenta, Cuqui, Paco y yo. Mi padre Pepe trabajaba en Arbitrios, por lo que siempre había un puchero de garbanzos sobre la mesa. El hombre estaba muy bien relacionado, pero era tan honrado que nunca hizo uso de sus influencias. Recuerdo a tía María, que se ponía en la casa puerta con una telera y manteca y se ponía a repartir a todos los niños que iban por allí. Esos niños se hicieron luego hombres hechos y derechos y ella seguía trayéndoles morcilla y otros ‘regalitos’…

Yo es que hablo más que el mundo. Ahora me despido como belenista. Sesenta y cinco años poniendo belenes… Increíble. Empecé a los 7 años. En 1942 murió el abuelo Pepe, Pepe Carretero Troya. Ese mismo año, fui yo quien montó el nacimiento. En 1953 hice el belén de los Arizón, que fue primer premio de belenes particulares; ese mismo año, también gané el de entidades con otro que puse en el Beaterio. Cuando Radio Popular de Jerez y la Caja organizaron el concurso gané dieciocho veces el primer premio y tres el segundo… Después, en Sevilla, la plaza del Arenal, las bodegas Garvey, González Byass, los dioramas en la Academia, luego en Cádiz, El Puerto… Y en contra de lo que se dice en la historia de la memoria de la Asociación de Belenistas, que yo fundé, y que quita el sentío de lo bien hecho que está, se me ocurrió a mí la Exposición de Dioramas. Verá usted: Entonces había muchos muchachos que trabajaban el nacimiento en sus casas. Hombre, yo ponía belenes, me conocían en Jerez, como  a cuatro más; se me ocurrió hacerlo en  un lugar céntrico, que todo el mundo lo viera. Lo que pasa es que los éxitos tienen muchos padres. Se escribe la historia y se la apuntan otros…»

Claro, ahora ya uno se siente mayor. Llega el momento de dejarlo. Me cuesta mucho eso de subirme, bajarme… Entonces, me he decidido a poner el último belén en el estudio. Yo tenía seis o siete en la cabeza, pero al final me decidí por este. Lo pongo en mi estudio de la calle San Agustín, le pongo el farol rojo y aquí pueden venir de seis a ocho de la tarde. Pero este tinglao lo tenía yo preparado hace un año. Que por poco no lo cuento. Por esas fechas fui al médico, que me asfixiaba y no sabía por qué. Termino el nacimiento y no lo puedo abrir. Viene mi hija. Que no respiro bien, le dije. Menos mal que llamó al 061, que me hicieron de todo. Me ingresaron en el hospital. La cosa iba así así, y le dice el médico a mi mujer Carmen: «A ese señor, lo mejor que hacemos dejarle aquí tranquilito». Cuatro días pasé en coma. A mi mujer le dijeron que llamase a los familiares más cercanos para que me acompañaran. Todo el mundo estaba allí. Hasta que me despierto el 2 de febrero, el día de La Candelaria, cuando ya los belenistas habían terminado todo.

P.: La embocadura

R.: Mire el alumbrado que he puesto. Yo fui el primero en poner el cambio de luces en los belenes. Como también la embocadura, el nacimiento en perspectiva. A la gente en principio no le gustaba la embocadura, se agachaban, se quejaban de lo que veían… ‘Pues no te agaches, hombre’. Estas dotes que me ha dado Dios pueden ser de genes. Tengo familiares que han sido muy desenvueltos, muy ‘manitas’. A mi abuelo y a mi padre les encantaba montarlo. Y mi abuela Vicenta tocaba la guitarra con maestría.

Y después había dos escritores en la familia: Francisco Guerra Tenorio, que dirigió la revista ‘Ráfagas’ durante algún tiempo, y Pepe Carretero. Ahí está mi hermana Vicenta, una escritora y poetisa que todos conocen. Mi hija Nuria también escribe de maravilla. Un día le pidieron que escribiera un trabajo sobre la imaginería de Jerez. Y le decían: ‘¿Cómo vas a hablarles de cultura si esta gente de Jerez sólo sabe la que sale en los pasos? Y además, la que sale en los pasos… ¡ya la han escrito de doscientas maneras!

P.: El Belén favorito

R.: Me gustó especialmente aquel belén que hice de un franciscano en un paisaje árido. Yo es que, además del Cristo del Amor, soy gran devoto de san Francisco de Asís.  Es como una piedra que se levanta y toma forma de franciscano. Como se dice, en la vida santos hay dos: uno es san Francisco de Asís, y Dimas, el buen ladrón. Entre sus manos, la figura sostiene un Misterio. Cantidad de gente me lo quería comprar. Yo me resistía a venderlo y luego me lo pidió fray Antonio, de los Capuchinos; se lo presté hace tres años y hasta hoy. Pero ese nacimiento es un símbolo. También hice muchos belenes con figuras de tamaño natural. Un día me lo pidieron para ambientar una película que Richard Lester hizo en Cádiz. La película era ‘Cuba’ y la protagonizaba Sean Connery… Es así, ¿verdad? Co-nne-ry. En fin, que llevé las figuras, allí las puse, rodaron varias tomas en la plaza de la Catedral. Total, que me dieron 75.000 pesetas que yo no podía ni creerme. Vi luego la película y el ambiente en la plaza, con sus figurantes, el belén… y no duró ni dos minutos.

Bajo el solecito, de relaxing cup, Pepe recuerda y recuerda. Tantos años en Santiago: «He querido mucho a los gitanos. Si estoy orgulloso de ser de Santiago, ¿qué puedo decir?» Y hablamos de Lola, de la simpatía de La Paquera, de los políticos que cobran y roban, de las gentes del vino, de las miserias que vienen, de…

P.: Entonces, me dijo que por las tardes abriría el belén.

R.: Eso es.

P.: Pues aquí estaremos…

© Juan P. Simó Jerez / Diario de Jerez – 09/12/2013

Publicaciones 2013 – Asociación Belenista de Valladolid – Revista ¡Aleluya! n.º 8

29 Nov 13
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La Asociación «Belenistas de Valladolid», con el patrocinio del Ayuntamiento de Valladolid, presenta el número 8 de su nueva revista «¡Aleluya!«, correspondiente a 2013, que consta de 64 páginas y tiene el siguiente índice de artículos y portada:

  • A todos deseo la paz y el gozo, Saluda del Arzobispo de Valladolid, D. Ricardo Blázquez
  • Saluda del Alcalde de Valladolid, D. Francisco Javier León de la Riva
  • Saluda del Presidente de la Federación Española de Belenistas, D. Íñigo Bastida Baños
  • El Niño Jesús de Praga, por Javier Burrieza Sánchez, Universidad de Valladolid
  • El belén, una visión mística, por Letizia Arbeteta Mira, Doctora en Historia del Arte
  • La peculiar emoción de la Navidad en la décima popular puertorriqueña, por Carmen Cazurro García de la Quintana, Universidad de Puerto Rico
  • La estrella de Belén brilla en nuestro mundo, por Juan Donoso Valdivieso Pastor, Doctor en Psicología
  • ¿Cuándo nació Jesús?, por Juan María Silvela Miláns del Bosch
  • Francisco, la gran esperanza de la Iglesia, por Ignacio Miranda
  • Nuevo milagro de Navidad, por Ángela Hernández, Escritora
  • San José, por Antonio Zúñiga Arranz, Joyero orfebre de Valladolid
  • El Belén de La Salle, una década de belenismo temático (2002-2012)
  • Entrando en el taller del artista, por María Mayo Sánchez
  • Vivir con bondad la Navidad, por Marta Garay Fernández
  • Las lágrimas del rey Baltasar (Una historia real), por Alejandro González
  • Navidad para niñas en la ciudad, por María Aurora Viloria, Periodista
  • 75 Aniversario del Concierto de Año Nuevo, por Ernesto Monsalve, Director de la JOSCYL y Consejero cultural de la Diputación de Valladolid
  • Recuerdos de un belén, por Rafael Guerra González, Abogado
  • Jesús de Belén de Judá, por Ciriaco Casquete Román
  • Sucedió la víspera de Navidad, por Sarvelio Villar
  • El belén del Noviciado de las Descalzas Reales de Valladolid, por Enrique Gómez Pérez, Licenciado en Historia del Arte
  • Villancico submarino, por Carlos Aganzo
  • El amor nace en Belén, por Jesús Díez Martínez
  • Eternas navidades, por Emma-Margarita R. A.-Valdés
  • Poema navideño para Alejandra, por Ángel María de Pablos
Portada de la revista Aleluya Nº 8 - 2013, de la Asociación "Belenistas de Valladolid"

Aleluya
Nº 8 – 2013

Fallece el gran belenista Joan Mestres i Baixas

12 Oct 13
Presidencia FEB
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joanmestresbaixasJoan Mestres i Baixas, el gran autodidacta, maestro belenista y figurista artesano, nació en Sant Joan Despí el 24 de abril de 1925, donde siempre ha vivido y fallecido hoy 12 de octubre de 2013.

Entre sus grandes méritos se destacan tres:

  1. Ha sido un gran constructor de Belenes, sobre todo en formato de Diorama Artístico y Arqueológico (de motivos hebreos), con temas sobre «La infancia de Jesús», siendo su obra una referencia obligada para todos los belenistas.
  2. Fue un gran animador del asociacionismo belenista, siendo el gran valedor para crear el grupo local, la Associació de Pessebristes de Sant Joan Despí. Hoy es un colectivo plenamente consolidado, que desde 1986 tiene entidad propia.
  3. Por último, fue un verdadero propagador del ideario belenista. Aquí y en todo el mundo, son muchos los que saben de sus reiteradas y animadas intervenciones en numerosos congresos de belenistas, en cualquier ámbito. En él hay que reconocer el artista que supo conciliar la teoría con la práctica, pues tampoco le fue ajena la actividad docente.

Colaboró en diversas exposiciones en todo el país: en su propia tierra, Cataluña, así como en Castellón, Pamplona o Bilbao, y en el extranjero en Alemania, Italia, Francia o Estados Unidos. Estas fueron las razones más que suficientes para hacerlo merecedor de varios galardones, entre los que destacamos:

  • “Trofeo Federación Española de Belenistas” concedido el  4 de mayo de 1997, en el transcurso del XXXV Congreso Nacional Belenista, que tuvo lugar en Murcia.
  • «Difusión Universal del Belenismo» en Montserrat , en febrero de 2002, en la Asamblea donde se celebró el 50 Aniversario de la fundación de la Federación Universal de Belenistas, UN-FOE-PRAE.
  • Diploma de «Belenista Universal» en septiembre de 2004, a solicitud de la Federación Española de Belenistas a la citada UN-FOE-PRAE, entregado en el XVII Congreso Internacional de Belenistas en Hradec Králové (Rep. Checa).
  • «Diploma de Maestro Artesano», concedido el 7 de septiembre de 2006, por la Generalitat de Catalunya.
  • «Medalla de la Ciudad» de Sant Joan Despí, entregada el 27 de enero de 2011.

Pero quien nos ha dejado, es algo más que un gran belenista: ha sido una gran persona, con un corazón excelente. Para los que hemos tenido la suerte de conocerle ha sido un verdadero regalo.

Un fuerte abrazo para toda su querida familia de todos los belenistas.

Joan: siempre estarás entre nosotros.

Logo de la Asociación Belenista de Oviedo

Publicaciones 2013 – Asociación Belenista de Oviedo, 25 años de historia – Ediciones Nobel

30 Sep 13
Presidencia FEB
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Portada del libro "Asociación Belenista de Oviedo. 25 años de historia" de María Teresa Martín, publicado por Ediciones Nobel SA

Asociación Belenista de Oviedo, 25 años de historia – Ediciones Nobel

La Asociación Belenista de Oviedo, en colaboración con Ediciones Nobel S.A., acaba de publicar Asociación Belenista de Oviedo, 25 años de historia, un libro de recopilación de su trayectoria desde su fundación en 1988 hasta estos días, escrito y coordinado por María Teresa Martín.

Su índice de contenidos es el siguiente:

  • Saluda del alcalde de Oviedo, D. Agustín Iglesias Caunedo
  • Nuestros presidentes
    • Alfonso Acebal y Monfort (1988-1990)
    • Carlos Álvarez Cabal (1990-1993 y 1996-2001)
    • José María Marcilla López (1993-1996 y 2001-2004)
    • Manuel Figueiras y López de Ocaña (2004-2009)
    • M.ª Eulalia Nacimiento Menéndez (2009-…)
  • Presentación
  • Los comienzos de la Asociación
  • La Asociación crece
  • Un salto cualitativo
  • La plaza de la Catedral
  • A modo de resumen
  • Congreso Nacional de Belenistas 2015
  • Agradecimientos
  • Los belenes
    • Catedral 2006
    • Catedral 2007
    • Catedral 2008
    • Catedral 2009
    • Catedral 2010
    • Catedral 2011
    • Catedral 2012
    • Belén Emblemático
Portada del libro "Asociación Belenista de Oviedo. 25 años de historia" de María Teresa Martín, publicado por Ediciones Nobel SA

«Asociación Belenista de Oviedo, 25 años de historia»
Autora: María Teresa Martín
Editor: Ediciones Nobel SA
Mes y año de edición: 09/2013
Descripción: 108 páginas, 22×20 cm
Encuadernación: rústica
ISBN 13: 9788484596936
Depósito Legal: AS-2.921/2013
Impresión: Gráficas Eujoa


Archivado en:
Páginas: Asociación Belenista de Oviedo, Publicaciones belenistas
Categorías: FEB Publicaciones Entidades Federadas, Publicaciones Asociación Belenista de Oviedo
Etiquetas: 2013 FEB, Presidencia FEB 2010-2014, Publicaciones 2013


Obituario 2013 – Asociación de Belenistas de La Rioja – Ayer falleció Jesús María Marín Ruiz

18 Jun 13
Presidencia FEB
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Obituario 2013 – Asociación de Belenistas de La Rioja
Ayer falleció Jesús María Marín Ruiz

Jesús María Marín Ruiz, presidente de la Asociación de Belenistas de La Rioja

Jesús María Marín Ruiz
+ 17/06/2013

Paz y Bien, Querida Familia Belenista:

Jesús María Marín Ruiz, actual presidente de la Asociación de Belenistas de La Rioja, vocal titular de la Comisión de Internet e Historia de la Federación Española de Belenistas y, por tanto, responsable de esta web, falleció en Logroño ayer, lunes 17 de junio de 2013, a los 60 años de edad, joven, demasiado joven, justo un día después de la fecha señalada para entregarle en su localidad de residencia la Insignia de Oro de la FEB que le fue concedida el pasado 9 de junio por la Asamblea de nuestra Federación. Por su precario estado de salud no fue posible imponérsela personalmente y en vida, por lo que su viuda e hijos la recogerán, Dios mediante, en el LI Congreso Nacional Belenista que se celebrará el próximo mes de octubre en Alcalá de Henares.

Anteriormente fue galardonado con el Trofeo FEB 2004, entregado durante el XLII Congreso Nacional Belenista celebrado en Villarrobledo (Albacete).

Nacido el 2 de febrero de 1953, en Villar del Rio (Soria), desde pequeño se afincó en Logroño, donde ha trabajado como maestro en el Colegio público de Educación Infantil y Primaria Duquesa de la Victoria, donde ha puesto todos los años el belén. Se hizo socio de la Asociación de Belenistas de La Rioja el 7 de marzo de 1999 y formó parte del equipo organizador del XXXIX Congreso Nacional Belenista celebrado en junio de 2001.

Desde hoy, martes 18, podremos acompañar y arropar a su esposa Pilar y a sus hijos Irene y Luis en la sala n.º 8 del Tanatorio Mémora Pastrana (ver ubicación), aunque su posterior conducción se celebrará en la intimidad familiar.

Su funeral se celebrará mañana miércoles 19 de junio de 2013 a las 19:00h en la Iglesia parroquial de San Pablo de Logroño (ver ubicación).

El próximo viernes 21 de junio de 2013 tendrá lugar una segunda misa funeral en su pueblo natal, Villar del Río (Soria), a las 18:00h en la Iglesia parroquial de la Virgen del Vado (ver ubicación).

Descansa en Paz, Jesús Mari. Cuida de nosotros desde el Belén Celestial.

Alta Entidad FEB 2013 – Agrupació de Betlemistes Francesc Rosselló de Balears

09 Jun 13
Presidencia FEB
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Alta Entidad FEB 2013 – Agrupació de Betlemistes Francesc Rosselló de Balears

Logo de la Agrupació de Betlemistes Francesc Rosselló de Balears

Logo de la Agrupació de Betlemistes
Francesc Rosselló de Balears

Paz y Bien, queridos amigos:

Tenemos el placer de anunciaros que la familia FEB tiene desde hoy, domingo 9 de junio de 2013, un miembro más: cumplimentados todos los requisitos de inscripción, la Agrupació de Betlemistes Francesc Rosselló de Balears, fundada el 10 de marzo de 2012, pasa a formar parte de la Federación Española de Belenistas como miembro de pleno derecho. Debemos explicar que aunque tenga una denominación extraordinariamente parecida al antiguo nombre de la entidad Betlemistes de Mallorca (Associació de Betlemistes Francisco Roselló de Balears), son organizaciones diferentes.

Esperamos verles entre nosotros en próximas Asambleas.

¡¡¡Bienvenidos!!!

Diploma de entrada en la FEB de la Agrupació de Betlemistes Francesc Roselló de Balears

Diploma de entrada en la FEB de la
Agrupació de Betlemistes Francesc Roselló de Balears

 

Logo de la Asociación de Belenistas de Pozuelo de Alarcón

Asociación de Belenistas de Pozuelo de Alarcón, nueva entidad FEB

09 Jun 13
Presidencia FEB
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Logo AB Pozuelo de AlarcónPaz y Bien, queridos amigos:

Tenemos el placer de anunciaros que la familia FEB tiene desde hoy, domingo 9 de junio de 2013, un miembro más: cumplimentados todos los requisitos de inscripción, la Asociación de Belenistas de Pozuelo de Alarcón (Madrid), fundada el 7 de junio de 1999 con el nombre de Asociación de Belenistas del Noroeste de Madrid, pasa a formar parte de la Federación Española de Belenistas como miembro de pleno derecho.

Esperamos verles entre nosotros en próximas Asambleas.

¡¡¡Bienvenidos!!!

Diploma de entrada en la FEB de la Asociación de Belenistas de Pozuelo de Alarcón

Vitoria-Gasteiz, elegida sede del LV Congreso Nacional Belenista (2017)

09 Jun 13
Presidencia FEB
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Vitoria-Gasteiz, elegida sede del
LV Congreso Nacional Belenista (2017)

Paz y Bien, Querida Familia Belenista:

Imagotipo de la Asociación Belenista de ÁlavaEn la Asamblea General Ordinaria de la Federación Española de Belenistas celebrada en Madrid en la mañana de hoy, domingo 9 de junio de 2013, ha sido aprobada la candidatura presentada por la Asociación Belenista de Álava, de Vitoria-Gasteiz, para la organización del LV Congreso Nacional Belenista, que se celebrará, Dios mediante, los días 12, 13, 14 y 15 de octubre de 2017.

Su solicitud estaba debidamente documentada con los avales necesarios de diversas instituciones públicas vitorianas y alavesas, así como del Obispado de Vitoria, junto con escritos de otras entidades, cofradías y órdenes religiosas con las que habitualmente colabora la Asociación.

La experiencia demostrada en organización de otros eventos, como el Encuentro de Belenistas del Norte, Pregones de Navidad o varias Ferias de profesionales del belén, más el reconocido buen hacer de varios de sus belenistas nos da la seguridad suficiente para considerar que el LV Congreso Nacional Belenista 2017 será un éxito. Así sea.