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Las figuritas del belén, por Letizia Arbeteta Mira

27 Nov 09
Presidencia FEB
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Artículo - Las figuritas del belén, por Letizia Arbeteta Mira
Artículo - Las figuritas del belén, por Letizia Arbeteta MiraComo ejemplo de su extraordinaria riqueza, sirva de ejemplo el elemento más humilde entre todos sus componentes: la «figurita» o pequeña imagen que ha poblado los belenes domésticos y que se deteriora con el uso y el paso del tiempo.

Consideradas a menudo objetos sin valor artístico, las figuritas tradicionales contienen una gran cantidad de información para aquel que sepa apreciarlas.

En su mayoría fueron producidas entre la segunda mitad del siglo XIX y los años sesenta del siglo XX, momento en que el cambio de costumbres y la falta de espacio en los hogares hizo decaer los belenes abiertos, con numerosos personajes y escenas.

Las más interesantes corresponden al tipo llamado «popular», compuesto principalmente por figuras de barro cocido y pintado de pequeños formatos (4 – 8 cm), que, a causa de su tamaño y hasta hace unas décadas, han sido desechadas por los coleccionistas. Muchas de estas figuras, que antaño se producían por miles, hoy son bienes escasos pues se han destruido en su mayor parte, ya que, hasta los años 70 del siglo XX, se continuaban ofreciendo a bajo costo en mercadillos y las llamadas «cacharrerías», haciendo desaconsejable su restauración en caso de deterioro ya que era preferible comprar una nueva, clónica de la deteriorada.

Artículo - Las figuritas del belén, por Letizia Arbeteta MiraHoy ya no es posible reponer este tipo de figuras pues, a falta de demanda, han acabado por retirarse del mercado, salvo la escasa oferta de algunos alfares.

Si examinamos sus moldes, veremos que casi todos son de notable antigüedad, remontándose algunos al siglo XVIII, o inspirándose en imágenes aún más antiguas, como sucede con la Virgen y el San José del belén murciano llamado del «huevo frito», en su modelo más simple. Desde su creación, se han venido produciendo sin cambios hasta que la moda denominada «bíblica» o «hebrea», considerada más adecuada para ambientar el belén, arrinconó este tipo de imágenes, considerándolas anacrónicas. La mayoría de los talleres se adaptaron a la nueva costumbre, realizando nuevos moldes, o transformando los de mayor tamaño, lo que produjo una curiosa línea mixta de hebreo y tipo local. Al iniciarse la moda del enlienzado en los años 80 del siglo XX, muchos de estos moldes fueron, a su vez, retocados para adaptar mejor la figura a las telas con las que se cubriría parcialmente, lo que implicó su mutilación. En resumen, las figuras tradicionales anteriores a 1960 constituyen una rareza, especialmente ciertos modelos de escaso tamaño, por lo que animo al lector a que no deje escapar ni perderse uno solo de estos pequeños tesoros, en ocasiones piezas únicas producidas en alfares que, al día de hoy, nos son desconocidos.

Artículo - Las figuritas del belén, por Letizia Arbeteta Mira¿Qué tipo de información ofrecen?

El análisis de las técnicas empleadas proporciona datos sobre el moldeado y modelado, según estén formadas de una o varias partes, el tipo de barro y sistema de cocción, pinturas empleadas, etc., lo que puede revelar la procedencia geográfica o el centro de producción. En cuanto al nivel de destreza, cabe una posible intervención de escultores o alfareros profesionales, o bien la fabricación casera, a veces sin cocción. Todo ello ayuda a reconstruir las artes e industrias de ciertas zonas determinadas.

Pero, con ser importante, lo más apreciado de las «figuritas» es su capacidad de reflejar la vida de antaño, pues, además de los protagonistas del relato evangélico, muestran una galería de tipos contemporáneos a su fabricación, que muestran una realidad social, preferentemente rural y de los estratos urbanos más humildes. Hombres y mujeres, jóvenes, viejos y niños que realizan distintas tareas, descansan, se divierten…

Así, encontramos oficios (el molinero, el mielero, el carnicero, el carretero, el melonero, el lechero, la frutera, la castañera, etc.), tareas domésticas (el lavado, la cocina, el cuidado de la infancia, el mantenimiento de los animales domésticos, la matanza) que incluyen usos ya desaparecidos, como el hilado en el hogar. También se representa la higiene (lavado de bebés, despiojado), la gastronomía (con imágenes que sugieren migas, paella, calderetas, chacinas, quesos y un sin fin de panes, tortas, dulces, etc.), labores agrícolas y pastoriles (arado, sembrado, recolección, trilla, acopio de leña, apacentado de cerdos, ovejas y vacas, la vida pastoril, la pesca, la caza).

Artículo - Las figuritas del belén, por Letizia Arbeteta MiraNo menos interesante es la indumentaria, a veces fiel reflejo de la moda y los atavíos de nuestros abuelos, sea ropa femenina (moño de picaporte, zapatos de carrete, alpargatas, madreñas, polisones y tontillos de distintos tipos, dengues, refajos, delantales, etc.) o masculina (chaquetas, casacas, calzones, monteras, sombreros, faja, pañuelo, etc.), todo ello en contraste con algunas indumentarias fantásticas, como las de Heredes, los Magos, o las madres de la degollación de los Inocentes.

En cuanto a las celebraciones, se canta, se danza y se tocan todo tipo de instrumentos. Jotas y boleros, rondas navideñas de jóvenes y viejos, ellos y ellas con guitarras, triángulo, zambombas, panderetas y panderos, gaita y flautas, que llevan también los pastores en la soledad de sus montañas de corcho, sembradas de ovejuelas de patas de alambre y coronadas por pequeñas casas, paisaje similar al de muchos pueblos antes de las grandes operaciones inmobiliarias, cuando lo que nos rodeaba se parecía al belén que poníamos en casa, de forma que, como aquel que dice, hacíamos nacer al Niño Jesús a la vuelta de la esquina.

Letizia Arbeteta Mira – Conservadora de Museos del Estado

Artículo publicado en la revista ¡Aleluya! nº 4 de la Asociación “Belenistas de Valladolid”


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Categorías: FEB Publicaciones Entidades Federadas, Artículos Asociación “Belenistas de Valladolid”
Etiquetas: 2009 FEB, Artículos 2009, Presidencia FEB 2006-2010
Temática: Cultura belenista, Figuras de belén
Autores: Leticia Arbeteta Mira


Portada del libro "Belenes y Pesebres de España" coordinado por Augusto Beltrá Jover, editado por la Federación Española de Belenistas (2009)

Patrimonio de la Humanidad, por Vicente Magro Servet

16 Oct 09
Presidencia FEB
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Patrimonio de la Humanidad

Artículo publicado en el libro Belenes y Pesebres de España (2009) de la Federación Española de Belenistas

Portada del libro "Belenes y Pesebres de España" coordinado por Augusto Beltrá Jover, editado por la Federación Española de Belenistas (2009)Los belenistas-pesebristas me merecéis todo el respeto y admiración.

El arte del pesebrismo-belenismo se tiene en alta consideración por quienes disfrutamos con vuestro trabajo, dirigido a la representación de la vida plasmada con tanto interés y esmero. Las virtudes que os rodean son difíciles de ver actualmente, porque para conseguir el alto rendimiento y nivel de la tarea que realizáis es preciso tener una adecuada formación, paciencia, entrega, horas y horas de dedicación, seriedad y disciplina en la consecución de un objetivo. Valores todos ellos que, hoy en día, van desapareciendo y que por ello se magnifican en aquellas personas que los ponen en práctica para lograr los objetivos marcados. Paciencia, disciplina, trabajo y cariño por lo que haces son cualidades que se deberían introducir en un relicario personal que todos habríamos de llevar para utilizarlos siempre.

Méritos que el belenista-pesebrista posee y que luego seguro que las refleja en su actividad diaria, en la personal y en la laboral. Quien es capaz de tener tanto arte y amor con estas obras no puede ser un mal padre, una mala persona en su vida. Y es que esta actividad y muchas otras que requieren de unos principios básicos de actuar, de ser, de comportarse con uno mismo y con los demás, sirven para ir modelando personalidades. De este modo, quienes os dedicáis al arte del pesebrismo-belenismo es evidente que proyectáis vuestra filosofía de trabajo, de esfuerzo y dedicación en vuestra actividad laboral, en vuestra vida familiar y en vuestras relaciones con los demás. Ser un amante del arte del belenismo-pesebrismo es algo más que recrear la vida de la Navidad plásticamente. Es autoimponerse una disciplina de trabajo y esforzarse para conseguir terminar una obra que tomasteis la decisión de iniciar. Las obras inacabadas no existen en vuestra mente y, desgraciadamente, en la vida estas obras inacabadas se repiten continuamente. Proyectos que se promueven y no se ejecutan o concluyen. Ideas que se quedan en sólo eso, ideas. Frases con intenciones que no se llegan a plasmar. Por eso, actividades como el pesebrismo-belenismo instauran una escuela no sólo en el arte de la figuración y recreación de la Navidad, sino que se configuran como un método de «comportamientos». El belenismo-pesebrismo es una escuela de compromisos. Es una escuela de asumir responsabilidades para concluir lo iniciado. Y, además, concluirlo bien. Compromiso, comportamiento, responsabilidad… ¡Qué bien suena! ¿No? Pero qué pocas veces se están llevando ahora a la práctica estos valores.

Así, instalar un belén o un pesebre en casa es algo innato a los que queremos introducir los valores de la Navidad en nuestros hogares y en nuestras vidas, ya sea el pequeño pesebre tradicional, o bien aquel belén que por sus dimensiones y grandiosa escenificación requeriría de una ubicación más próxima a su contemplación por el público. Y, de este modo, todos participamos del pesebrismo-belenismo, haciendo el belén o el pesebre en nuestras casas como un rito y tradición de la Navidad, o visitando los belenes y los pesebres que los maestros belenistas-pesebristas construyen con su arte recreando los escenarios del nacimiento de Cristo. Y hemos ido de pequeños, de la mano de nuestros padres, asombrados de ser como gigantes que entrábamos en un mundo en miniatura. Y ahora llevamos a nuestros hijos también, cogiéndolos de la mano para que continúen deleitándose ante vuestras obras de arte. El arte de la representación de la vida y de la diversidad de modos y maneras de cómo escenificáis el nacimiento del Redentor.

Un arte que merece, tanto o más que otros, el reconocimiento de «Patrimonio de la Humanidad». Pues, ¿hay algo con mayor grandeza que reflejar en un pesebre o un belén la realidad de nuestra Navidad? ¿Hay algo mejor para obtener ese galardón que recrear en forma de figuras y escenarios el momento del nacimiento de Cristo? ¿Alguien puede pensar que en el panel de comparaciones de los que han tenido el honor de ser designados como «Patrimonio de la Humanidad» tienen mayor crédito y prestancia que el mundo del belenismo-pesebrismo considerado en su conjunto? Opino que si hay algo que con mayor razón se mereciera el reconocimiento de verdadero «Patrimonio de la Humanidad» es el legado de todos cuantos se han dedicado y os dedicáis al pesebrismo-belenismo.

Porque, mientras una parte de la sociedad apuesta -y como juez lo sé muy bien- por el crimen, el odio, la envidia y tantas manifestaciones de violencia que están dirigiendo a nuestro mundo por vías cercanas a la autodestrucción, otra parte de nuestra sociedad apuesta también por los aspectos más positivos, como los que nos muestran el belén y el pesebre: la comprensión, el amor, el respeto. Que es el mensaje que vosotros, pesebristas y belenistas, siempre habéis representado en los belenes y pesebres . El mensaje de la vida, no el de la muerte. Así el pesebre y el belén simbolizan nuestro lado bueno y el que le enseñamos a nuestros hijos. A esos que el día de mañana montarán nuestros belenes o pesebres en casa y a los que puedan integrarse en las distintas asociaciones de pesebristas y belenistas. A esos hijos presentes y futuros a los que tenemos la obligación de trasladar un mensaje de trabajo y de comprensión. A los hijos que puedan conseguir, si vosotros no lo hacéis antes, que el belenismo-pesebrismo sea considerado Patrimonio de la Humanidad. Como debe ser… Os lo merecéis.

Vicente Magro Servet
Presidente de la Audiencia Provincial de Alicante
Cruz de Honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort

Portada del libro "Belenes y Pesebres de España" coordinado por Augusto Beltrá Jover, editado por la Federación Española de Belenistas (2009)

Prólogo de Belenes y Pesebres de España, por Juan Giner Pastor

16 Oct 09
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Prólogo de Belenes y Pesebres de España

Artículo publicado en el libro Belenes y Pesebres de España (2009) de la Federación Española de Belenistas

Portada del libro "Belenes y Pesebres de España" coordinado por Augusto Beltrá Jover, editado por la Federación Española de Belenistas (2009)Este libro, «Belenes y Pesebres de España», convierte en realidad un proyecto de años, de muchos años: narrar en una publicación digna la historia de la Federación Española de Belenistas, mostrando también la obra y la trayectoria de las asociaciones que la integran, como depositarias de un inmarcesible bagaje de cultura, arte, tradición, religiosidad y raigambre familiar.

Desde que en 1963 cinco asociaciones fundaran la Federación Española de Belenistas hasta las setenta y cinco que la integran ahora, mucho se ha trabajado ilusionadamente, contando casi siempre con el apoyo de entidades, instituciones y autoridades, pero, sobre todo, con el esfuerzo, el trabajo y la dedicación de miles de belenistas y pesebristas que han hecho posible un amplio muestrario de proyectos y realizaciones, teniendo la guía ejemplar de San Francisco de Asís y de la Sagrada Familia de Belén.

Pesebristas y belenistas que, además de ser capaces de realizar hermosos trabajos, procuramos dar ejemplo de una actitud vital acorde con el mensaje de paz y amor que cada belén entraña.

Porque belenistas y pesebristas no sólo hemos de atesorar habilidad manual, inventiva técnica y facultades artísticas para plasmar plásticamente los misterios de la Natividad del Señor; debemos, asimismo, poner el corazón y el alma al servicio del ideal de amor y humildad que el Nacimiento de Jesús en Belén entraña.

Ser pesebrista y belenista es dedicar tiempo y entusiasmo en proseguir una labor de evangelización cuyas raíces tienen muchos siglos de tradición, haciendo de la vida una proyección real del mensaje plasmado en el belén y el pesebre.

Cuando el desasosiego, la violencia, la injusticia o el escándalo se han convertido en asuntos cotidianos, belenistas y pesebristas -hombres y mujeres que vivimos y trabajamos como otros muchos millones de personas- hemos elegido una forma peculiar de apostolado que aglutina religiosidad y arte. Lanzamos año tras año un mensaje visual de paz, de amor, de dichosa y sencilla vida cotidiana: la que se inspira en aquella Sagrada Familia nazarena que vivió en Palestina hace más de dos mil años. Pesebristas y belenistas pretendemos expresar con nuestras obras plásticas que la felicidad no depende de la riqueza ni del poder, que la felicidad brota íntima y profundamente de nuestra tranquilidad de espíritu, de nuestra conformidad responsable y sincera ante los designios de la voluntad divina. Como la Sagrada Familia nos manifestó ejemplarmente.

Belenistas y pesebristas encontramos, al realizar nuestros trabajos, ese íntimo sosiego que tan raro es ya en nuestra tecnificada época de prisas y agobios. Y cuando recreamos campos, montes, pueblos o palacios, afirmamos que la felicidad está al alcance de la mano si somos capaces de disfrutar diariamente con las pequeñas cosas que la vida nos ofrece, si podemos superar tranquilamente adversidades y metas sin otro afán que cumplir sobradamente con nuestro deber. Que el progreso ha de ser un medio y no un fin alienante. Ha de ser el camino imprescindible para que se cumpla en la Tierra el plan divino que nos convierte en imagen y semejanza de aquel Niño nacido en Belén, el Salvador, el Mesías, Dios hecho hombre para mostrarnos la auténtica verdad para una vida plena: el Amor.

Y las asociaciones de belenistas y pesebristas, agrupando y canalizando la ilusión de quienes sentimos el afán de realizar pesebres y belenes, son instituciones que se esfuerzan por mantener, potenciar y animar esta actividad que aúna el arte, la tradición, la historia y la fe. Esta actividad que nos obliga también a dar testimonio vital del mensaje imperecedero que el belén y el pesebre atesoran, pues sería una auténtica incongruencia hacer pesebres y belenes sin poner en práctica todo cuanto suponen: humildad, paz, fraternidad, bondad… Vivamos de acuerdo con ello, porque seguro que los belenes y pesebres que realicemos serán un auténtico reflejo de la concordia que alienta el mensaje angélico: «¡Gloria a Dios, paz en la Tierra!».

Juan Giner Pastor
Catedrático de Historia
Maestro Mayor Belenista

Portada del libro "Belenes y Pesebres de España" coordinado por Augusto Beltrá Jover, editado por la Federación Española de Belenistas (2009)

Gracias, belenistas y pesebristas de España, por D. Victorio Oliver Domingo

16 Oct 09
Presidencia FEB
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Gracias, belenistas y pesebristas de España

Artículo publicado en el libro Belenes y Pesebres de España (2009) de la Federación Española de Belenistas

Portada del libro "Belenes y Pesebres de España" coordinado por Augusto Beltrá Jover, editado por la Federación Española de Belenistas (2009)¿Quién es un belenista-pesebrista? No sé si acertaré a describirlo. Vosotros lo sois.

El pesebrista-belenista es un «artista», tantas veces anónimo. Artista del detalle, artista sin prisas. Presenta una creación, una recreación de Belén. Ha estudiado con detenimiento la narración del Evangelio. Entra dentro del misterio. Lo ha mirado mil veces. ¿Cómo ve Belén a dos mil años de distancia? Hace un esfuerzo grato por plasmarlo en su belén. No importan las horas que le dedica. Importa la ilusión y la obra bien hecha. Es un artista de las imágenes. Artista del entorno. Artista de lo sugerente.

Pero, la fuente honda de su arte es la fe. El belenista-pesebrista es un «creyente». Ha creído el misterio de Belén. Es un contemplativo. Ha meditado la Palabra de Dios. Ha estudiado la geografía y la historia de aquel acontecimiento único. Su fe se hace cultura y arte. Es la fe que ha generado arte en todos los campos. Pero la fe es más, no se agota en la cultura. Es más que la cultura.

Ve que Dios se ha apasionado totalmente por el hombre. Es más, se ha hecho hombre, uno de nosotros. Él, Jesús, Hijo del Padre, es hombre verdadero. Se ha acercado al hombre sin ruido. Sin casa propia. Belén es un canto al amor de Dios al hombre. A Dios le interesa la felicidad del hombre. Le desea la paz y la planta en nuestra tierra. Apuesta por el hombre hasta entregarle a su Hijo. ¡Ese es Dios! El Dios en quien creemos. El Dios que busca al hombre. El Dios al que el hombre le interesa de modo extraordinario. El Dios que sigue ofreciendo felicidad y libertad. La vida tiene sentido nuevo y se puede disfrutar, y esto, gracias a Dios.

Si el hombre, según algunos opinan, es capaz, lamentablemente, de vivir sin Dios, el Dios que llega a Belén no puede vivir sin el hombre. Una madre, en alguna ocasión improbable, podrá olvidarse de su hijo. Dios del hombre, no. Todo esto ocurre en una cueva de pastores. En Belén ha nacido un Hombre nuevo, ha nacido en la noche, se ha hecho luz, que nadie apagará. Esto lo vive el pesebrista-belenista y necesita expresarlo. Por eso, cuando ha acabado el belén de este año, empezará a imaginar el belén del año próximo.

Y, por fin, el pesebrista-belenista es un «evangelizador». Ofrece a otros el Evangelio, esta Buena Noticia, y la comparte de la manera que él sabe. Es un mensaje que se ve. Es un mensaje siempre necesario. Está prestando un buen servicio a la sociedad de su tiempo. El que quiera entenderlo descubrirá en su obra un mensaje de Amor, de Paz. Descubrirá a Dios cercano, con la ternura de un niño nacido en Belén, la «casa del pan». Desde aquella noche de Navidad, el Pan se escribirá ya con mayúscula. El Pan es Jesús. Belén es artesa, donde ese Pan se amasó. Belén es ya ciudad de Dios. Ciudad sin puertas. Se entra sin llamar, sin cita previa, sin necesidad de carné de identificación. Casa de todos.

En pocos metros cuadrados, con la mayor sencillez y pobreza, con alegría de cantos, con amor sin medida, el amor de Dios a los hombres, el cariño inmenso de María, y con el cuidado delicado de San José, con la presencia gozosa de unos pastores vigilantes, se «realizó» el primer belén. Aquella noche Dios nos felicitó a todos los hombres, de todos los continentes y de todos los siglos y nos deseó la paz.

Todo esto, mucho más, porque es indecible, sucede en Belén, en el espacio del primer belén. Con una nota que siempre ha llamado la atención. No llega Dios con truenos ni relámpagos, ni con terremoto y estruendo. Llega en el silencio de la noche. Dios es un Niño. Es ternura. Se llama «Enmanuel». Es la máxima cercanía.

Han pasado más de dos mil años. La fuente de la que brota este misterio sublime no se ha agotado. Es más, siempre está manando agua fresca. Así lo contemplan sobrecogidos los belenistas-pesebristas. No se cansan de mirarlo, ni pueden dejar de recordárnoslo, de hacerlo vivo, de acercarlo a nosotros. Los ojos bien abiertos y también el corazón. Porque el buen pesebrista-belenista trabaja con el corazón.

Gracias, belenistas-pesebristas, por vuestro arte, por vuestra fe fecunda y por vuestro impresionante servicio evangelizador de cada año.

+ Victorio Oliver Domingo
Obispo Emérito de Orihuela-Alicante

Portada del libro "Belenes y Pesebres de España" coordinado por Augusto Beltrá Jover, editado por la Federación Española de Belenistas (2009)

Pórtico de Belenes y Pesebres de España, por Francisco José Pérez Moreno

16 Oct 09
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Pórtico de Belenes y Pesebres de España

Artículo publicado en el libro Belenes y Pesebres de España (2009) de la Federación Española de Belenistas

Portada del libro "Belenes y Pesebres de España" coordinado por Augusto Beltrá Jover, editado por la Federación Española de Belenistas (2009)Una de las tradiciones que más fuertemente ha arraigado en nuestra sociedad es la bella costumbre de montar el belén por Navidad.

Aprendemos a desearlo, quererlo y respetarlo desde muy niños, y al recuerdo infantil de colocación en el hogar familiar se van sumando otros muchos de adolescencia y madurez. Recibimos su legado de nuestros padres y nos desvivimos por trasladarlo a nuestros hijos.

El belén, como representación plástica de la venida de Jesús al mundo, ha cautivado a lo largo de su historia a santos y reyes, vivió momentos de gloria y esplendor, pero también tuvo que sufrir el embate de modas y otras costumbres, aunque a todo ello ha sobrevivido recobrando la importancia que nunca debería haber perdido.

Esta esplendorosa recuperación del belén ha sido posible gracias al continuado esfuerzo realizado por miles de belenistas, anónimas personas que supieron atesorar en su interior el ancestral regalo que de pequeños les fue transmitido por padres y abuelos, decidiendo dedicar parte de su vida a exaltarlo y expresarlo a través de grandes manifestaciones artísticas o modestas y amorosas recreaciones que son capaces de despertar en nosotros la ternura y reavivar el recuerdo de nuestros años mozos. Notables hombres y mujeres, desde finales del siglo XIX, decidieron unirse y compartir esta bella afición, creando las primeras asociaciones que a lo largo del siglo XX fueron expandiéndose por todo el territorio nacional para, llegado el siglo XXI, consolidarse aumentando su número considerablemente.

Las asociaciones belenistas españolas, además de fomentar y difundir el belén, han ido configurando con los años una serie de actividades culturales: formación de nuevos belenistas, charlas y conferencias, conciertos y veladas musicales, viajes culturales y recuperación de perdidas tradiciones, entre otras muchas que, aparte de enriquecer las programaciones navideñas de cada población, han aumentado ampliamente su patrimonio artístico, histórico, gráfico y documental.

Este libro abre las puertas de las asociaciones españolas que componen la Federación Española de Belenistas para que, quien lo desee, entre en ellas y -sorteando mesas de trabajo, atestadas de lápices, cuchillas, pinceles, bocetos y plantillas, planchas de corcho apiladas, botes de pintura, arcillas y sacos de escayola- compruebe cómo la ilusión, el laborioso esfuerzo, la hermandad, el cariño y el amor por lo que hacen se convierte en un inmenso caudal artístico que fluye generoso, se derrama y expande por todos sus recovecos, alcanzando a cada uno como gloriosa bendición del cielo para que así, año tras año, la plasticidad de sus primorosas recreaciones vuelvan a ser mensajeras entre los hombres del divino mensaje de paz.

Entrad sin miedo y conoced a estos abnegados hombres y mujeres que convierten su afición en apostolado y le dedican muchas horas de trabajo, que restan del descanso y del ocio. Manos anónimas que con su arte subliman la sencillez de un Nacimiento con el mismo amor que un Santo humilde les enseñó.

Traspasad el umbral y descubriréis que el belenismo puede llegar a convertirse en un arte complejo y completo, que emplea y desarrolla distintas facetas de las bellas artes: dibujo, pintura, escultura, modelado, restauración, así como otras disciplinas relativas a arquitectura, historia, botánica, vestimenta e indumentaria, electricidad, fontanería, música, informática…, todo ello para conseguir que sus obras impacten en el espectador y les transmitan el mismo amor, la misma ternura, el mismo cariño que ellos depositaron al construirlas.

En las páginas de este libro se manifiesta el universo particular de cada asociación, mostrándose una mínima parte de la ingente obra artística que ha generado nuestro colectivo. Muchas de estas obras merecerían estar expuestas de forma permanente en entidades y museos por su originalidad, creatividad y plasticidad; sin embargo, de gran parte de ellas tan sólo queda su imborrable recuerdo, la perenne huella dejada en la retina de quienes tuvieron la fortuna y la dicha de contemplarlas y la referencia histórica y documental a través de la instantánea fotográfica.

No ha sido baladí el ímprobo esfuerzo realizado durante años para conseguir un libro que dignificara y diera a conocer el mundo del belenismo. Soy consciente de que en su ejecución han intervenido muchas personas a las que, en nombre de todos los que componemos la Federación Española de Belenistas, doy las gracias por su interés y dedicación, especialmente a quienes en la última etapa de la obra se encargaron de su coordinación, de la redacción de los textos y de la supervisión histórica, documental y técnica del mismo, así como al equipo de maquetación y diseño de la editorial que nos trató con tanta amabilidad, consideración, respeto y paciencia.

Iniciar con mis palabras el recorrido por las páginas de este libro, ampliamente anhelado por todos los belenistas y que por fin se ha hecho realidad, me colma de una generosa satisfacción que no quiero dejar de compartir con mi antecesor en la presidencia de la Federación Española de Belenistas, que sembró la semilla y transmitió su entusiasmo a todos para que el proyecto avanzara y se consolidara.

Confío en que estas páginas cautiven a quienes las contemplen, descubran en muchas personas su vocación belenista y que, sobre todo, sean capaces de transmitir al lector el mensaje que nos legó nuestro Patrón, San Francisco de Asís, convertido en nuestro saludo fraterno: Paz y Bien.

Francisco José Pérez Moreno
Presidente de la Federación Española de Belenistas