En la tarde-noche de hoy, viernes 4 de diciembre de 2015, ante el numeroso público que llenaba la Iglesia Parroquial de San Pedro de Gijón, en un acto amenizado por el coro parroquial de San Pedro, dirigido por Calina Felgueroso, y el coro de Padres del Colegio de la Inmaculada, dirigido por el P. Pedro Cifuentes, D. Luis Roda García, magistrado, en la actualidad Juez Decano de Gijón, ha pronunciado el siguiente Pregón de Navidad.

Luis Roda García, magistrado, pregonero de la Navidad 2015 en Gijón (04/12/2015)
Las figuritas rotas del Nacimiento
«Me atrevería a asegurar que todos los que amamos los belenes hemos pasado a lo largo de la vida por una misma experiencia poco agradable que, además, seguramente se ha repetido en varias ocasiones. Me refiero a la mezcla de sorpresa y disgusto que se siente cuando, al desenvolver una a una las figuritas que habíamos empaquetado cuidadosamente después del seis de enero para que durmieran un año más, seguras y tranquilas en la oscuridad mullida y protectora de una caja de cartón, descubrimos que están «un poco rotas».
No se trata de averías totales, que habrían convertido la figurita en inservible, sino de algo concreto y limitado: aquí se aprecia que falta un trocito de la pata de un camello; allí se comprueba que ha desaparecido la mitad de un ala del ángel que se suele colocar sobre un arbolito a cuyo lado se situará un grupo de pastores en torno al fuego para protegerse del frío nocturno, y que tenía la misión de anunciarles que había nacido el Niño Jesús. Otras veces el desaparecido es un brazo de la lavandera que se coloca junto al río o el pequeño lago elaborados con papel de aluminio sacado de una tableta de chocolate y que, con un trozo de cristal encima, brillan como si la figurita estuviera lavando la ropa en plata líquida… en fin… Recuerdo especialmente que, en el Nacimiento que tenía de niño, una avería clásica descubierta a principios de diciembre consistía en que se cuarteaba y desprendía la masa de las patas de las ovejas, quedando al descubierto el trozo de alambre que servía de armazón, por lo que el animalito -que sin embargo conservaba íntegro su cuerpo de lana de barro pintada- parecía que, en lugar de haber salido de una caja de cartón, acababa de colocarse patas artificiales en una ortopedia.
Si el trozo desprendido estaba junto al resto de la figurita, la reparación resultaba más fácil; pero a veces sucedía que ese trocito había desaparecido -un nuevo misterio que añadir al anterior- y entonces se precisaba utilizar la imaginación para recomponer la figura sin apenas medios y conseguir que quedara bien; y todavía era necesaria más imaginación cuando, por falta de tiempo material, se decidía colocarla en el Nacimiento sin pasar por el taller casero de reparación, disimulando el defecto o intentando que no se notara demasiado.
La experiencia permite constatar que algunas figuritas concretas tienen mayor tendencia a averiarse, y muchas veces hemos sido testigos (cuando no los responsables principales) de esos accidentes domésticos que acaban en roturas y una pequeña tragedia doméstica. Las víctimas clásicas del siniestro suelen ser los ángeles, ya se sabe: falla la chincheta, falla el hilo de nylon, falla el nudo… o falla el control sobre el niño más pequeño de la casa que quiere comprobar si el ángel vuela de verdad o si allí hay truco -que sí lo hay-, y en consecuencia el ángel acaba «aterrizando» de manera brusca y muy poco artística, si bien en lugar de la crisma lo que se rompe es un ala o un trozo de la banda donde figura el «Gloria in excelsis Deo», porque no sé qué idioma hablan los ángeles entre sí, pero cuando escriben parece que lo hacen en latín, y de ahí el texto de la banda. Como saben, la profesión de «ángel del Nacimiento» es una de las más arriesgadas que existe en el belén, porque esas figuritas son -de entre las que tienen más tendencia a averiarse- especialmente propensas a sufrir accidentes laborales; pero… en fin, no debería desviarme del tema del que quería hablarles: de esas figuritas que aparecen con pequeñas roturas que nadie se explica cómo se han producido, sean ángeles o no, o sea que intentaré regresar al argumento de este pregón.
Cuando yo era niño, en el hall de la casa de mis padres había una hornacina decorativa en la pared que tenía forma de semicircunferencia. Debía medir, más o menos, un metro de largo y unos veinte centímetros de ancho, motivo por el cual los Nacimientos en aquella casa siempre eran «lineales»: el portal se solía colocar en un extremo, a la derecha o a la izquierda, y entonces las figuritas formaban necesariamente una especie de procesión, cada año en la dirección marcada por el lugar de honor que ocupaba el portal y la Sagrada Familia, y lo único que nunca variaba era el puente, el cual siempre quedaba en la mitad del recorrido. En esa «procesión», las figuritas nuevas y las que habían sobrevivido intactas a las misteriosas roturas ocupaban el primer plano, mientras que las damnificadas no dejaban de colocarse, pero siempre tratando de ocultar o, al menos, de disimular las averías que presentaban cuando no se había podido enmendar la avería: así, la lavandera manca era colocada de forma que el espectador solo viera el brazo bueno, y se disimulaba la falta de un trozo de pata en un camello aumentando la cantidad de musgo o paja que normalmente se disponía en torno al animalito. Por otra parte, frotando un trozo de tiza sobre el ala ya repegada del ángel caído se encubría un poco la línea de fractura, que cuando se utilizaba aquella famosa «cola de contacto» tendía a amarillear desagradablemente y, para que no se notara la diferencia de color, también se pasaba generosamente la tiza por el ala sana, motivo por el cual, con esa añadida palidez artificial, el ángel adquiría un aire un poco fantasmagórico. Otras veces se intentaba la recomposición utilizando miga de pan que, al endurecer, quedaba bastante sólida, pero era necesario colorearla (y eso ya no era tan fácil) para que aquellos brazos y patas recompuestos no tuvieran el aspecto tétrico de esos exvotos de cera que se dejan colgados en santuarios y capillas, como sucede -0 sucedía, porque hace tiempo que no voy- en la de La Providencia y que más que la capilla de un santo o de la Virgen parecen sugerir que la zona en que se colocan es algo parecido a la despensa de un ogro.
Pero… ¿saben qué es lo que más me llama la atención de todo esto?… Pues que en una época en que los cambios son vertiginosos -y no digo que sean cambios a mejor o a peor: me limito a constatar solo la rapidez con la que se producen- y que tantas cosas se quedan viejas en apenas días y horas, y que es posible adquirir fácilmente cualquier tipo de producto (incluidas las figuritas de Nacimiento), una buena parte de las personas que tienen un belén y lo ponen cada año siguen sin tirar las figuritas que descubren parcialmente rotas al inicio del tiempo de Adviento; antes al contrario: intentan recuperarlas y salvarlas en lugar de deshacerse de ellas, y vuelven a colocarlas en el Nacimiento pese a la pérdida accidental de parte de su anatomía.
Este comportamiento debe tener una explicación. Quizás la clave para encontrar la respuesta a este hecho sea la misma que nos permita llegar a comprender la esencia de la Navidad y todo su enorme contenido religioso y simbólico, ya que en la Navidad celebramos el nacimiento del Niño, y es un nacimiento que, como todos, acabará en una muerte, pero esta será una muerte especial porque será una muerte para la redención y la resurrección. No voy a entrar a analizar las circunstancias históricas que rodean el nacimiento de Cristo, ni tampoco pretendo incluir en la exposición aspectos y cuestiones teológicas en las que no soy experto. Ni siquiera me detendré en cuestiones muy discutidas, algunas interesantes y otras menos, entre las que se incluyen hasta las razones de quienes sostienen que el nacimiento tuvo lugar en Belén, y están enfrentadas a las de los que, a pesar de lo que figura en los Evangelios de Mateo y Lucas, afirman que el lugar de nacimiento de Jesús no fue Belén, pues un pregón de Navidad no me parece la sede más adecuada para reseñar tales teorías. En cambio, sí me interesa saber cómo y cuándo empezó a celebrarse la Navidad, y qué fue lo que impulsó esa celebración. Parece que la misma fecha de celebración de la Navidad -el 25 de diciembre-, fue establecida por el Papa Julio I hacia el año 350 y, según he leído, en los primeros tiempos del cristianismo no se conmemoraba el nacimiento de Cristo, por lo que la celebración fue posterior y quizás de ahí vino el conflicto sobre las fechas -ya que los Evangelios guardan silencio sobre ese tema- que el Papa Julio I zanjó definitivamente imponiendo su autoridad.
Pero resulta que, al fijar la fecha en el 25 de diciembre, se estaba superponiendo intencionadamente la Navidad cristiana a una festividad pagana que celebraba el nacimiento del sol o de una divinidad solar: en consecuencia, ya tenemos conectado el Nacimiento con la mitología pagana y con el ciclo de la naturaleza, es decir, el hecho histórico del nacimiento de Jesús con el devenir de las estaciones del año y la sustitución de los dioses antiguos. Esa realidad subyacente confiere al hecho de celebrar el Nacimiento un halo especial, porque, aunque la decisión haya sido adoptada por el Papa, en realidad habían sido los discípulos y seguidores de Cristo los que habían ido poco a poco olvidando o desplazando las viejas creencias y creando las condiciones adecuadas para que no solo se conmemorase la muerte y resurrección de Jesús (recordemos que los primeros cristianos celebraban la Pascua de Resurrección al mismo tiempo que la Pascua hebrea que conmemoraba la liberación del pueblo judío de la esclavitud en Egipto, hasta que en el primer Concilio de Nicea se produjo la separación), sino también su nacimiento, completando así, seguramente sin haber pensado en ese detalle, el ciclo vital de la naturaleza: el nacimiento se produce en la estación fría, al inicio del invierno, y la resurrección se celebrará en primavera, cuando la tierra florece y muestra todo su vigor creador aletargado durante el invierno. Por tal motivo, cada vez que colocamos en nuestras casas el belén, estamos evocando una de las fases de ese ciclo natural de nacimiento, muerte y resurrección.
Pero no basta lo que antecede para explicar el maravilloso misterio que rodea todo lo que tiene que ver con la Navidad y que acaba contagiando a cuanto se relaciona con ella, condicionando hasta la supervivencia de las figuritas rotas, que es el hilo conductor de este pregón. El propio deseo de los cristianos de celebrar el nacimiento de Jesús, que desconozco cuando surgió o cuando alcanzó su mayor intensidad, debía tener una finalidad que desbordaba la meramente conmemorativa de un hecho, y yo pienso que, de alguna manera, expresaba el anhelo de esa chispa divina que habita en todo ser humano de conectar con la divinidad de cuya naturaleza participaba, empezando por el aspecto más accesible por su sencillez: con la celebración de la llegada de un nuevo niño al mundo, pero dándose la circunstancia de que ese Niño era Jesús…
Como la Navidad es el crisol en que se funden las profecías de los profetas del Antiguo Testamento que anunciaban la llegada del Mesías y también el punto de partida del cristianismo, transcurridos más de veinte siglos de aquel acontecimiento es evidente que todo lo que aparece vinculado a la Navidad (las reuniones familiares, los regalos, la ilusión de los niños y de los mayores, el recuerdo esperanzado de los que están temporalmente ausentes, y el recuerdo melancólico de los que ya se han ausentado para siempre) está rodeado de un halo mágico que, a pesar de que todos nos zambullimos en el torbellino de compras, que tienden a rebasar los límites de lo razonable, y participamos en banquetes donde se consumen cantidades de dinero que en otros meses del año sería impensable gastar, impregna todo lo que está relacionado con ella, y por ese motivo nos cuesta muchísimo deshacernos de lo que tiene vinculación con ese tiempo tan especial que, cada vez que retorna, permite aflorar los buenos sentimientos con mayor facilidad que en otras épocas y, entre esas cosas y objetos están las figuritas del Nacimiento. A modo de ejemplo, y esto quizás lo recordarán las personas de más edad, antiguamente el pan no solía tirarse, y si se tiraba ese acto se ajustaba a una liturgia muy curiosa, vista con los ojos actuales: cuando el pan duro o sobrante no era aprovechado para incluirlo en la dieta de los animales de la granja o corral, rara vez acababa en la basura; y si había caído al suelo y se había manchado, antes de lanzarlo al cubo de los desperdicios se besaba. Sí, se besaba: yo lo he visto hacer muchas veces y, aunque me llamaba la atención ese gesto tan sorprendente, una vez asimilado el gesto y la costumbre todo se acababa viendo como absolutamente normal. Supongo que alguna relación tendrá ese trato especial que se aplica a determinados alimentos con el hecho de que el pan se utilice en la Eucaristía, y que es uno de los dos alimentos que se utilizan en el momento de la Consagración… -si bien lo cierto es que con el vino no he visto hacer el mismo gesto, solo con el pan… quizás sea porque el vino no se suele tirar-; sin embargo recuerdo que un estudiante sirio de medicina en Oviedo me dijo que ellos, los musulmanes, hacían lo mismo cuando el pan se caía al suelo o se estropeaba y ya no estaba en condiciones de ser consumido: primero lo besaban y luego lo tiraban a la basura, por lo que creo que ese beso de despedida al pan más bien tiene relación con el hecho de que el pan es el símbolo casi universal del alimento, no solo de la Eucaristía, y por ser el remedio contra el hambre, hasta cuando nos deshacemos de él se le brinda un saludo o beso a modo de despedida que, en realidad, es un signo de respeto, como las reverencias que se hacían en otra época a las personas revestidas de dignidades y títulos…
Como pueden comprobar, estamos rozando el tema de los símbolos más profundos, del anhelo de inmortalidad que tiene el ser humano y al que el cristianismo da una respuesta esperanzadora, que precisamente se vincula a ese Niño Dios cuyo nacimiento en Belén seguiremos conmemorando cada año, aunque nunca lleguemos a saber en qué fecha exacta sucedió. Y esas figuritas que se han roto espontáneamente o no, y que reparamos e intentamos salvar repetidas veces en años sucesivos, participan del fulgor de la Navidad, de nuestras alegrías y tristezas, especialmente las que se han producido y extinguido durante el año que transcurre desde que las envolvemos y guardamos cuidadosamente en cajas de cartón hasta que el año siguiente las sacamos de su lugar de hibernación para instalar un nuevo belén, y es cuando descubrimos las averías producidas en sus anatomías de barro. Al igual que nos sucede a nosotros, aunque no de la misma forma, las figuritas envejecen a nuestro lado y nos sirven de magnífico recordatorio de la levedad de la vida y de la velocidad con que la misma transcurre. Y como las figuritas de barro no pueden tener arrugas y achaques varios como los que padecemos los humanos, únicamente nos pueden manifestar su decadencia física y el transcurso devastador del tiempo fracturándose una pata, un brazo, un pico y hasta la corona de un Rey Mago de Oriente.
Incluso me atrevo a hacer una afirmación que quizás no sea fácil de aceptar sin más: las figuritas rotas del Nacimiento no solo nos recuerdan que la vida es poco más que un soplo, sino que, además, nos ayudan a fijar la atención en aquellas personas -de nuestra familia o entorno o ajenas a ellas-, que han sufrido en su propio cuerpo las consecuencias de la sinrazón o, simplemente, la crueldad irracional de otros. Me refiero, por ejemplo, a los niños y jóvenes de Camboya que han sufrido mutilaciones a causa de esas imperdonables minas antipersona y para quienes trabaja Monseñor Enrique -o Kike- Figaredo, el Obispo de Battambang. Me impresionó una entrevista publicada en diciembre de 2007, no sé si en El País o en otro periódico, donde hablaban varios de los niños y adolescentes a los que ayudaba Kike Figaredo. Yo la encontré en internet: en ella habla Chaneng, quien perdió las piernas y el brazo izquierdo al pisar una mina antipersona mientras con su hermano buscaba madera para hacer una casa, y, pese a todo, dice lo siguiente: «…Nuestro cuerpo puede estar discapacitado, pero nuestro corazón no lo está…«.
También hay otras personas que, de alguna manera, simbolizan las figuritas rotas de nuestros Nacimientos. Son aquellas que hemos conocido a lo largo de nuestra historia personal y con las que, incluso, hemos compartido aula en el colegio, en el instituto o en la Universidad, o el grupo de amigos, sin descartar a las que conocimos en el trabajo, y hasta aquellas otras con las que nos hemos relacionado sentimentalmente, y que, sin entrar a valorar los motivos de su descarrilamiento en esa línea férrea que es la vida, intuimos o sabemos que andan perdidos, y que necesitan alguna voz que, como una orden, les diga algo similar a lo que Cristo gritó ante la tumba de su amigo Lázaro, «…¡Lázaro, sal fuera!…«, para que abandonen su inmovilidad, recuperen la confianza en sí mismos y se libren de las mortajas y ataduras simbólicas que impiden que en ellos renazca la esperanza y que puedan llegar a comprender el sentido último de la vida. Quizás no sea yo el más adecuado para aconsejar abrir el propio corazón a quien lo pueda necesitar, porque debido a mi experiencia profesional tengo una visión que más bien se inclina hacia el pesimismo en relación a lo que es y a lo que hace el ser humano, así como en relación a los móviles de su conducta, premisas que no me ayudan a llegar a conclusiones demasiado halagüeñas al respecto, pues en la cabeza siempre me ronda ese refrán que dice que «…Por la caridad entra la peste…«; pero sucede que, al mismo tiempo y desde la primera vez que la escuché nunca olvidé una de las frases emblemáticas que pronunció el Papa Juan Pablo II (creo que fue al principio de su pontificado) y que, pese a la terrible decadencia física de sus últimos años, no parecía que hubiera renunciado a ella: «…¡No tengáis miedo!…» …No tengáis miedo…
Otra Navidad se acerca rápidamente a nuestras vidas y, después de unas semanas en que habrá un poco de todo… alegría, ruido, regalos, nostalgia… se alejará en silencio, casi como lo hicieron los Reyes Magos tras visitar y honrar al Niño Jesús, pues decidieron abandonar el país sin pasar de nuevo por el palacio de Herodes, quien se había mostrado muy interesado en obtener información acerca de aquel Niño y no precisamente con buenas intenciones. Pero como la vida es una gran escuela en la que siempre estamos aprendiendo, hasta el último día, habremos dado un gran paso adelante si nos reconocemos en esas figuritas de barro que a veces se rompen -como le sucede al ser humano en muchas y variadas circunstancias- y que hay que rehacer, del mismo modo que nosotros tenemos que sobreponernos a las adversidades; y daremos otro paso aún mayor si somos capaces de percibir a las personas que tenemos cerca y que, por diversos motivos, también han sufrido pequeñas o grandes roturas en su cuerpo o en su alma, y decidimos ayudarlas a reparar los destrozos.
¿Se corre algún riesgo al hacer esto? …Pues sí, es evidente. Ninguna actividad humana está libre de peligro, y no cabe descartar que nuestra labor nos ocasione más de un disgusto y varios dolores de cabeza. Pero la satisfacción de ver la figurita rota que hemos reparado para que pueda reintegrarse al belén, donde volverá a ocupar su sitio y a brillar, no tiene precio; por tanto, sin renunciar a la virtud de la prudencia, podemos guiarnos por las antes citadas palabras del Papa Juan Pablo II: «…no tengáis miedo… no tengáis miedo…» y seguir adelante. «…No tengáis miedo…» …Por alguna razón, creo que finalizar con estas tres palabras llenas de esperanza es una buena manera de concluir el Pregón.
Feliz Navidad a todos.»
Luis Roda García – Gijón, 4 de diciembre de 2015
Paz y Bien, Querida Familia Belenista:




Muchos de los elementos protagonistas de la Navidad aparecen en los evangelios canónicos o sinópticos; y también gran parte de ellos en los evangelios apócrifos y otros están basados en leyendas medievales.





¿Tiene sentido, pues, celebrar con alegría la Navidad nuevamente cada año, a pesar de tanto dolor, tantos sufrimientos e injusticias como asolan al orbe? ¿Por qué los belenistas volvemos a representar candorosamente las tiernas escenas del Nacimiento de Jesús en la cueva de Belén, del Anuncio del ángel a los pastores, del viaje ilusionado de los Magos de Oriente…?
Los belenistas sabemos que el belén difunde un mensaje que nos habla de humildad, como la de María aceptando la voluntad de Dios, ahora que sólo impera el afán de éxito, de triunfo, de imposición de nuestros intereses, pese a quien pese y caiga quien caiga. Un mensaje que nos habla de amor sincero, como el de María y José, como el de los pastores o los Magos, ahora que sólo el hedonismo está de moda. Un mensaje de sacrificio y resignación valerosa, como el de los Santos Inocentes, o el de la Sagrada Familia huyendo a Egipto, ahora que impera el egoísmo más atroz. Un mensaje que nos habla de hogar, como el de Nazaret, ahora que la familia está en crisis.
Se titula “Navidad” y fue editado en 1944 por la Regiduría Central de Prensa y Propaganda. Pulcramente imprimido en los talleres del Instituto Geográfico y Catastral, se trata de una obra sin firma de autor o autores, a cargo de la Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de las JONS.

















María Eulalia Nacimiento Menéndez nació en Oviedo hace 50 años. Después del bachillerato en el Colegio de las Dominicas, inició la carrera de Ciencias Económicas en la Universidad de Oviedo. Realizó distintos trabajos en Navarra y Asturias.

En asamblea anual ordinaria celebrada el día 15 de marzo de 2015, y reuniendo las características exigidas en la convocatoria y a propuesta de D. Alberto Cacharro como socio fundador y presidente, se propone le sea concedido el Trofeo Federación Española de Belenistas a ACOEG, Asociación de Comerciantes y Empresarios de Getafe.

Sylvie nació en París un 24 de abril de 1965, pero al poco tiempo sus padres se trasladaron a España, a Llíber (Alicante), y ha vivido siempre con un pie en Xàbia y otro en Llíber.

Nacido en Barcelona en el año 1942, hijo, nieto y sobrino de belenistas socios de la Associació de Pessebristes de Barcelona.

Las asociaciones logran las metas que se proponen gracias a la contribución indispensable de sus socios, a su asidua presencia en la sede social y a la entrega desmedida de quienes sienten y viven el belenismo con una intensidad que supera con creces cuanto se les exige como componentes de las mismas; este es el caso de quien ha merecido ser galardonado, a propuesta de la Asociación de Belenistas de Sevilla, con el Trofeo Federación Española de Belenistas 2015: Isaías Díaz Romero.

Nació en Valladolid, año 1974. Desde su más tierna infancia ha vivido dentro del mundo belenista, pues sus progenitores instalaban durante las Navidades un hermoso belén que era visitado por familiares, vecinos y amigos. De niño siempre le gustaba estar en primera línea y participar en su construcción. Pronto se responsabilizó del montaje, participando en concursos y siendo valorados sus aportaciones y buen criterio artístico.

Catalina Rullán Más nació y vive en Deià, Mallorca. Nieta e hija de pescadores, ha vivido siempre en contacto con la naturaleza y esto hace que sepa plasmar a la perfección los colores y formas de los elementos naturales al realizar sus maquetas.

Nació en San Fernando (Cádiz) allá por 1956. Criado y educado en las tradiciones cristianas, sus primeros contactos con el belén se los debe a su madre, a quien, desde su más tierna infancia, observa y ayuda a montar el nacimiento familiar.

Ricardo Rodríguez López, “Cuqui”, nació en diciembre de 1936 en Pola de Lena, aunque muy joven pasó a vivir a Ujo, siendo hoy en día uno de los personajes imprescindibles de esa localidad porque además de belenista ha sido variopinto en sus actividades: profesor, cantante de la Orquesta Royal, pintor de paisajes y bodegones…, pero a nosotros nos interesa su pasado belenista para proponerle a este Trofeo y vamos a detallar unas notas biográficas.

Nace en Alcalá de Henares, ciudad natal de Cervantes, en los inicios de los años 60, y en ella desarrolla su infancia y adolescencia, en el seno de una entrañable familia cristiana.

Enumerar hoy los méritos que pueda tener Pedro Pérez López para optar a este reconocimiento a nivel nacional, es hablar hoy por hoy de la misma asociación de belenistas de nuestra ciudad, pues es la persona que mueve los hilos para que funcione a diario, estando todo a punto para que las personas que nos visitan en la Casa Museo del Belenista puedan disfrutarla en inmejorable estado de revista durante los trescientos sesenta y cinco días del año.
D. Pedro Jesús Ramírez Iglesias, nacido en Jerez de la Frontera el 26 de enero de 1965, por motivos laborales reside en El Puerto de Santa María. Aficionado desde niño al belén, desde su llegada al Puerto está muy vinculado a nuestra asociación. Siempre se ha mostrado dispuesto a colaborar en todos los actos que organiza la misma.
Julia Zurita Ortuño nació en Madrid, pero se le considera ya una riojana de pura cepa, es una persona que siente el belenismo muy adentro y no concibe, ni tiene razón de ser para ella, una Navidad cristiana sin que se recuerde el gran acontecimiento de la venida del Niño Jesús.
Juan Antonio Pérez Payán nació en Jerez de la Frontera el día 10 de octubre de 1951 en la calle Balderramas n.º 3, en pleno barrio de San Mateo.
Ángel Ruiz Gómez es castellano por familia y nacimiento. Nativo de la localidad de Sahagún, creció en un entorno en donde los inviernos eran siempre muy fríos y las navidades casi siempre nevadas. Uno de sus primeros recuerdos de la Navidad es cuando iba con sus amigos a contemplar los escaparates de la media docena de tiendas donde se vendían las figuras de belén, tiendas donde con más o menos gracia se montaban pequeños belenes. Nuestro protagonista podía pasar larguísimos ratos contemplándolas, con su naricilla pegada al cristal.
Román Ocerin Gallastegui tuvo su primer contacto con la Asociación Belenista de Bizkaia en el año 2000 con su participación en el Curso de iniciación a la construcción de belenes, tras el cual se incorporó a nuestra entidad como socio de número el 23 de mayo de ese mismo año.
Luis Urtasun Alejandre, original de Madrid, llega a Guadalajara con 25 años, y es en la actualidad uno de los socios activos más longevos en la asociación. Ingresó en la misma poco después de su fundación, a mediados de los años 80 del siglo XX. Gran aficionado al belén y a su sentido más espiritual como representación del nacimiento de Jesucristo, no tardó en significarse como un gran coleccionista de “Misterios” y de figuras que cedía para las exposiciones de la asociación. A lo largo de su vida atesora importantes conjuntos étnicos de sus muchos viajes por el mundo, piezas únicas y colecciones que han ido viendo la luz a través de las exposiciones de la asociación. Suyos fueron varios de los belenes expuestos en la exposición “Tiempo de Navidad” del XLVII Congreso Nacional Belenista que organizó nuestra asociación en 2009, como la colección de belenes regionales de barro que conocemos todos como “cabezones” y singulares piezas de zonas como Tierra Santa, así como otros que ha donado a la asociación. Aparte de este coleccionismo, en los últimos años Luis se ha descubierto como un experto en pequeños complementos para el belén (troncos ardiendo para hogueras, palmeras, pintado de animales y otros enseres realizados por otros miembros de la asociación…).
Germán Iglesias Salamanca nació en Valladolid el 13 de abril de 1940. Desde niño siempre estuvo vinculado con el belén.
María Cristina Ferrer García aparece en nuestra asociación, en marzo del 2008, para conocernos y prestar su colaboración. Desde el primer momento se integra feliz y alegre entre todos nosotros y pasa a formar parte del emocionante y atractivo mundo del belenismo en la capital de España, que la vio nacer hace algunas décadas.
El pasado domingo 14 de junio de 2015, durante la celebración de la Asamblea General Ordinaria de la Federación Española de Belenistas (FEB), celebrada en Madrid, se dio lectura al listado de los 19 galardones concedidos en la edición 2015 del Trofeo Federación Española de Belenistas, tras el estudio de las propuestas realizadas por las entidades asociadas a la Comisión de Organización, Planificación y Economía de la FEB.
D. Diosdado Juániz Pérez, «Dady» para los que le conocíamos de cerca, falleció ayer 16 de septiembre de 2015 en San Sebastián. Expresidente de la
Fue galardonado con el Trofeo FEB en el XXXIII Congreso Nacional Belenista 1995, organizado por la Asociación Belenista “La Roldana” de Sevilla, y con la Insignia de Oro de la Federación el 10 de marzo de 1996.
Estimado/a Presidente/a:
Paz y Bien, Querida Familia Belenista:
La gran dificultad que siempre ha entrañado la construcción de una maqueta, de un plano en relieve, o de modelar pequeños objetos en miniatura (cestitos, ánforas, vasitos…), o de representar paredes de piedra, ladrillo, madera…, o de confeccionar diversos elementos como tejas, hierba, viguetas de madera, etc., ha contribuido a considerar estos quehaceres como exclusivos de personas hábiles, de auténticos mañosos.
Para conseguir transformarlo en la pasta que deseamos, debemos mezclar el polvo con agua y cola blanca de carpintero. Aproximadamente a 250 gramos de polvo añadiremos una cucharada sopera de cola blanca y un decilitro de agua.
Hay que laminar la pasta y lo haremos con la ayuda de dos plásticos gruesos (carpetas para documentos), introduciendo entre ellos una porción de la pasta preparada, aplastándola delicadamente con un rodillo o botella.
La pasta, convertida en láminas, se halla ya preparada para ser grabada, imitando piedras de sillería, ladrillos, madera, vigas u otros relieves que se quieran modelar.
Si necesitáramos aumentar el grosor de la lámina, sobreponiendo otros trozos sobre la primera, deberá darse primero cola blanca, a fin de que la segunda capa se adhiera con consistencia.
Las tejas
La hierba





















En Asamblea General se acuerda conceder a Dª Ana María Moya Teruel el Trofeo Federación Española de Belenistas por los méritos que se relacionan.

Nacido en Terrassa el 14 de noviembre de 1927 en el seno de una familia sencilla y trabajadora, vinculada en el tejido asociativo de la ciudad y relacionada con iniciativas de inspiración cristiana.







D. José Pérez Albert, nació en Chinorlet (Monóvar) en el año 1945. A los trece años se vino a vivir a Elche con su familia. Cursó estudios de Magisterio y es Licenciado en Geografía e Historia. Está casado con Finita García Linares, tiene dos hijas y una preciosa nieta, Elena. Actualmente jubilado después de 42 años de ejercer como Maestro y Director de los colegios Alcudia, El Pla, Centro Experimental El Palmeral y Els Garrofers, de Elche.





Nace en El Puerto de Santa María el 16 de diciembre de 1954. Y desde niño es aficionado al bonito mundo del belén, cultivando esta actividad durante toda su vida.

Nació en Logroño en el año 1954. Desde pequeño vivió unas Navidades con la presencia del belén en su hogar y todavía guarda con cariño las figuritas de ese belén. En el año 2007 ingresó en la asociación, y desde el primer momento se brindó a colaborar en todo aquello para lo que se le solicitara, siempre con un buen carácter y disposición, procurando mediar para que reine una buena armonía entre los asociados, algo tan fundamental para la buena marcha de una asociación. En el año 2012 entró a formar parte de la Junta Directiva, al ser uno de los que figuraban en la candidatura que salió proclamada tras la votación de la Asamblea.

Fernando Barroso Mora, nació en Jerez de la Frontera el día 6 de mayo de 1941 en la calle Merced nº 41, frente a la Basílica de la Merced en cuyo coro, de pequeño, formó parte.

D. Manuel Abelardo Suárez Herrera es belenista por tradición familiar. Nace en Gijón, en el seno de una familia belenista y desde su más tierna infancia tomó parte activa en la instalación del belén que se colocaba en su hogar. Recuerda que sobre los 12 años ya era él quien realizaba la instalación del mismo. Estos primeros belenes eran populares con figuras de plástico y de cacharrería. Transcurridos unos años más se decide a pintar unas figuras de marmolina para empezar a cambiar su belén.

Nacido en Madrid, el 27 de junio de 1951, Manuel Estévez Campillo es actualmente uno de los puntales de la Asociación de Belenistas de Guadalajara.

En la primavera de 2002 llega a la Asociación de Belenistas de Madrid nuestra querida Ana, para conocernos y ser un miembro más entre nosotros. Con su finura inigualable, simpatía y un corazón más grande que la elegancia de sentimientos que la reviste, pasa a formar parte del activo, emocionante y entretenido mundo del belén en la capital de España, ciudad que la vio nacer unas décadas atrás.

El horario previsto para las actividades de hoy domingo 12 de octubre de 2014 del 





Paz y Bien, queridos amigos belenistas:



Eugeni Barandalla Corrons








Joan Mestres i Baixas, el gran autodidacta, maestro belenista y figurista artesano, nació en Sant Joan Despí el 24 de abril de 1925, donde siempre ha vivido y fallecido hoy 12 de octubre de 2013.






El presente Reglamento se aplicará en los procesos de elección de los miembros de la Junta Directiva de la Federación Española de Belenistas (en adelante FEB).




La Asamblea General Ordinaria de la Federación Española de Belenistas, celebrada en Madrid en la mañana de hoy, domingo 9 de junio de 2013, ha aprobado la candidatura presentada por la 
Bases




El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, a iniciativa de su Servicio de Congresos y Turismo, acaba de publicar El Belén Monumental de La Florida (1962-2012) con motivo de su cincuentenario, un libro bilingüe (en castellano y en euskera), con textos de Arbat (Esther Durana y Tania Domínguez) (con investigación documental de Jesús Marcos Egido, colaboración de Emilio Ramírez Aldama y aportaciones de la Asociación Belenista de Álava) y con fotografías de Santiago Arina, Arqué (Federico Arocena y Gregorio Querejazu), Vicente Fernández, Jaizki Fontaneda, Quintas, Daniel Llano y la Asociación Belenista de Álava.
Hoy, 21 de noviembre de 2012, se ha puesto a la venta en todo el mundo el último libro escrito por Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, titulado «La infancia de Jesús», que en España ha sido editado por Editorial Planeta.





Paz y Bien, queridos amigos:

Paz y Bien, Querida Familia Belenista:




La Editorial AE (Agendas Escolares) presenta el libro titulado «Construye y monta tu belén», desarrollado y escrito por Manuel Ortega Rodríguez, que tiene el siguiente índice de contenidos y portada:





Paz y Bien, Querida Familia Belenista:
Paz y Bien, Querida Familia Belenista:





Paz y Bien, queridos amigos:


Como ejemplo de su extraordinaria riqueza, sirva de ejemplo el elemento más humilde entre todos sus componentes: la «figurita» o pequeña imagen que ha poblado los belenes domésticos y que se deteriora con el uso y el paso del tiempo.
Hoy ya no es posible reponer este tipo de figuras pues, a falta de demanda, han acabado por retirarse del mercado, salvo la escasa oferta de algunos alfares.
No menos interesante es la indumentaria, a veces fiel reflejo de la moda y los atavíos de nuestros abuelos, sea ropa femenina (moño de picaporte, zapatos de carrete, alpargatas, madreñas, polisones y tontillos de distintos tipos, dengues, refajos, delantales, etc.) o masculina (chaquetas, casacas, calzones, monteras, sombreros, faja, pañuelo, etc.), todo ello en contraste con algunas indumentarias fantásticas, como las de Heredes, los Magos, o las madres de la degollación de los Inocentes.





Los belenistas-pesebristas me merecéis todo el respeto y admiración.















José Caballero es nuestro personaje. Este basauritarra de Badajoz viene al mundo un 20 de diciembre de 1955 y fue para sus padres el «niñito» que ese año pondrían en el belén tradicional de su casa. Esta vez de verdad, auténtico.




Nace en un pueblo de la provincia de Álava en el año 1940 y desde muy pequeño su ilusión por Navidad era la de acudir a la iglesia y a la escuela para contemplar los belenes que allí se montaban, siendo esta ilusión la que le llevaría a dar sus primeros pasos en el belenismo, pues ya desde muy corta edad crea sus primeros nacimientos caseros con figuras recortables; más tarde, serían las figuritas de barro las que reemplazarían a las de papel y las que le irían acrecentando el interés por este arte, logrando montajes cada vez más complicados a medida que iba ganando experiencia.
Con la llegada de las fundadoras del Convento de la Purísima Concepción, de clarisas capuchinas, asentado en la ciudad de Palma de Mallorca en el año 1662, llegó a la isla la tradición del belén. Las monjas capuchinas de Palma han demostrado siempre una particular devoción y pasión por el nacimiento de Jesús y la plástica del belén.


La Asociación de Belenistas Castillo de la Luz (Las Palmas de Gran Canaria) solicita a la Federación Española de Belenistas se le conceda el Trofeo Federación al Gobierno de Canarias.

José Antonio nace el 23 de junio de 1964 en el seno de una familia profundamente cristiana; desde su infancia ya mostró evidencias de una vida entregada a los demás, comenzando su actividad con nueve años en el movimiento Scout Católico, en el que con 16 años ya era Responsable en el Grupo del Colegio de la Salle, y fundando el grupo Scout en la Parroquia de Los Ángeles, en la barriada El Palmar de Sanlúcar, lo que le acercó a la vida franciscana de manos del párroco, reverendo Padre D. Francisco Luzón Garrido de la Orden menor Capuchina; cumplida la mayoría de edad formó parte activa del movimiento de Cursillos de Cristiandad, organizando la última Ultreya en Sanlúcar y fundando la juventud de los Cursillos de Cristiandad en la localidad.
Nació en Villarrobledo el 10 de marzo de 1955, hijo de Juan Martínez Gento y Ángeles Caballero Gento, familia agrícola. Estudió en la escuela de primaria y en el instituto Virrey Morcillo. Casado con Teresa Martínez Parra a la que conoció de muy temprana edad, contrayendo matrimonio en el año 1980, con la que tiene 2 hijos, Juan Manuel y Pedro Antonio.
Hace once años, Santiago se acercó a la Asociación para hacer un cursillo de iniciación al belenismo y nos cayó la lotería.
Juan Estruch Bataller, Fray Conrado, nacido el 23 de marzo de 1926 en Ador (Gandía, Valencia), desde su infancia ya mostró evidencias de una vida entregada a los demás. A los 22 años entró a formar parte de la Orden de los Franciscanos Capuchinos.
Nace el año 1953 en el seno de una familia marinera, numerosa y muy conocida en su «Grau» (Distrito marítimo de Castellón).

Oriundo de Popayán Cauca, la tan querida tierra hispana de Colombia, crece Alberto en el seno de una familia de profundas tradiciones cristianas, viéndose inmerso en el mundillo belenista desde edad muy temprana, ya que en su hogar siempre permaneció fuertemente arraigada la costumbre del pesebre, junto a la tradición de rezar la novena de aguinaldo en las Navidades.

La Asociación Pro Salud Mental «Vivir»: un grupo de personas preocupadas por la salud mental en Cuenca, formado por familiares y profesionales, promueven e impulsan esta asociación.

Nace en Vitoria-Gasteiz el 10 de febrero de 1938. Como tantos y tantos belenistas, recuerda las fechas felices de su infancia y su ilusión por los belenes, ya que cada Navidad no faltaba en su humilde buhardilla vitoriana el nacimiento familiar, de corcho y musgo, de figuras toscas y sencillas con las ovejas con patas de alambre, ni el tradicional recorrido por las frías calles de la ciudad visitando los belenes de las iglesias y colegios.
D. Joan Maria Rius i Caulus nació en Barcelona el 16 de octubre de 1936, desarrollando desde muy joven una dedicación profesional en el ámbito del diseño y pintura, que muy pronto conciliaría con su gran afición al pesebre. No era ajeno este noble sentimiento al calor familiar, como en muchos hogares españoles, dándose el caso que en él se encontraban dos artes muy relacionadas: el manejo de los útiles afines a un mundo laboral dedicado a levantar casas, a otro, más íntimo, de construir pequeños escenarios donde situar los misterios de la Natividad.


Cuando en el desempeño de un cargo público se conjugan la eficacia, la cordialidad y el afecto, el político pasa a ser amigo y colaborador, mecenas y aliado. Don Miguel Valor Peidro ha sido durante muchos años Vicepresidente de la Excma. Diputación Provincial de Alicante y Diputado Provincial de Cultura, siendo en la actualidad Concejal de Cultura y Teniente de Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Alicante. Pero D. Miguel Valor Peidro es, sobre todo, no solo un gran gestor sino una extraordinaria persona, que trabaja eficazmente haciendo amigos entre todos aquellos a los que presta su cooperación.
Nació en Amaya (Burgos) en el año 1938. Está casado, tiene tres hijos (uno sacerdote y dos casados) y cuatro nietos.
José María Valle Sanz nace en Valladolid en el año 1947, en el seno de una familia profundamente cristiana y amante del belén, donde Josemari da los primeros pasos como belenista, ayudando a montar el nacimiento en el hogar paterno y, desde su tierna infancia hasta nuestros días, ha continuado montando el belén en su casa. Esta cristiana tradición se la ha trasmitido a su familia y en especial a su hijo Juan, que continúa con ilusión y fe la gran vena belenista paterna.
Mª. Carmen y Marisol, o Marisol y Mª. Carmen. Monta tanto, tanto monta. Desde hace más de una década ambas trabajan a favor del belenismo dentro de la Asociación de Belenistas de Pamplona. En todas las facetas que unas madres de familia pueden inculcar el belenismo, tanto dentro de casa como en la Asociación, llevan desde que formaron sus propias familias.












Paz y Bien, Querida Familia Belenista: